Después de un trabajo de varios años, que en todo caso fue tardío frente a los avances de otros países, a más tardar el 29 de octubre de este año, los 168 peajes del país, tanto de las concesiones como los que están a cargo del Instituto Nacional de Vías (Invías), deberán estar habilitados para recibir el pago electrónico que realicen los s de las carreteras.
De cara a los conductores y para evitar confusiones, el nuevo esquema operará bajo la marca Col, un sistema electrónico del Ministerio de Transporte al que estarán conectados los diferentes intermediarios encargados de ofrecer a los propietarios de vehículos el servicio de recaudo a través de un dispositivo electrónico (TAG), una calcomanía adherida en la parte interior del vidrio panorámico delantero, y que las casetas de los peajes leen cuando el vehículo se acerca para cruzar.
Según el Ministerio de Transporte, a la fecha ya se han habilitado los intermediarios Go, Copiloto, Fácil y Fly, al tiempo que en 12 peajes la tecnología ya está habilitada para usarse.
Pero en menos de ocho meses las 156 estaciones restantes de peajes deberán tener habilitada, sí o sí, su infraestructura para que los s que tengan su TAG lo hagan sin ningún problema.
Sin embargo, el Ministerio de Transporte explica que quienes quieran seguir pagando la tarifa en efectivo lo podrán hacer sin ningún inconveniente.
Según Alberto Moncada, gerente de Fácil, en otras partes del mundo el porcentaje del pago electrónico está entre 40 y 50 por ciento, en Alemania puede llegar al 75 por ciento, pero es complejo eliminar el efectivo totalmente.
Un trabajo complejo
Este paso que está dando el país para estar a tono con otras naciones fue un proceso complejo, con muchos altibajos. Moncada explica que, en el 2015, el Gobierno sacó la primera norma interred y se pensó en que los intermediarios se conectaban a un sistema central del Gobierno, que iba a hacer las inversiones de comunicaciones y de un esquema centralizado para hacer los intercambios.
Pero no hubo financiación y la situación duró en ese estado hasta el 2018. En ese año se decide quitar el sistema central y se define que los intermediarios se conecten entre sí, a través del sistema Estrella, en el cual confluyen las concesiones y operadores viales, y se conectan con los sistemas de pago.
Luego hubo otros cuellos de botella, principalmente económicos, ya que se trataba de inversiones adicionales no previstas en los contratos de concesión, para adecuar carriles, el hardware, el software, las talanqueras, ubicar dispositivos en el piso para definir la categoría del vehículo, un sistema de procesamiento de transacción y uno de comunicación con los intermediadores, lo cual implicaba importantes recursos.
Esto se dio con las concesiones de primera, segunda y tercera generación. Entonces había que negociar con los concedentes (ANI, Invías y gobernaciones), pero en muchos casos no contestaron y eso desmotivó a los concesionarios, que debían invertir entre 3 y 5 millones de dólares sin certeza de la recuperación de la inversión.
Por su parte, en las concesiones de cuarta generación o vías 4G quedó la condición de adecuar los peajes electrónicos según la normatividad que fuera saliendo.
Luego de ello, Moncada reconoce que el Gobierno se puso las pilas y desarrolló un sistema integral de gestión de transacción, al cual se conectan los intermediarios, que también se conectan entre sí, y al que también deben conectarse los peajes.
Abanico de opciones
Los conductores o dueños de vehículos utilizan el Col abriendo una cuenta con cualquier intermediador, que debe competir por la preferencia del cliente. “Es parecido a una tarjeta de crédito de una franquicia, que sin importar el banco emisor, la reciben en cualquier comercio”, dice Moncada.
En el caso de Fácil, la firma no cobra el TAG ni cuotas de manejo y el dispositivo funciona bajo un esquema de recarga mediante el sistema PSE o Baloto, y del cual se descuentan los consumos.
Por su parte, Jorge Miguel Camacho, gerente de Go, explica que esta plataforma es una solución de movilidad sin o, en la que, además de pagar el peaje, los s pueden entrar a centros comerciales, parqueaderos de la red Parking, lavaderos de autos y tanquear combustible (en Terpel), pagando con su TAG.
En esta firma, con año y medio en el mercado, la mayoría de los 150.000 clientes ya vinculados son pospago y a medida que usan el TAG en los 300 puntos ya habilitados, el cobro se hace a una tarjeta débito o crédito, previamente asociada. Y recalca que estas soluciones abren un mundo de opciones de pago y de beneficios.
En el caso de Copiloto, plataforma respaldada por Credibanco y la firma austriaca Kapsch TrafficCom, el TAG cuesta 20.000 pesos y se busca ofrecerles a los s un ecosistema de pagos para peajes, parqueaderos y otros servicios adicionales que irán creciendo paulatinamente.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Subeditor de Economía y Negocios