En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
En el fondo del mar todo está bien
El libro cuenta cómo se llegó de nuevo a 900 metros bajo el lecho marino para revisar el hallazgo.
A 900 metros de profundidad, los objetos del galeón se conservan. Foto: Armada Nacional
La verificación científica del hallazgo arqueológico del Galeón San José, que se hizo el año pasado, comenzó rindiéndoles un homenaje a las alrededor de 580 personas cuyas vidas terminaron el 8 de junio de 1708 en la llamada Batalla de Barú, cerca de Cartagena, cuando el barco, según las crónicas de la época, explotó en el mar y se hundió para siempre.
Un gran ramo de flores blancas fue ofrecido a la Virgen de la Caridad del Cobre y a la memoria de marineros, oficiales, sacerdotes, viajeros en general que iban en el San José y regresaban a España. Hubo una oración y se reflexionó sobre la vida y la muerte. Sobre el sin sentido de querer apropiarse de la carga de este barco de la Real Armada Española por parte de piratas ingleses a costa de daño y destrucción. Al final, todo se fue al fondo del mar.
Luego de esta pequeña ceremonia, el equipo que realizó la verificación científica empezó a trabajar. El objetivo era revisar cómo estaba este hallazgo arqueológico en el fondo del mar. Los cambios con respecto a lo que se conoció en el 2015 y 2018, cuando se anunció que se había encontrado el barco, no son muchos. Ahora, eso sí, hay más tecnología y se pueden ver mejor la gran cantidad de objetos que están a 900 metros bajo la superficie del mar Caribe.
Y toda esta labor está en el libro 'Galeón San José, I Campaña de verificación no intrusiva para la seguridad del Bien de Interés Cultural del ámbito nacional', que se puede ver en internet y que estuvo a cargo de la Armada de Colombia, el Ministerio de Defensa, la Dirección General Marítima y Cotecmar.
Leerlo y apreciarlo es, para aquellos que les guste la historia, un largo paseo submarino. Para ingenieros, arqueólogos y personas que han estudiado carreras relacionadas con los océanos, conocer el trabajo que hizo la Armada Nacional en cuanto a la información sobre esta verificación, los equipos utilizados y la sabiduría de los marinos a cargo. Y para todas las personas, una forma de acercarse a este patrimonio tan importante para los colombianos.
Detalle de uno de los cañones del Galeón San José. Por los nuevos videos se determinóo que fue hecho en Sevilla, España. Foto:Presidencia
Así lo ratifica el vicealmirante John Fabio Giraldo Gallo, director general marítimo: “Nos interesa que la información esté al alcance de los colombianos y de todas las personas que quieran saber más del galeón. Además, que llegue de manera clara y precisa, porque con el San José, desde su hallazgo, se han dado muchas causas aparentes y reales” y han aparecido más mitos y leyendas.
Los trabajos se realizaron durante 117 horas de inmersión de un vehículo remotamente operado (Remotely Operated Vehicle - ROV) y las dos plataformas de investigación fueron los barcos Roncador y Providencia “equipadas y utilizadas para la toma de datos oceanográficos e hidrográficos del yacimiento”, sigue.
Este trabajo se planeó durante dos años. La capitán de corbeta Gina Lorena Hernández Zárate, jefe del componente de gestión e información de seguridad y apoyo a la operación, que hizo parte del equipo que tuvo varias mujeres, contó que esta operación fue “un proceso que incluyó videos que luego se convirtieron en miles de fotos”.
Conocida como 'Ortomosaico', la operación del ROV en el fondo del mar produce un mosaico continuo y se lograron más de 60.000 imágenes. “Se ratificó lo más importante: el hallazgo no ha sido intervenido. Están las vasijas, los cañones, la porcelana, las espadas...”, agrega.
Porque entre las leyendas urbanas (o tal vez marinas) que se oyeron desde la inmersión inicial, era que incluso a tantos metros bajo el nivel del mar el galeón había sido saqueado.
“Ahí está todo el conjunto de lo que fue el galeón, que dice mucho de las vivencias, el comercio, las costumbres, de lo que generaba esa época para el país y el mundo relacionado con la historia”, dice el vicealmirante Giraldo Gallo.
Alrededor del hallazgo arqueológico la vida marina es muy dinámica Foto:Dirección General Marítima
Oceanógrafa de la Escuela Naval Almirante Padilla, Hernández siempre ha sido una apasionada por el mar. La carrera militar, cuenta, le llegó parte de padre y madre. “La llevo en la sangre”, dice.
La investigación, más allá del San José, sigue. “Desde el 2019, en los trabajos de monitoreo y registro se han encontrado más de 25 contextos de patrimonio sumergido, como anclas, timones y muelles, así como en las expediciones Sea Flower. Este año, en Cayo Bolívar, se hallaron tres contextos asociados: timones, anclas y un barco hundido”.
El vicealmirante Giraldo afirma que la Armada está capacitada para seguir haciendo el trabajo científico. “Colombia tiene un potencial por su historia. Las líneas de comunicación marítima se establecieron hace más de 500 años” y seguramente hay muchos más barcos y objetos en aguas dulces y saladas.
“Con la posible explosión del Galeón San José, se hundieron rápidamente los restos del estandarte de la Flota, llevándose consigo al fondo del mar el secreto de su voluminosa carga fiscal, así como la vida de aproximadamente 580 tripulantes que perecieron en el siniestro, incluidos los hombres de mar, los hombres de guerra y los particulares que realizaban el tornaviaje a la Península, ubicándose entre los primeros a los oficiales, suboficiales, marinos, médicos, cirujanos, sacerdotes, entre otros, relacionados con la vida a bordo, y las tropas de infantería para la batalla”, recoge el libro.
Vicealmirante John Fabio Giraldo Gallo, Foto:Dirección General Marítima
Esa carga, según documentos del Archivo General de Indias, incluía dineros para los salarios y los alojamientos de del Consejo de Indias, “dos cofres que pesan 289 marcos, 5 onzas, con objetos de plata dorada; una lámpara grande, un relicario grande y dos pequeños, con pedestal; una custodia dorada, un incensario con su vaso de incienso; dos cálices con patenas; un recipiente para unguento (sic), vinajeras y una pequeña campana (todo dorado); una corona; un vaso para aceite y un recipiente para agua bendita”, así como otros objetos y dineros para conventos, entre otros.
Se presume, además, que había carga de contrabando, porque era usual en esa época, como ahora.
Varios de esos objetos los pudo ver la capitán Hernández desde tierra. “Cuando bajó el ROV, los que estábamos en el barco, revisando el trayecto, no sabíamos a dónde iba a llegar. Y cuando se puso encima del sitio sentí una emoción indescriptible”, agrega.
“Muchos de los elementos perduran: las tazas chinas, jarrones, vasijas, cañones, y es maravilloso ver cómo siguen ahí, en buen estado, después de estar expuestos durante tantos años a las distintas condiciones del mar”.
Estos viajes son demorados, requieren de condiciones atmosféricas y del mismo océano para llegar, así como de distintos estudios del lecho marino en un lugar que prácticamente no tiene luz. Y de una gran pericia y conocimiento de quienes están en tierra.
Detalle de uno de los cañones del Galeón San José. Por los nuevos videos se determinóo que fue hecho en Sevilla, España. Foto:Presidencia
Estos recorridos tras el descubrimiento de América incluyeron, entre otros, el transporte de los esclavizados, los viajes de ida y vuelta de funcionarios, profesionales y personas que querían buscar fortuna, “las batallas navales, la interferencia de los reyes de Inglaterra, Francia y Holanda. Tenemos un escenario en el Caribe y el Pacífico que con el apoyo de la Dimar y el Ministerio de Cultura se empezará a inventariar”, sigue.
Para lograrlo, “es importante la formación de hombres y mujeres para tal fin, tener más capacidades tecnológicas y el asocio con otros ministerios, como Educación y Mintic, entre otros”.
Agrega que la unión con universidades también es fundamental para la formación en lo relacionado con el patrimonio cultural sumergido (ley que se aprobó en el 2013), así como recursos.
En su opinión, hay que estar abiertos para recibir asesoría “que garantice que todas las acciones que hagamos con ese conocimiento nos permita conservar lo que tenemos y descubrir nuevos patrimonios”, manifiesta.
En esta primera verificación científica ya hubo apoyos y consensos con universidades que capacitaron funcionarios. Además, participaron 21 investigadores y se contó con el respaldo de la Comisión de Antigüedades Náufragas.
El pasado 15 de diciembre, el presidente Gustavo Petro planteó el rescate del hallazgo. “Es probable, es nuestro querer —precisamente por el desarrollo de la actividad investigativa y de conocimiento (...)— el que podamos con el buque ARC Simón Bolívar, con estos hombres y mujeres, sacar el Galeón San José”.
Para el mandatario, “en su cargamento puede haber buena parte de la historia nacional, entre ellos aspectos de la época de la colonia y también los sistemas que se utilizaban en aquel entonces para llevarse el oro, la plata, los tesoros de estas tierras”.
El galeón San José fue hundido el 8 de junio de 1708 en el Caribe colombiano. Foto:Ministerio de Cultura
En su intervención catalogó el proyecto “no solo como la principal obra de la industria naval del país con el buque más grande hecho en Colombia, un barco de investigación, de la ciencia”.
Por lo pronto está el libro para que muchas personas conozcan el hallazgo arqueológico a través de sus fotos y también los procesos que llevaron a buen término esta primera verificación.
Hasta el momento no hay una lista de los pasajeros que llevaba el barco, pero de la tripulación se sabe que había un capitán general y almirante, el maestre, el gentilhombre, un piloto encargado de las maniobras náuticas; el contramaestre, el guardián, el despensero, el mayordomo, el tonelero (istraba las raciones de agua y vino), así como marineros, grumetes y pajes, carpinteros, calafates, buzos y veleros, barberos, médicos y boticarios, según documentos del libro.
En el libro, los integrantes del equipo no dejan ver sus caras. Son los hombres y mujeres que día a día cuidan este hallazgo, que sigue bien conservado en el fondo del mar.