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La Muchacha: ‘No me gusta ser indiferente’
En entrevista con EL TIEMPO, la artista manizaleña habla de su nuevo álbum 'Más canciones crudas'.
En ‘La sentada’, canción de este álbum, La Muchacha se cuestiona su posición de privilegio y comodidad. Foto: Andrea Moreno. EL TIEMPO
Isabel Ocampo es La Muchacha, es una cantautora que se caracteriza por componer música alternativa y revolucionaria, llama la atención acerca de diferentes situaciones sociales y políticas y al tiempo le canta a la vida misma, a la naturaleza, a la gente. Transmite sus emociones y pensamientos de inconformidad, de amor y iración por medio de canciones sinceras y poderosas.
Luego de debutar con Polen (2018), la artista llega con su tercer álbum Más canciones crudas, el segundo volumen de Canciones crudas (2020), en el que sigue explorando los ritmos folclóricos colombianos, y narrando la vida de una forma particular con una mezcla entre lo sencillo y sutil y la complejidad de sus contundentes letras, que estremecen a quienes las escuchan. La parcera, La sentada, Canción del hecho confuso, Arrollito y La dolorosa son algunas de estas.
La Muchacha contó a EL TIEMPO acerca de Más canciones crudas, que, al igual que su anterior álbum, fue producido a través del sello In-Correcto, tanto en su grabación, concepción gráfica y distribución, y está disponible en todas las plataformas digitales.
¿Qué trae de nuevo o de diferente este segundo volumen?
La idea es seguir dándole rienda suelta al concepto de las canciones crudas, que tienen que ver con el concepto de lo crudo por la sencillez del formato, y digamos que por los asuntos sociopolíticos y medio de vísceras que traen las canciones, de todas estas letras que pretenden hablar de lo que no se habla, del inconformismo y de la cruda realidad en la que vivimos. Por eso esta es la continuidad de todas estas historias, que se vienen gestando desde el 2020 con el primer volumen.
En Canciones crudas le canta a la naturaleza, a los ríos, al agua, a la tierra, al campo, a los trabajadores, a la situación del país, la felicidad, a la vida. ¿A qué y a quién le canta en esta nueva entrega?
Siguen siendo los mismos temas, porque creo que nunca es suficiente seguir hablando de ese asunto. Con este segundo volumen hay una canción para la chucha, que son los marsupiales que tenemos en Colombia; hay una canción como para sentirse tranquila, libre y reconciliada con la naturaleza (La parcera); está la Canción del hecho confuso, que es la de todo el asunto de los mal llamados ‘falsos positivos’. Entonces, es como una cosa que oscila entre muchas diferentes situaciones que siguen siendo correspondientes a toda esa idea de cómo yo veo la vida y cómo la transmito y la desgloso. Son los mismos temas. Por eso decidimos hacer dos volúmenes, porque hay bastantes canciones enfocadas hacia estos.
En La sentada habla claramente de la guerra y la corrupción, y toca un poco el tema de las masacres, importante en un momento tan crítico para el país. ¿A qué hace referencia exactamente?
Sí, aunque más que dirigirse a una situación específica del conflicto armado colombiano o de la guerra en la que nosotras y nosotros vivimos sumergidos, es pensar en la idea de cómo sentimos esa temática y cómo la vemos desde nuestras situaciones de comodidad y nuestras situaciones de privilegio. En mi caso no quiero ser indiferente, y por eso la frase: “Y yo aquí sentada, y todo tan paraco, y yo aquí sentada y aquí parchada, y todo tan desaparecido y tan debajo de la tierra”, que es como cuestionando también mi posición de estar ahí sentada en la cama haciendo canciones, pero entender de repente, también, que son palabras necesarias para mí y para otras personas que se han sentido identificadas con ellas.
La voz y la guitarra de La Muchacha le bastan para llenar escenarios, por más grandes que parezcan. Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
Porque creo que muchas somos las que nos hemos preguntado qué hacer y cómo actuar desde esos mismos lugares de privilegio, donde la comodidad no se te vuelve una cosa que se queda ahí permanentemente, en la que tú no haces nada, sino que antes detona la idea de que tienes que salir de ella, de que te tienes que parar de esa cama y te tienes que poner en función de lo que está pasando. Y es eso, es como cuestionar esas posiciones que tenemos frente a lo que está pasando y la idea de no ser indiferente.
De nuevo con su voz, sus composiciones y su guitarra, ¿por qué ha decidido mantenerse en este formato?
Siento que es un formato que cuestiona mucho las seguridades que yo tengo, qué tan segura estoy de lo que estoy haciendo y cómo me enfrento yo a la idea de estar sola en el escenario, parada frente a un micrófono, en cualquier escenario y con una sola guitarra. Es tratar de hacer que toda esa propuesta sea suficiente y sea capaz de llenar los espacios por más grandes que parezcan. Digamos que no me trama tanto la idea de la producción y la parafernalia, de tener un combo increíble donde haya un montón de sonidos diferentes, sino a seguir agotando esta idea de encontrar un montón de cosas en esa simpleza de la voz y la guitarra.
Siento que es un formato que permite prestarle atención a unas cosas específicas, permite generar un foco chévere. Y, pues, me pregunto mucho por el miedo de estar ahí sola, de combatir un poco el que los otros y las otras te subestimen por esa misma soledad y sencillez, como: ‘¿esta qué viene a hacer acá sola?, ¿por qué no tiene una trompetica, un tamborcito?’, y es como: ‘no, pues mira, es esto y esto es lo que hay’. Y digamos que me gusta mucho la relación que tiene la grabación en estudio con el en vivo: no hay diferencia, es lo mismo, es el mismo formato, es lo único que están escuchando; si me desafino y si me equivoco, es lo que hay, no hay nadie más que se haga responsable sino yo. Entonces me ha parecido chévere el reto, es un reto bastante grande.
La incomodidad, la inconformidad, la sensatez; no tener pelos en la lengua para decir las cosas, sea lo que sea, y, pues, el no ser indiferente, eso es lo que más ha tallado la obra de La Muchacha
¿Qué fue lo que más la inspiró al momento de escribir las canciones? ¿Qué fue eso que dijo como: ‘bueno, en este álbum tengo que hablar sobre estos temas'?
Siempre es muy relativo, siempre es bastante diferente la motivación porque son tantas cosas que le pasan a una en la vida, en la cotidianidad, que es imposible para mí definir que sea una sola cosa. Lo que más me interesa es la interpretación que le estoy dando yo a esas situaciones, como a lo que más le presto atención, en qué colores lo determino, como un ‘no quiero decir las cosas explícitamente’… es un juego permanente, es un asunto de maximizar los detalles de esas situaciones, de ser muy descriptiva.
Pero me mueven muchas cosas, me mueve la rabia, el paisaje, mi casa, mi mamá, mis amores diferentes, que no son lo más congruente con el amor romántico. Siento que yo tengo muchos amores y son muy diferentes a eso, el páramo es uno de esos amores, las flores, los perros; hay un montón de cosas que me motivaban y es muy difícil ponerlo en una sola, es prestarle atención, maximizar y amplificar esas situaciones con las canciones.
¿Cuál es el mensaje que engloba lo que quiere transmitir La Muchacha?
La incomodidad, la inconformidad, la sensatez; no tener pelos en la lengua para decir las cosas, sea lo que sea, y, pues, el no ser indiferente, eso es lo que más ha tallado la obra de La Muchacha, que no me gusta ser indiferente, no solo a la guerra y al conflicto, sino a los propios sentimientos que yo tengo, aunque no los manifieste como de una manera tan constante ahora. Siento que yo no atiendo tanto a mi universo interior como lo hace mi parcera Briela Ojeda, por ejemplo. Siento que siempre estoy muy afuera, hay muchas situaciones del afuera que estoy representando, no estoy hablando tanto de lo que a mí me pasa, sino de lo que pasa con otros y otras.
¿Cómo influye La Muchacha con su música en una sociedad como la colombiana?
Uy, juepucha. No sé si influir es la palabra, pero yo creo que lo que se está haciendo con este proyecto es amplificar lo que sucede con muchas situaciones del país, yo creo que puede estar haciendo preguntas interesantes que me las hago siempre a mí misma primero y luego las comparto con las canciones a un público que quiera escuchar y que va a poder recibir esa información. Yo creo que es cuestionar, cuestionar el oficio, mi posición como mujer y las maneras de construir las canciones, que son muchas.