Artesanías sobre ruedas: una mirada al mundo del modelismo de carros en Colombia

Hay muchos protagonistas de esta expresión artística en Colombia y quisimos traer a tres de ellos que representan el grado más alto en materia de calidad, independientemente de la materia prima y cuyos en sus modelos a escala se exportan a otros países con una inagotable demanda.

Sus vehículos a escala son casi esculturas cuya fidelidad no depende de la edad ni los años en el oficio, sino más del talento y las técnicas artísticas o tecnológicas que cada uno aplica y que de todas formas en algún punto convergen en un trabajo manual que convierte los carritos en arte sobre ruedas y en de una comunidad cuya religión es el gusto por los carros y su fe, la satisfacción y iración que provocan con cada trabajo.

A Juan Camilo Cardona siempre le gustaron los carros, pero jamás pensó dedicarse al mundo del modelismo hasta que en 2018 sufrió un accidente en el que perdió la movilidad de una de sus manos. Al verse incapacitado y sin trabajo, apeló al conocimiento que le transmitió su papá, que fue carpintero, y a sus años de infancia en los que aprendió a lijar y pegar ‘palitos’ junto a tres años en los que trabajó en tapicería automotriz.

Cardona trabaja en madera RH, parecida al aglomerado; no la afecta el agua y refuerza con alambre. Arranca por una foto del perfil del carro o los planos que se consiguen y hace una plantilla del perfil este, la pone sobre una pieza de madera y la trabaja a pares para darle el volumen. Lo mismo sucede con el chasís, el motor, las llantas y demás.

A una mano va cortando y proporcionando las piezas más grandes en la máquina de corte y las más pequeñas con formón y bisturí, hasta completar cada detalle y obtener las formas adecuadas antes de empezar a pegar.

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Luego sigue el proceso de ensamble que se hace por separado para el chasís en el que se monta el conjunto de las suspensiones, muchas veces con amortiguadores y resortes, y un motor que, aunque no es funcional, se le proporciona sonido de aceleración.

Por otro lado, está la carrocería con la cabina y todos los detalles a pedido de cada cliente: dirección para las llantas, puertas con seguros que ajustan, encendido para todas las luces, techos desmontables o corredizos, tapicería en diferentes materiales y colores, sillas desplazables y hasta pito.

El proceso de pintura está compuesto por la aplicación de varias capas de base, muchas horas de lijado y otras más de pintura en poliéster. Por último está el lacado, para el que se requieren tres ‘manos’ de barniz.

Terminar cada uno de estos carros, de entre 50 y 55 cm de largo, le toma entre un mes y mes y medio; el tiempo de entrega está entre uno y dos años, porque tiene una lista de entre 18 a 20 carros por hacer.

Por todo este meticuloso proceso, cada modelo tiene actualmente un costo entre 3 y 3,6 millones de pesos.
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Desde 2016 Sergio Díaz arrancó como un hobby y de manera autodidacta hasta que a comienzos del año pasado se volvió su trabajo de tiempo completo. Sus carros están fabricados en Propalcote, común en publicidad por su calidad de impresión y gramaje alto, de 250 a 300 gr.

Usa la técnica Crafter y varios programas de modelación en 3D. Si un cliente le pide una réplica exacta de su carro y solicita una escala determinada, Díaz busca las referencias oficiales del vehículo, con diferentes vistas o planos o incluso hasta modelos 3D autorizados por las marcas para videojuegos y así ver cuáles son las medidas importantes y las dimensiones precisas para la escala. Esas referencias sirven para construir la geometría en 3D y verifica que sea consecuente con los detalles del carro real.

Con este “lienzo” aplica otro programa que le aporta las líneas de corte o doblez, las formas de ventanas y puertas, y digitalmente aplica cualquier detalle que se requiera como difusores, alerones, manijas. A veces ‘sacrifica’ algunas características y las finaliza en pintura, escogiendo los colores exteriores que lleva el carro y su textura.

Por último, el modelo 3D se pasa a piezas en plano, se lleva a impresión digital y luego a una máquina hace todos los cortes antes de pasar al ‘ensamblaje’ que se hace de forma manual. Se aplican refuerzos internos en madera DMF o aglomerado y se pasa al proceso de lacado, importante porque además del brillo evita que se dañe el modelo y que se pueda limpiar.

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Todo el proceso puede tomar entre 2 y 3 semanas y el diseño puede demorar 5 días. El armado se realiza entre uno y dos días, y las entregas se realizan en promedio entre dos semanas o 9 días hábiles.

Tienen tamaños entre los 20 y los 40 cm de largo y para la escala 1/18 el costo promedio está entre 160.000 y 170.000 pesos.

De Fabio Riveros se puede decir casi que nació con este oficio. Su gusto por los carros lo llevó a fabricarlos a partir de cajas de cartón cuando apenas era un niño y con el tiempo fue perfeccionando su técnica, pasando a trabajar el balso. Pasó desde la madera al siguiente nivel, el polipropileno o plástico PP, que ahora es su materia prima.

Riveros ha hecho de todo (incluyendo réplicas exactas de carros de competencia cuyos pilotos le pidieron) y por eso hace hincapié en su destreza y manualidad. No trabaja con programas de diseño y todo el proceso es artesanal. Busca planos con los que fabrica las plantillas y moldes y si son en madera los corta, pule, lija y pinta para que sean exactos al original.

Prefiere la escala 1/18, que resulta en carros de unos 25 cm de largo porque soportan mayor nivel de detalle, y lo suyo es el perfeccionismo y el afán de darles gusto a sus clientes. También trabaja en escalas 1/24 y 1/32.

Con el plástico debe sacar varias piezas en moldes de resina,un trabajo de ingeniería que hace a mano, partiendo desde el hecho que los perfiles del carro deben ensamblarse con los elementos de apertura como puertas, capó y baúl, y otras piezas funcionales.

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Estas nacen de un proceso de inyección de plástico en el que se debe incluir un par de moldes, macho y hembra, que dan como resultado una exactitud que facilita el acoplamiento. El pegante para las uniones se aplica con la precisión de un relojero para que no se noten.

En madera sigue un proceso muy parecido al de Cardona, con muchas horas dedicadas a lijar, pulir, tallar y guardando el mismo cuidado en el pegado.

Por último, viene el proceso de pintura, que para él es lo que le da el sello de alta calidad y trabajo al modelo. También utiliza pintura para carros y el mismo procedimiento que se utilizaría para uno de verdad, empezando con un fondo, un masillado, varias capas de base, otra de pintura, secado, lijado para los detalles finales, y de nuevo pintura hasta dos veces, antes de pasar al barniz de varias ‘manos’. Se suele tomar una semana completa.

Cada modelo le ocupa de 25 a 30 días y sus entregas son de 3 a 6 meses, pues también tiene una larga lista de pedidos. En materia de precios ofrece modelos desde 350.000 pesos hasta los 2,5 millones para los de escala 1/8 que pueden tener el máximo nivel de detalle.

Giovanni Avendaño
Editor Motor.com.co