Paula Moreno se puede sentir orgullosa de sus tutores. Desde su mamá, una abogada que siempre le ha enseñado a seguir adelante y cumplir sus metas; su abuelas, tías y primas de Santander de Quilichao, Cauca; las cantadoras del Pacífico colombiano, como Inés Granja, y Malcolm Deas, el historiador.
Moreno es la misma persona en La Chorrera, en el Amazonas; sentada desayunando con las cantadoras de la Red del Pacífico Sur, en Timbiquí, o en la junta directiva de la Fundación Ford, en Nueva York, de la que hace parte.
Es la nieta, la sobrina y la hija de unas mujeres que la empoderaron desde niña, pero que nunca le dijeron que ser afro era un problema, eso no existía en su casa de Bogotá, donde Paula Moreno creció y se convirtió en una ingeniera industrial que siguió estudiando fuera del país en universidades como Cambridge, en Inglaterra, o en MIT y Yale, en Estados Unidos.
“Yo no soy solo Paula, soy el fruto de una comunidad, de un equipo que me acompaña y de personas que me ayudan a crecer”, dice Moreno, quien hoy presentará su libro El poder de lo invisible, a las 7 p. m., en el Gimnasio Moderno de la capital.
Soy el fruto de una comunidad, de un equipo que me acompaña y de personas que me ayudan a crecer
Moreno fue ministra de Cultura y en el libro cuenta cómo fue enterarse de este hecho, luego de darse cuenta de que tenía más de diez llamadas perdidas en su celular de la Presidencia de la República.
Son varias páginas que hacen reír porque para ella lo más importante eran sus discos de salsa, no estar pendiente del teléfono, pero fue un cargo que la llevó a enamorarse de corazón de las culturas indígenas y negras del país y a valorar las tradiciones de sus ancestros.
Por eso, ahora Moreno quiere que su libro, que ya está a la venta en librerías, les llegue a todas esas personas para que resalten todo su potencial, que lo tienen.
“Todos somos temporales, pero también tenemos cualidades de liderazgo. Por eso, yo creo en el poder de las comunidades excluidas y lucho para que ese liderazgo de los jóvenes no se pierda”, comenta.
Su libro también muestra que hay discriminación y desigualdad, “pero en esas periferias hay muchas respuestas y tenemos que dejar de mapear lo negativo que hay en ellas”, comenta.
Quiere además que su libro sea un “espejo para los que lo lean, para que cada uno piense en su historia personal y al final vea que sus opciones le hagan visible lo que es invisible”, comenta.
Desde hace ocho años, Moreno es la directora de Manos Visibles, una corporación que ha formado 2.000 líderes en 13 programas, y ya muchos de ellos hacen parte de distintas entidades públicas y privadas.
Son egresados de Manos Visibles el director de Convivencia de la Alcaldía de Bogotá, la secretaria de Agricultura del Valle, el secretario de Salud de Cali, la secretaria de Educación del Chocó y los directores de las Escuelas Taller de Buenaventura y Tumaco, entre otros.
Desde su apartamento, en los cerros de Chapinero, en Bogotá, Moreno, rodeada de objetos africanos y con una foto de ella y su mamá en su estudio, ve la ciudad, en una panorámica que siempre la potencializa.
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