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Juan Sebastián Muñoz explica sus razones para irse a jugar al golf árabe
El colombiano se integra al circuito árabe tras un buen paso por el PGA Tour. Entrevista.
Juan Sebastián Muñoz, en la jornada dominical de The Players. Foto: Erik S. Lesser. Efe
La inversión de Arabia Saudí en el deporte es enorme: el Al Nassr convirtió a Cristiano Ronaldo en el jugador mejor pagado del mundo, a los 38 años, con más de 200 millones de dólares al año. Desde 2020 albergan un Gran Premio de Fórmula 1 en Jeddah, con un contrato de 650 millones de dólares por 10 años. También han hecho millonarios pagos para albergar peleas de boxeo, carreras de caballos, torneos de tenis y hasta un par de eventos de la WWE, uno de los monstruos de la lucha libre.
El golf no quedó por fuera de ese apetito inversionista y desde el año pasado hay un cisma con el PGA Tour: los árabes crearon el LIV Golf, un circuito en el que ya están varias de las grandes figuras de este deporte, en un formato muy diferente al de las otras giras en el mundo (véase recuadro). Y uno de los últimos en unirse a ese escenario es el colombiano Juan Sebastián Muñoz, quien deja atrás siete años de carrera entre el Korn Ferry Tour y el PGA, con una victoria en cada circuito y más de 9 millones de dólares en ganancias.
Muñoz, según le contó a EL TIEMPO, no se va por dinero, aunque sabe que ese factor le va a dar una tranquilidad para el presente y el futuro: el monto no ha sido revelado aún. El bogotano, de 30 años, puso por delante otros factores, en especial, la amistad y la solidaridad con muchos amigos que ya dieron el salto a Arabia y que ahora lo esperan para hacer equipo. Su primera presentación será en dos semanas, en Mayakoba (México).
¿Cómo toma la decisión para irse a jugar al LIV?
La tomo bien. Ese tema comenzó en agosto, y al principio hubo mucho debate interno: qué estoy buscando del golf, qué estoy buscando de la vida. Muchos jugadores empezaron a irse para el LIV, cada vez quedaban menos latinos en el PGA Tour y cada vez quedaban menos de mi equipo, entonces tomé la decisión de mantener lo que me gusta a mí del golf, esa comunidad con la que me he mantenido en el golf. También influyó el tiempo: ahora que voy a ser padre dentro de poco, me va a garantizar estar más en casa. También me va a permitir dejar de presionarme, de jugar tanto tiempo a veces sin sentido. Uno quiere ganar todas las semanas, aunque no hay mucha diferencia de un evento grande a un evento chico. Esto me va a reenergizar para todos los eventos que voy a jugar. Estoy feliz. Tranquilo, más que todo, por lo que viene, y listo para arrancar en México.
¿Cómo fue el primer o con la gente del LIV?
El primer o se dio, más que todo, a través de Joaquín Niemann. A mí no me hubiera interesado el LIV de no ser por tener la posibilidad de hacer un equipo con mis amigos jugando golf, algo que nunca imaginé posible. Eso hace un año no existía. Joaquín está jugando bien y le proponen ser capitán del equipo y le ofrecen una gran cantidad de dinero. Yo dejé el tema en manos de él: si él se quedaba en el PGA Tour, pues yo no me iba, y si se iba, como pasó, pues había gran chance de que yo me fuera. Cuando decide irse, empieza a buscar la manera de que yo hiciera parte de ese equipo. Luego Mito (Pereira) se comprometió, ya se había ido Joaco, ya se había ido Carlos (Ortiz), ya se había ido Abraham (Ancer), entonces yo quedé solo y empecé a preguntarme qué iba a hacer. Cuando jugué la Presidents Cup y gané allá, pensé en que me iba a quedar en el PGA Tour y la mente seguía allí. Luego, cuando fui a Japón y a otros torneos, me di cuenta que la misión de ganar individual no se acerca a la misión de ganar con tu comunidad, con tu equipo, con tu familia, por llamarlo así. Siento que esa es mi misión.
Joaquín Niemann Foto:Efe
¿Qué tanto influyó haber jugado la Presidents Cup, que también es por equipos, y haber derrotado al número uno del mundo, Scottie Scheffler, para tomar la decisión de cambiar de tour?
Esa relación de equipo hace mucho no la sentía, tal vez desde el college, y fue muy bacana. Me había puesto la meta de jugar ese torneo con Joaco, con Cam Smith, con Abraham, pero muchos de ellos ya se habían ido al LIV. Con los que estuve allá compartimos un tiempo muy especial y lo hicimos todo para dar la pelea. Creo que lo conseguimos. Ahí vino un comentario de Mito: “Imagínate hacer esto por gente que de verdad te importa”. El concepto es muy divertido. Eso sí tuvo influencia. Pero en caliente, cuando le gané al número uno, pensé que mi misión era quedarme en el PGA Tour y ver hasta dónde puedo soñar, pero luego me di cuenta de que no estaba igual de motivado por dentro para alcanzar las glorias individuales.
'En caliente, cuando le gané al número uno, pensé que mi misión era quedarme en el PGA Tour y ver hasta dónde puedo soñar, pero luego me di cuenta de que no estaba igual de motivado por dentro'.
¿Cómo fueron esos torneos del PGA Tour tras la ida de su grupo de amigos?
Al principio no me dio tan duro. No había camino para que yo me fuera al LIV. Carlos logró irse por su relación con Sergio García. Abraham se fue porque estaba muy caliente en ese momento y lo sacaron de una. Yo seguía concentrado en lo mío, solo cuando vi que se abría el camino para irme empecé a enfocarme en eso. A Carlos y a Abraham me los encontré en el PGA Championship, también en el British, los seguía viendo. Pero con Joaco casi siempre alquilábamos las casas, nos quedábamos juntos, entonces cuando se fue, ya me tocaba buscar hotel. Viajábamos con alguien que nos cuidaba, una preparadora física que yo compartía con Carlos, y él ya la necesitaba en Singapur, en Tailandia, entonces ya no podía ayudarme a mí. Las cosas empezaron a cambiar en mi mundo de una manera bastante notable. Empecé a sentirme solo: se pareció a mis primeros años en el PGA Tour, donde todavía no tenía este equipo, donde me sentía solo, donde, jugando bien o jugando mal, había que llegar al hotel y estar con uno mismo. Habíamos creado un mundo con esta gente en el PGA Tour y eso ya no existía.
¿Qué tanto pesó el factor económico?
Claro que afecta. En el golf, hasta este año, no existía el término garantizado. O bueno, sí existe, pero para las estrellas más grandes del PGA Tour. En algunos torneos a ellos les pagan por jugar y a los otros no. De eso también me di cuenta cuando estaba en Japón. Me dije: ‘Yo vine solo acá y pagué todo para llegar acá y acá hay unos tipos que les pagan por estar acá’. Ya no se me hacía justo, me quitaron el vendaje de amor y de confianza en el PGA Tour. En el otro lado sabes que hay algo garantizado y de entrada sabes cuánto es, sabes literalmente por qué este tipo está ahí. El tema financiero, obviamente, me ayuda a poner en mejor posición a mi familia ahorita y en el futuro y además hay más posibilidades de crecer. En el PGA Tour uno puede crecer individualmente y dejar su marca. Pero, por ejemplo, cuando los superjugadores tuvieron su reunión en Delaware a mí no me invitaron, solamente fueron los Top 20. Entonces uno se va dando cuenta de dónde lo quieren más y dónde uno es más importante.
Usted y su esposa están cerca de tener un hijo. ¿Qué tanto tuvo que ver ella en la decisión?
Daniela me respetó todo. Este proceso de decisión ha tenido varias respuestas: sí, no, luego sí, luego no y luego sí otra vez. Ella mantuvo la paciencia y el apoyo. Cuando le preguntaba, ella me decía cuál prefería y cuál no, aportó mucho a la conversación, no me forzó a tomar una decisión por tema de orgullo. Lo hablamos muchas noches.
¿Qué tanto cambia jugar ahora por equipos, a diferencia de hacerlo individualmente cada semana?
La experiencia de la Presidents Cup es que se siente una responsabilidad mayor por los pares de uno. Es chévere, sentía en la Presidents que no los podía dejar solos y que yo y mi golf podíamos estar un paso más allá. Fue parecido a lo de los Olímpicos: jugar por Colombia me hacía ver que podía llegar un poquito más allá. O como cuando gané en el Korn Ferry en Bogotá: sí, era yo, pero al principio ningún colombiano había ganado ni habíamos estado en la pelea por el título. Lo hice por nosotros, por Bogotá, por Colombia. He tenido destellos de muy buen golf cuando he tenido que jugar por algo más que por mí, como que mi individualidad no me llena, me llena más el título en conjunto, la historia de todos y no la de uno solo. No sé por qué pasa eso, me imagino que es por la forma en que fui criado, por ese sentido de familia.
Una de las críticas al LIV es que, como los jugadores tienen dinero asegurado, la motivación se pierde. ¿Cómo analiza eso?
No lo sé, de pronto para jugadores que ya les pasó su cuarto de hora, como Phil Mickelson, o como Dustin Johnson, que está jugando muy bien, pero que ya tocó las mieles de haber ganado un Major y haber sido número uno del mundo. Yo no, y la verdad esta es la oportunidad de demostrar que si nos llevaron al LIV es por algo. Siento que eso nos llena de combustible y de ánimo de mostrar lo que tenemos. Ese argumento de que el LIV no es competitivo, que es una exhibición, pues sí, pero no. No sé de ninguno de estos tipos que ha jugado bien toda la vida, que llevan 20 años en el Tour, se rindan. Si eso pasara, hace rato habrían perdido la tarjeta. Va a ser muy entretenido y siento que va a ser muy competitivo también.
Con el paso al LIV, ¿cuál es su plan para los Majors?
Cambia bastante. Los Majors son unas de las cosas que estaban en las líneas y que se podían perder y ahora pues sí se van a perder. Los jugadores del LIV, por ahora, no recibimos puntos para el ranking mundial. El LIV está trabajando en eso para ver cómo se puede cambiar. Por ahora, los planes serían jugar la qualy para el British Open y para el US Open, que son los únicos Majors que tienen clasificación, los otros dos no.
Phil Mickelson respondió a un trino de un periodista sobre un posible torneo entre jugadores del PGA Tour y del LIV Golf, en un formato similar a la Ryder o la Presidents, y dijo que ganarían sobrados los del LIV. ¿Lo cree así?
Jajajajaja… no creo que nadie gane sobrado nada. No sé cuál sería el formato. A mí no se me olvida la cantidad de caras que vi que hace un año estaban en el PGA Tour y que ahora no están. Para no irme tan lejos, Abraham (Ancer) ganó esta semana en Arabia y lo hizo al lado de Cam Young, que fue novato del año y viene jugando bien, es una de las nuevas estrellas del Tour: Abraham, pegando más suave, 40 o 50 yardas menos, le ganó. Obviamente, siento que seguirán siendo competitivos. El PGA Tour está en un campaña de no meterse en nada con el LIV porque no quiere apoyar en nada a ese Tour. Hay bastante rechazo a cualquier tipo de evento o mención. Ese es el bote en el que estamos metidos ahora y hay que sacarlo adelante.
¿Cómo cree que se va a resolver ese cisma entre el PGA Tour y el LIV?
Pensé que se iban a acercar cuando empezaron los rumores de la salida de Greg Norman del LIV. Pero fue al revés, a Norman le dieron mucho más poder. Siento que este año será otro año de, no sé si distanciamiento, pero por lo menos, no veo acercamiento.