Leña: la amenaza de la pobreza energética en 1,6 millones de hogares colombianos

La leña, madera, carbón de leña y otros desechos son utilizados por 1,6 millones de hogares colombianos para cocinar sus alimentos. Así queda constatado en el más reciente informe de Naturgas, gremio de las empresas productoras, transportadoras, distribuidoras y comercializadoras de gas natural en el país.

Estos combustibles se categorizan como ineficientes y altamente contaminantes (Ciac), los cuales generan deterioro en la calidad de vida de las personas, afectaciones en su salud y ampliación de la brecha de género.

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El país cuenta con 9,6 millones de pobres energéticos en materia de y calidad, esto según el Índice Multidimencional de Pobreza Energética (Impe) elaborado por Promigás, filial de Corficolombiana, y su Fundación e Inclusión S. A. S., el cual destaca, además, que el 47,4 por ciento de estos prepara sus alimentos con leña, carbón y desechos; esto se traduce en 4,5 millones de colombianos.

Otros hallazgos del nuevo índice apuntan a que esa pobreza energética en la zona rural remota es 11 veces la de los grandes centros urbanos, es decir, el 47,9 por ciento de estos se ubica en esta situación. Y agrega que, en contraste, solo el 4,3 por ciento de las personas en grandes centros urbanos son pobres energéticos.

De hecho, según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida de 2022 elaborada por el Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane), de los cerca de 1,5 millones de hogares que en Colombia aún preparan sus alimentos con leña y madera, más del 94 por ciento se encuentra ubicado en centros poblados y rural disperso; es decir, tan solo un 5 por ciento ubicado en las cabeceras municipales.

En cuanto a las brechas energéticas de la población, desde la perspectiva departamental, el Impe muestra que estas son mayores que las observadas según el grado de urbanización.

“Mientras que Quindío, San Andrés, Bogotá y Valle del Cauca registran una pobreza energética por debajo del 4 por ciento; Vichada, Vaupés, Guainía y La Guajira muestran incidencias superiores al 70 por ciento. La mitad de los pobres energéticos se localizan en Córdoba, Nariño, Magdalena, Bolívar, La Guajira y Cauca. Esto sugiere que la estrategia de reducción de pobreza energética debería ser diferencial por departamentos”, advierte el informe.

Aunque el panorama no luce del todo alentador, el análisis que presenta el Impe reconoce que el país no solo muestra avances importantes en materia energética, sino que cuenta con una de las mejores coberturas de Latinoamérica: 97 por ciento en energía eléctrica y 70 por ciento de gas natural.

Juan Manuel Rojas, presidente de Promigás, dijo que “hace sesenta años, la mayoría de los colombianos no tenían ni a electricidad ni a una fuente de energía adecuada para cocinar. En la actualidad, la mayoría de los hogares cuentan con estos servicios.

Sin embargo, persisten desafíos importantes: asegurar, además del , una buena calidad, aspecto en el que existen grandes desigualdades; conseguir que el 9,7 por ciento de la población colombiana que aún cocina con leña disponga de un energético adecuado para cocinar y proporcionar los medios para que más hogares y personas tengan a dispositivos y otros medios para transformar la energía en bienestar”.

Un aspecto adicional que resalta el informe tiene que ver con la huella social de Promigás, a través de la operación, la cadena de valor del gas natural y la energía eléctrica.

Así, el 68 por ciento de sus s del servicio de gas natural se concentran en los niveles socioeconómicos más bajos —estratos 1 y 2—, lo que permite ahorros en el gasto corriente y liberación de tiempo en actividades no remuneradas en la población más vulnerable. Además, a través de Brilla, hay 775.000 clientes activos con créditos para a bienes y servicios que posibilitan transformar la energía en bienestar, créditos educativos, materiales de vivienda, electrodomésticos y computadores, entre otros.

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Finalmente, el informe de Naturgas respalda la contribución del gas natural en la lucha contra el cambio climático, pues señala que su uso reduce las emisiones de dióxido de carbono entre un 30 y un 50 por ciento en comparación con combustibles tradicionales.

REDACCIÓN ECONOMÍA