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Íngrid Betancourt y Juan Manuel Santos y ‘Una conversación pendiente’
La presentación del libro en Madrid tuvo la presencia del expresidente Felipe González.
Ingrid Betancourt y Juan Manuel Santos en Madrid conversando acerca de 'Una conversación pendiente'. Foto: AFP
“Uno mira objetivamente hacia el futuro para ver si va a haber movimientos como los que hemos tenido durante 200 años para tomar las armas con el fin de lograr al poder -y piensa que- eso no lo vamos a ver: la violencia que estamos viviendo en este momento — la inseguridad, el asesinato de líderes sociales, de ambientalistas— no es la violencia típica de querer acceder al poder a través de las armas, sino la del narcotráfico, la criminal y, en el caso de los líderes sociales, es por intereses de terratenientes o ganaderos que quieren deforestar para ampliar su frontera agrícola”, afirma el expresidente Juan Manuel Santos.
En la presentación del libro ‘Una conversación pendiente’, que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Madrid el martes, aseguró que ese es el resultado de haber alcanzado el acuerdo de paz en Colombia durante su gobierno.
Santos citó al historiador Jorge Orlando Melo, cuya idea es que ese ciclo de violencias que se han vivido en el país desde la Conquista, se cerró con el acuerdo.
La visión del futuro inmediato de Colombia de Íngrid Betancourt, también presente en el lanzamiento del libro publicado por Planeta, puesto que se trata de una conversación de ellos dos con el periodista Juan Carlos Torres, también tiene un tinte positivo. “Creo que por primera vez, porque tenemos la paz y porque hubo la pandemia y la pandemia para Colombia puede ser reveladora. Los jóvenes se van a volcar a las urnas y eso va a cambiar el panorama político del país”, dijo. “Por primera vez podemos enfrentar políticamente la corrupción en Colombia como un proyecto político y no como simplemente una cosa de justicia; como un proyecto de sociedad”, aseguró.
Ingrid Betancourt y Juan Manuel Santos en Madrid conversando acerca de 'Una conversación pendiente'. Foto:AFP
Ella cree que “Colombia tiene que acabar con la corrupción”. Considera que “la polarización es interesante porque es una cortina de humo: se necesita tener rivales que se puedan odiar para tener la posibilidad de, a través del odio, promover soluciones políticas caudillistas, personalistas, que estén montadas sobre un sistema de perpetuar los males de nuestra democracia”.
Vista al pasado
De esta manera opinaron Santos y Betancourt respecto al futuro político de Colombia, en un encuentro que miró, sobre todo, al pasado.
En una charla moderada por el periodista Emilio Sanz, recordaron las experiencias que cuentan en el libro: las circunstancias políticas de Colombia cuando secuestraron a Betancourt, los años de cautiverio, la Operación Jaque en la que fue rescatada en compañía de otros compañeros, encuentros anteriores que habían sostenidos ambos durante sus carreras políticas.
Los jóvenes se van a volcar a las urnas y eso va a cambiar el panorama político del país.
Hablaron, incluso, de sus creencias religiosas. Santos contó que en el día de la liberación le pidió a su mujer que fuera a donde la Virgen Milagrosa, ya que estaba en París, a rezar por algo que no podía contarle. Cuando ella terminó el encargo, se enteró de que a Betancourt la acababan de liberar.
Betancourt, por su parte, narró sus sentimientos de cercanía hacia el Sagrado Corazón, a quien su padre la encomendó la última vez que lo vio.
La paz hoy
También se refirieron al presente de Colombia.
“El acuerdo marcha con dificultades, con obstáculos porque este gobierno no ha sido el más entusiasta para implementarlo”, dijo Santos, e hizo alusión a una cita que, según él no es del Quijote, aunque se la atribuyen: “Los perros ladran, luego cabalgamos”.
Explicó que la paz se firmó “con el movimiento guerrillero más antiguo y poderoso en ese momento del hemisferio occidental —las Farc—, y esa paz ha funcionado”. Para demostrarlo, aseguró que “el 92 por ciento de los guerrilleros que se desmovilizaron y entregaron sus armas siguen en el programa y nadie piensa en este momento que van a volver a tomarlas”. Agregó que ahora se están reintegrando a la vida civil.
“En ese sentido está funcionando muy bien”, dijo, pero “algunos quisieron politizar la paz y eso es fácil hacerlo porque un acuerdo de paz se resume en dónde traza uno la raya entre justica y paz”. Es decir, cuánto está dispuesta la sociedad a sacrificar en términos de justicia para conseguir la paz. Cada extremo tira para su lado. “En el caso de mis adversarios políticos, aprovecharon el proceso para tomar una bandera política fácil de vender: ¿cómo es posible que comandantes guerrilleros que cometieron crímenes de guerra y de lesa humanidad estén hoy en el Congreso sin haber pagado un día de cárcel?”. Para Santos, “eso suena bonito desde el punto de vista de discurso político”. Sin embargo, está convencido de que se trata de “sofismas”.
Defiende que el de su gobierno “fue el primer acuerdo en la historia en que las dos partes se ponen de acuerdo en crear un tribunal de justicia especial y someterse a él”. Tras menos de cuatro años de haber puesto en marcha la justicia transicional, se muestra satisfecho con los logros: “los victimarios han reconocido los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra, han pedido perdón, y van a ser sancionados por una justicia restaurativa hacia las víctimas”, resumió.
Tras cerca de una hora y quince minutos, finalizó el encuentro, al que asistieron personajes de la vida política como el expresidente español Felipe González, pese al aforo limitado y la lluvia que cayó sobre Madrid. Durante los próximos días, Santos y Betancourt continuarán con la promoción del libro en España. El viernes participarán en el Hay Festival de Segovia.