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Maruja Vieira: adiós a la gran dama de la poesía colombiana
Ella revolucionó con sus versos e ideas e impulsó la creación literaria en el país. Perfil.
Hay luto en el ámbito cultural por su muerte ayer. Tenía 100 años. Foto: Claudia Rubio. Archivo EL TIEMPO
Como si se tratara de su último acto poético en vida, el corazón de la maestra Maruja Vieira dejó de latir a los cien años. Rodeada del amor de su hija, la también poeta Ana Mercedes Vivas, los últimos días recibió cuidados en la Clínica Marly, en un adiós anunciado por su cuerpo ya cansado.
Era la poeta viva más importante de Colombia, protagonista y testigo de una época de cambios y única sobreviviente del grupo de 'Los Cuadernícolas', que transformó la poesía nacional al alejarse de las temáticas clásicas de los versos tradicionales y empezar a tratar temas de la cotidianidad, del mar, la naturaleza, los sueños, una exaltación de lo sencillo.
A ese grupo, que se reunía en las tertulias del Café El Automático, en la Bogotá de los 50, era una de las pocas mujeres que tenía ingreso, compartiendo charlas y discusiones con otros poetas del grupo como Álvaro Mutis, Fernando Charry Lara, Jorge Gaitán Durán y Rogelio Echavarría. Reuniones a las que además asistían los pintores Fernando Botero, Omar Rayo, Alejandro Obregón e Ignacio Gómez Jaramillo, y los escritores Germán Espinosa y Gabriel García Márquez.
Poeta colombiana Maruja Vieira- María Vieirra White (
Maruja Vieira). Poeta, periodista y catedrática colombiana. Foto:Cortesía Gilma Suárez / Fotomuseo
Maruja Vieira nació en Manizales el 25 de diciembre de 1922, hija del coronel Joaquín Vieira Gaviria, que peleó en la Guerra de los Mil Días, de ascendencia inglesa por parte materna, pariente del general Rafael Uribe Uribe y hermana del líder del Partido Comunista Gilberto Vieira. Escribió el que consideraba su primer poema a los quince años, homenaje tras la muerte de su abuela Rita Uribe Uribe.
En 1943 apoyó la visita del Nobel Pablo Neruda, que tras leer los poemas que firmaba con su nombre de pila: María Vieira White, la bautizó artísticamente como Maruja. Su primera edición de versos vio la luz en 1947, con el título de Campanario de lluvia.
Residenciada en la capital, vivió El Bogotazo cuando trabajaba en los almacenes J. Glottman. Entonces, en un acto poético, ató la bandera con su cinturón negro y la exhibió en la vitrina del almacén, como muestra del luto nacional. En 1950, agobiada por la persecución política, se exilió en Venezuela, presentó en televisión un programa de periodismo cultural de la mano del director de cine Roman Chalbaud y fue amiga del Nobel Alejo Carpentier.
Miguel Ángel Asturias, Arturo Uslar Pietri, Nicolás Guillén, León de Greiff, Elisa Mújica, Meira del Mar, Dora Castellanos y Matilde Espinosa eran parte de su selecto grupo de amigos. Fue columnista de El Espectador, EL TIEMPO, El Siglo, El País y diarios de Caracas.
Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura 2012. Foto:Archivo particular
Trabajó por la obtención del voto femenino y en 1952, ante la insistente y fastidiosa pregunta de por qué no se casaba, escribió una columna que fue respondida a la semana siguiente por García Márquez en un texto titulado 'La importancia de llamarse Maruja': “Honor demasiado estrepitoso y apabullante para sus complejos”, dijo el Nobel para explicar el terror que a muchos hombres les significaba estar con una talentosa y reconocida literata que los podía llevar a perder su identidad para convertirse en ‘el esposo de…’.
Fue de las fundadoras de las revistas literarias Guion y Mito, que permitieron modernizar la poesía colombiana al publicar escritos de literatos nacionales y otros como T.S. Elliot, Octavio Paz, Simone de Beauvoir y Arthur Miller. Mito tuvo la primicia al divulgar La hojarasca, de Gabo.
En 1959 se casó con el también poeta José María Vivas Balcázar y ocho meses después quedó embarazada y viuda. Un infarto la apartó de la vida feliz y la dejó suspendida en un amor al que hasta sus últimos días dedicó profundos poemas.
“Periodista, feminista y poeta”, siempre respondió cuando le preguntaron quién era. Con más de veinte libros publicados, fue miembro honorario de la Academia de la Lengua y Correspondiente Hispanoamericana de la Real Academia Española. En Chile le otorgaron la Orden Gabriela Mistral en grado máximo, fue Vida y Obra del Ministerio de Cultura en 2012 y en septiembre pasado el Gobierno actual la reconoció con la Orden Nacional al Mérito en grado de Gran Cruz.
Es la única sobreviviente de Los Cuadernícolas, el grupo literario del que hicieron parte Mutis, Charry Lara, Gaitán Durán y Echavarría. Foto:Olga Lucía Jordán
Para su centenario, en diciembre, cien personajes de la cultura, gente del común, estudiantes y amigos leyeron cien de sus poemas en una ceremonia virtual. Como uno de sus últimos actos, donó toda su biblioteca a la Universidad de Caldas, con libros firmados por Neruda, Rafael Alberti, sus álbumes de autógrafos, el soneto que Miguel Ángel Asturias y Miguel Otero Silva le escribieron, el verso que le dedicó Nicolás Guillén y el trozo de un concierto manuscrito que le hizo Heitor Villa-Lobos.
Toda la obra de Maruja Vieira está en la página web y los fondos abiertos y gratuitos de la Biblioteca Luis Ángel Arango.