La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) perdió la pelea que tiene con la industria de los alimentos y los exportadores lácteos debido a la salvaguardia bilateral que solicitó a principios de año para restringir las importaciones de leche en polvo procedentes de Estados Unidos.
Según conoció EL TIEMPO, el Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior (Triple A), que estaba encargado de evaluar la solicitud, recomendó no imponer la medida que pedía el gremio liderado por José Félix Lafaurie ante la “afectación de la industria local” por el aumento de las importaciones.
La razón es que no cumple una de las condiciones establecidas en el tratado de libre comercio (TLC) vigente entre Colombia y Estados Unidos. Si bien en el capítulo 8 se contempla la posibilidad de implementar una salvaguardia, es decir, una restricción en principio por un periodo de dos años, se especifica que esta medida deberá ser como resultado de un daño grave o una amenaza a la industria producida por una mercancía similar o directamente competidora y, según el Comité Triple A, esto no se da.
Con ello, se cierra el que ha sido calificado como el caso del año en el sector del comercio exterior por los actores involucrados (Fedegán, Cámara de Alimentos de la Andi y exportadores de Estados Unidos) y por las implicaciones que pudo llegar a tener. Estaba en juego la relación comercial con Estados Unidos, de hecho, ese país le demostró su preocupación al gobierno de Iván Duque. Además, había cierto temor entre algunos sectores por los efectos colaterales que podía llegar a tener esta medida, como, por ejemplo, en el café.
Este resultado se conoce en medio de los problemas que afronta el sector lácteo debido a la disminución en la producción de leche. Asoleche estima que el faltante en estos momentos está por encima de los 1,6 millones de litros al día. Además, como consecuencia, se ha generado un efecto inflacionario y con posibilidades de seguir aumentando.
¿Daño al mercado?
La realidad del mercado es que desde que se firmó el TLC entre ambos países las importaciones de leche en polvo procedentes de Estados Unidos se han incrementado hasta 12 veces al pasar de 2.812 toneladas en el 2012 a 31.000 toneladas en el 2020. Además, este año van 19.200 toneladas contabilizadas hasta julio, de acuerdo con datos de Fedegán.
“Se observa un incremento permanente de las importaciones y el cupo de estas fijado en el acuerdo se copa totalmente en los primeros días de cada año acogiéndose al menor arancel. Este aumento ha ocasionado un daño grave a la producción de leche líquida y, de manera simultánea, al acopio, lo que se ha traducido en una disminución ostensible de los ingresos”, ha asegurado Lafaurie en varias ocasiones.
Desde que se firmó el TLC las importaciones de leche en polvo procedentes de Estados Unidos se han incrementado hasta 12 veces al pasar de 2.812 toneladas en el 2012 a 31.000 toneladas en el 2020
Sin embargo, alrededor del 85 por ciento del total de lo que se importa se trata de leche en polvo descremada. El año pasado entraron 26.640 toneladas de este tipo y este año, a julio, ya iban 16.545. Estas, en su mayoría, las utilizan las empresas de la industria de alimentos.
Si bien la mayor parte de la materia prima láctea es local, la industria también emplea productos importados en los procesos de fabricación. Por ejemplo, la leche en polvo se suele destinar para la elaboración de productos de heladería, galletería, panadería o chocolatería tanto en el mercado interno como para posteriores exportaciones.
“La demanda de la industria no logra cubrirse con la producción nacional y, en este sentido, hemos presentando al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, como autoridad investigadora las razones técnicas por las cuales nos oponemos a la medida de salvaguarda”, dicen desde la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi, actualmente liderada por Camilo Montes, y que tiene afiliadas empresas como Colombina, Aldor o Compañía Nacional de Chocolates, entre otras.
Adicional a ello, hay que tener en cuenta que en estos momentos Colombia no es autosuficiente puesto que el país produce alrededor de 7.000 millones de litros de productos lácteos, pero consume más de 7.600 millones y ese faltante proviene de las importaciones. Incluso, en la actualidad, en este contexto de escasez y altos precios de los insumos, se estima que la industria está produciendo alrededor de 2 millones de litros menos que hace un año.
“Toda la leche que se produce en el país se vende. Ninguna se ha dejado de vender por comprar leche importada. Las empresas formales a las cuales represento compran más o menos 3.500 millones de litros de esa producción, un 10 por ciento se va para autoconsumo en finca y el restante para agentes compradores informales”, explicó Juan Sebastián Bargans, presidente de Asoleche.
Argumentos en contra
De haberse aceptado la solicitud de salvaguardia de Fedegán sin un sustento técnico que demostrara el daño sustancial de las importaciones de leche en polvo en la industria, se pudo haber llegado a generar un problema comercial entre ambos aliados estratégicos, como alertaba hace unos días Jaime Castaneda, vicepresidente del Consejo de Exportadores del sector lácteo de Estados Unidos.
“La idea es que los dos países se beneficien del acuerdo. Sin embargo, tratar de prevenir las importaciones nunca va a ser la solución. Fedegán no ha demostrado que hay un daño en la industria por este motivo. En el caso de llevar a cabo una salvaguardia sin sustento técnico o económico podría haber una potencial guerra comercial”, le dijo a EL TIEMPO Castaneda.
Pero los exportadores no fueron los únicos que se opusieron a esta medida. La Cámara de Alimentos de la Andi, que defiende los intereses de las empresas locales que importan leche en polvo y que estuvieron apoderadas por Araújo Ibarra, tampoco estaba de acuerdo.
De parte de los importadores también formaron parte de la investigación del Ministerio de Comercio Joli Foods y Rocsa Colombia.
Entre tanto, los productores que participaron en la investigación fueron Fedegán, Analac, Fedecooleche y Asojersey.
Uno de los argumentos que esgrimieron los opositores es que Fedegán no tenía cómo comprobar el daño en la industria pues la leche en polvo importada y la líquida cruda que producen los ganaderos locales no son productos competidores y, por lo tanto, no se puede decir que las importaciones hayan causado un daño a las más de 320.000 familias ganaderas que se dedican a la producción de leche.
La leche en polvo importada y la líquida cruda que producen los ganaderos locales no son productos competidores
Además, resaltaban que lo que más entra a Colombia es leche en polvo descremada y, para esta, ni siquiera hay cifras de la producción nacional. Por tanto, recalcaban que no se podía demostrar que la industria estuviera afectada por ello.
Por otro lado, establecían que el mercado de la leche en Colombia está regulado año a año por el Gobierno Nacional, por lo que las importaciones tampoco deberían tener en sí un impacto en el precio como aseguraba Fedegán. Esto, por ejemplo, se ve reflejado en el ajuste del 7 por ciento al precio de la leche que se dio desde el 1.º de octubre a través de un decreto del Ministerio de Agricultura con el fin de compensar los costos que han tenido que asumir los productores por los bloqueos, el clima y el covid-19.
Miedo a retaliaciones
Algunos sectores exportadores estaban temerosos por las posibles retaliaciones que podía llegar a tener una salvaguardia pues, en ese caso, Colombia tenía que haber compensado a Estados Unidos en la misma proporción.
Por ejemplo, la Federación Nacional de Cafeteros o la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura) expresaron su preocupación en la investigación.
“Creemos que hay que estudiar en profundidad las posibles consecuencias que acarrearía una acción unilateral por parte de Colombia”, le respondió Roberto Vélez a este medio.
Por su parte, Augusto Solano, presidente de Asocolflores, aseguró que si bien todo sector tiene derecho a defender sus intereses cuando se ven amenazados, estas acciones pueden tener consecuencias y costos altos. “Es importante que se haga un análisis de costo-beneficio, cuáles son los beneficios y cuáles son en un momento dado los eventuales costos que pueden estar dirigidos a uno o a varios sectores empresariales. ”, manifestó.
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