En mi última columna del 2022 prometí continuar con las recomendaciones al Niño Dios cultural sobre el proyecto de Ley de la Música que se tramita en el Congreso.
El texto aprobado en el debate del 14 de diciembre de 2022 contiene puntos que hay que analizar. En el artículo 7 donde se establecen las fuentes de financiación de esta ley, se incluye un rubro discutible que les quita a las sociedades de gestión una parte considerable de sus ingresos: “Los recursos recaudados no distribuidos por sociedades de gestión colectiva de derechos de autor y derechos conexos del sector de la música”.
Esos dineros provienen de las obras no reconocidas o no registradas en ninguna sociedad, que se deben reservar hasta por tres años en caso de que aparezca el titular de la obra.
Esta disposición es abiertamente confiscatoria de los recaudos que las agremiaciones de compositores vienen gestionando desde sus inicios. No solo desconoce los tratados internacionales que amparan esos recaudos y sus métodos de distribución, también se infringen esos acuerdos con esta absurda pretensión.
Además se desconoce el costo que representa para las sociedades de gestión el cobro y la istración de sumas que favorecen a muchos afiliados en dificultades.
Así como esta medida, en la reforma hay muchas otras que pretenden intervenir a las sociedades de gestión, no se sabe si con el fin de limitar sus funciones o debilitarlas para el beneficio de otros músicos que no hacen parte de ellas, falta ver.
Respecto a la destinación de los recursos generados por esta ley, se habla con ingenuidad de invertirlos en “formación, dotación, creación, circulación, producción y emprendimiento”.
Los autores del texto quizás desconocen el destino que tuvo la dotación de muchos instrumentos musicales en algunas regiones: los profesores se “apropiaron” de ellos para sus toques y sus alumnos se quedaron con los instrumentos en mal estado.
Se pretende establecer cuotas de artistas y repertorio local en festivales, medios y en salas que van a perder su autonomía de programación. Eso ya lo viene haciendo la gran mayoría de teatros y eventos sin que una ley se lo exija. En resumen, hay buenas intenciones en esta ley pero muchos puntos por pulir para que sea beneficiosa para todos.
Aquí encontrarán el texto: https://www.camara.gov.co/ley-de-la-musica.
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MÚSICO Y CRÍTICO MUSICAL
Para EL TIEMPO