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Kid Pambelé: así fue el día, hace 50 años, en que le enseñó a ganar a Colombia
Antonio Cervantes se convirtió en campeón mundial el 28 de octubre de 1972. El paso a paso.
Pocos creían en Antonio Cervantes Reyes cuando se fue a buscar fortuna a Venezuela, tras una carrera boxística sin mucho brillo en Colombia. Sin embargo, cada quien encuentra el momento y las personas justas para forjarse su destino. A tal punto que Cervantes, Kid Pambelé, se convirtió, hace exactamente 50 años, el 28 de octubre de 1972, en el primer campeón mundial colombiano. Nacía una leyenda.
Su legado trascendió fronteras, a tal punto que, además de Colombia, Venezuela y Panamá lo tienen en sus afectos. Defendió su corona con éxito en 18 ocasiones y extendió su reinado hasta agosto de 1980, cuando perdió definitivamente el título mundial wélter júnior contra el estadounidense Aaron Pryor.
Sin embargo, ni en su propio entorno consideraban que podría llegar tan lejos. “Pensé que podía hacerse algo con él, pero sería mentiroso hoy decir que tenía proyectado algo en grande. Jamás pensé en él como campeón mundial”, le confesó el venezolano Ramiro Machado, el representante de Pambelé en sus años de gloria, al periodista Estewil Quesada cuando se cumplieron 20 años de la pelea que lo lanzó a la fama.
La primera vez que Pambelé peleó por el título
De hecho, poco menos de un año antes, Cervantes había tenido su primera oportunidad de pelear por el título. Lo hizo contra el argentino Nicolino Locche, el 11 de diciembre de 1971, en el Luna Park de Buenos Aires (Argentina). Perdió por decisión unánime, en 15 asaltos.
“Qué pelea tan mala. No le tiraste golpe... Me robaste el dinero”, cuenta Machado que le dijo a Pambelé tras el combate. “Me tocó pagarle de mi bolsillo. Fuimos a Buenos Aires sin que los empresarios nos pagaran una bolsa, por los solos derechos de radio y televisión para Colombia y Venezuela, y nadie se interesó”, agregó.
Primera página de EL TIEMPO el 29 de octubre de 1972: así se registró el título mundial de Kid Pambelé. Foto:Archivo EL TIEMPO
Pero las cosas pasan por algo. Pambelé no era el rival, originalmente, del campeón vigente, el panameño Alfonso ‘Peppermint’ Frazer, quien le había quitado la corona a Locche en marzo de 1972. El retador, originalmente, era el español Domingo Barrera Corpas. Sin embargo, este perdió contra Tony Ortiz y este último fue anunciado como el oponente.
Sin embargo, Machado se avivó: protestó ante la Asociación Mundial de Boxeo. En ese momento se dijo que Ortiz no estaba ranqueado, algo que, 20 años después de la pelea, Machado desmintió.
“Ortiz sí estaba clasificado, solo que Cervantes era segundo (el primero era Bruno Arcari, de Italia, rey del CMB) y yo reclamé a Elías Córdoba que Frazer debía defender el fajín ante el mejor clasificado disponible”, explicó Machado.
La pelea estuvo precedida de una negociación entre Machado y Carlos Eleta, el apoderado de Frazer, quien no tenía ningún interés en el combate. Al final, el venezolano cedió la mitad del contrato de Cervantes y la pelea se programó para el 28 de octubre de 1972, en el gimnasio Nuevo Panamá.
“A Eleta jamás se le ocurrió un resultado adverso. Frazer era absoluto favorito... Por Pambelé nadie daba un comino. Nosotros, en cambio, confiamos en la victoria. Y si perdíamos, nada pasaba, porque cuando uno nada arriesga, nada teme”, aseguró Machado.
Cervantes y Frazer se conocían muy bien. Y no como rivales, sino como compañeros de cuerda. Los dos llegaron a Caracas en busca de fortuna en el boxeo. El panameño llegó solo. A Pambelé lo llevó un empresario venezolano León Figueroa.
“¿Pambelé? El nombre lo escuché cinco años atrás cuando me dijeron que iba a compartir una habitación con un colombiano apodado así. Fue en Caracas, en 1967, cuando ambos fuimos a pelear y nos hospedaron en la pensión de doña Bruna. Dormimos 15 días en el mismo cuarto, cama al lado de cama, hablando de tantas cosas…”, recordó Frazer, también en una charla con Estewil Quesada.
'Peppermint' Frazer y Kid Pambelé Foto:Archivo EL TIEMPO
Por lo que vio en ese entonces, Frazer no consideraba a Pambelé como un rival de alto riesgo y creía que podía defender su título mundial sin problemas.
“Cada quien tomó su camino y de pronto me dijeron que peleaba en la primera defensa con Antonio Cervantes. En ese momento, nunca creí que me destronaría”, aseguró Peppermint. “Sabía que Antonio era bueno. Yo me sentía mejor. Él perdió ante Nicolino Locche y yo vencí al argentino y estrenaba el título. Todo estaba para ganar”, agregó.
“Compartíamos todo. El trote matinal en el estadio Brígido Iriarte, las prácticas, las comidas. Los ratos alegres y los tristes. Éramos dos extranjeros luchando por el afrecho”, recordó, a su vez, el propio Pambelé.
Después de ese encuentro, Pambelé perdió en un polémico combate contra Néstor Rojas y tuvo que regresar a Colombia. Pero esa pelea quedó en la cabeza de Machado, cuando luego el padre de Cervantes se lo llevó a la oficina buscando una oportunidad.
Ganar un título mundial para salvar una nevera
A las 11 de la mañana de ese 28 de octubre de 1972, Pambelé subió a la báscula para que le tomaran el peso antes de la pelea. Registró 138,5 libras y con eso quedó listo para el combate que iba a tener esa noche. Frazer marcó 138, dos por debajo del límite de la categoría.
Una hora antes, en una casa del barrio Pablo VI, en Cartagena, Ceferina Reyes, la madre de Pambelé, vivía su propio drama: un cobrador golpeó con insistencia a la puerta. La familia había sacado una nevera a cuotas, pero se atrasó. Entonces venían a llevarse el aparato.
“Señor, por favor, espere hasta el lunes, se lo pido por Dios. Mire que mi hijo es Kid Pambelé y esta noche peleará y ganará el campeonato mundial de boxeo en Panamá”, le dijo Ceferina. Y así logró que le dieran un plazo hasta el lunes siguiente. La pelea fue un sábado.
Ceferina se aferraba a lo que iba a recibir su hijo por la pelea: 6.000 dólares, más lo que se pudiera recaudar por derechos de radio y televisión. Una cifra muy por debajo de lo que le dieron entonces a Frazer, 50.000 dólares.
Y era normal. Además de ser el campeón, Frazer llegó a la pelea con mejor marca que Pambelé, 29 triunfos, un empate y cuatro derrotas, con cuatro nocauts, mientras que el colombiano tenía 32 triunfos, un empate y nueve derrotas, con 14 victorias antes del límite.
La orden desde la esquina de Frazer era buscar el nocaut y por eso Peppermint empezó a lanzar jabs con la idea de descontrolar a Pambelé y así ir asegurando la vía de los puntos por si el colombiano no caía.
Peppermint defendía la corona con cierta tranquilidad, hasta que Pambelé cambió de actitud y se fue al ataque, a partir del octavo round. Una persona fundamental en su carrera fue el entrenador Melquiades ‘Tabaquito’ Sanz, quien comenzó a guiarlo desde que llegó a la cuerda de Machado y lo hizo pasar de un pugilista algo torpe a un campeón para mucho rato.
Kid Pambelé, en un homenaje en El Campín, en 1973. Foto:Archivo EL TIEMPO
Frazer sufrió el castigo en el octavo y en el noveno. Las transmisiones radiales de la época comenzaron a mostrar las secuelas del mismo. Por Todelar, viajaron a Panamá a transmitir la pelea Édgar Perea y Melanio Porto Ariza. Meporto aseguró, micrófono en mano, que había escuchado a Peppermint quejándose en su esquina. Por su parte, Napoleón Perea, el narrador de Caracol, también dijo al aire que el panameño estaba lastimado.
Con el puntaje a su favor, Frazer comenzó a guardar distancia, pero Pambelé se le fue encima. No había avanzado mucho el reloj cuando el campeón cayó por primera vez. El conteo del juez llegó hasta cuatro y Peppermint se puso en pie, pero más tardo en pararse que en recibir un nuevo golpe que lo mandó al suelo de nuevo.
Mareado y con poca reacción, Frazer escuchó el conteo hasta el seis y volvió a pararse, pero ya no quería saber nada del combate. El árbitro de la pelea, el panameño Isaac Herrera, alargó la agonía. Y Pambelé lanzó una serie de golpes que hizo que el cinturón cambiara de dueño.
La pelea, que apenas vino a verse en televisión días después, porque nadie la transmitió en directo, quedó en la memoria de los seguidores del boxeo colombiano, que en ese momento tocaban el cielo. De lo que no hay registro hoy es del paradero de los guantes que usó Pambelé ese día: Efraín César Herrera, un personaje que acompañó a Cervantes en varias de sus peleas, aseguró que se los regaló a un hincha barranquillero del barrio Rebolo. Herrera se quedó con la bata y la camiseta.
¿Y la nevera? Apenas llegó a su casa, el lunes siguiente, Pambelé la pagó de contado. Cuando llegó al almacén, mucha gente lo reconoció y empezaron a agasajarlo. Incluso, el cobrador que fue a recoger el aparato le pidió autógrafo.
Pasaron 50 años. La leyenda de Pambelé en el ring creció, con el tiempo se desvaneció por sus problemas con las drogas. Hasta que un día Cervantes se cansó de deambular y se radicó en su casa-finca en Turbaco, donde ya hoy descansa, mucho más centrado. El primer campeón mundial de boxeo de Colombia, por fin, se acostumbró a su grandeza.