La búsqueda de caminos para ampliar el universo de colombianos que puedan tener una vejez asegurada, sin que esto presione las finanzas públicas y conduzca a más reformas tributarias que, a la larga, no alcanzan a cubrir la necesidad creciente de una población envejecida, está sobre el tapete, de cara a la construcción de una reforma pensional.
Un estudio realizado en la Universidad Nacional halló que una persona con alto nivel de educación tiene un 17 % más de probabilidad de aportar el 100 % de cotización, frente al 13 % de quien tiene bajo nivel de educación.
El estudio fue realizado por Héctor Botello, magíster en Ciencias Económicas de la institución, quien ligó esos dos eslabones: formalidad y educación. Así, entre mayor sea el nivel de formación académica hay más posibilidades de aportar al sistema de pensión porque se presentan oportunidades de entrar al sector formal de la economía. A ello se le agrega que la persona con un nivel alto de educación académica tiene más información, más educación financiera y, por consiguiente, mayor conciencia de la importancia de aportar a pensiones, indica el estudio.
Esta conclusión revive la idea de algunos expertos que han señalado que en Colombia, la prioridad debe ser la educación y la mejor reforma pensional es la laboral, que conduzca a formalizar.
Más aún si, según el estudio, en la actualidad el 80 % de los trabajadores desamparados del sistema pensional cuenta con un educativo más bajo.
Dentro de las cuentas que estableció el estudio se destacan las que evidencian los motivos de la llamada 'bomba pensional', pues, "los colombianos no cotizan la mitad de su vida laboral, y más del 62 % de los trabajadores no cuenta con las semanas mínimas de cotización para calificar a pensión en el régimen público", indicó el investigador.
Por consiguiente, la presión, en el futuro, será sobre el presupuesto que financia los subsidios, pues el Estado debe amparar a los viejos, de manera que logren por lo menos la pensión mínima.
Según el investigador, solo un incremento en 1 %, en el tiempo de trabajo de un asalariado contribuye en un 2,2 % a la probabilidad de tener una tasa de cotización del 100 %, y ser trabajador informal disminuye esta probabilidad en 1,6 %, comenta el experto.
Según el magíster, "en Colombia la informalidad aumentó a partir de 1998, cuando el país vivió una crisis económica que cambió la densidad de cotización de los trabajadores. En este orden de ideas, quienes empezaron su vida laboral en 1999 presentaron una tasa de contribución promedio 4,8 % menor, debido al desempleo", señala el estudio.
REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS