Después de seis semanas de presentado el proyecto de reforma tributaria por el gobierno de Gustavo Petro, el Ministerio de Hacienda, con el ministro José Antonio Ocampo a la cabeza, ha ido cediendo en algunos puntos del proyecto inicial como los dividendos y las ganancias ocasionales.
En los ajustes también está casi lista la creación de una sobretasa de renta para el sector petrolero, minero, asegurador y financiero, de 5 puntos porcentuales, pero hay otros aspectos en los que no hay acuerdo todavía para la ponencia para primer debate.
Uno de estos es el del impuesto a los plásticos de un solo uso, que gravaría cada gramo que se utilice para envasar, embalar o empacar bienes por una única vez, con lo que se afectarían varios de los alimentos de la canasta familiar y otros productos de primera necesidad, situación que impactaría en mayor medida a las personas de más bajos ingresos, porque, según el Dane, varios de estos productos tienen un peso mayor como porcentaje de su ingreso.
“El impuesto se traducirá en un incremento de los precios de esos productos, adicional al tributo de las bebidas azucaradas y al de los alimentos ultraprocesados”, dijo Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos.
El gremio calcula que se afectaría hasta el 79 por ciento de los alimentos y bebidas incluidos en la canasta básica familiar de los colombianos y hay unos productos que subirían más que otros.
Lo anterior porque aquellos que tienen un mayor porcentaje de plástico en su empaque, como los detergentes, las bebidas envasadas, los champúes o la crema dental, entre otros, serán los que tendrían más incrementos en su precio final.
Así, según cálculos de Acoplásticos, el precio de un detergente líquido podría subir hasta un 3,7 por ciento; el de una botella de agua envasada, 2,6 por ciento; y el de la crema dental, otro 2,2 por ciento.
El gremio pone el ejemplo real de una botella de agua de 500 mililitros, que hoy tiene un precio de 1.000 pesos y que su envase tiene un peso de 9,70 gr. En este caso, con el impuesto de la tributaria, el aumento sería de 1,84 por ciento, es decir, de 18,43 pesos.
“Cuanto más grande es el producto y más pesado es su empaque, más alto será el impuesto pues va en gramos”, explicó Mitchell.
Cuanto más grande es el producto y más pesado es su empaque, más alto será el impuesto pues va en gramos.
Y al mantenerse las tasas de tributación propuestas, habría un efecto regresivo porque su impacto será mayor en la población de bajos ingresos, ya que, según el Dane, mientras que en una familia de ingresos altos los productos de limpieza y mantenimiento tienen un peso de 0,98 por ciento en su canasta básica, esta proporción es de 1,64 por ciento en hogares pobres.
Otro ejemplo es el del jugo néctar en botella de 300 mililitros que tiene un precio de 2.300 pesos y que al ponerle este impuesto quedaría en 33,63 pesos más. Con ello, el incremento estimado en el precio sería de 2,76 por ciento. Según el Dane, en un hogar de ingresos bajos los jugos de frutas envasados pesan 0,17 por ciento en su cesta básica, mientras que en un hogar de ingresos altos tienen una ponderación del 0,1 por ciento.
No obstante, EL TIEMPO conoció que en la ponencia para primer debate que se alista ya se contempla la idea de eliminar el cobro para los productos con envases y empaques plásticos que hagan parte de la canasta familiar.
Además, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, señaló que luego de las proposiciones recibidas y del trabajo con los ponentes, el texto de la ponencia para primer debate se conocerá la primera semana de octubre.
Otros productos
De acuerdo con Acoplásticos, también se afectarían otros productos como galletas, ponqués, jabones, los yogures, las salsas de tomate, alimentos para perros o el café molido, entre otros.
Y otros alimentos empacados son la leche, el queso, las carnes o las harinas, por lo que para la agremiación ponerles un mayor impuesto va en contravía de las metas del Gobierno de erradicar el hambre.
Además, algunos productos incrementarían su precio por dos vías: el impuesto al plástico y el de alimentos ultraprocesados, que grava la comida con alto contenido en sodio y de azúcares añadidos, lista en la que aparecen productos empacados como pasabocas, galletas o los ponqués.
Sin embargo, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ha aclarado que propondrán una excepción para que ya no queden gravados los pequeños negocios, como panaderías y tiendas de barrio, que no pagarían el impuesto a los alimentos ultraprocesados.
En el caso de las bebidas azucaradas, un análisis del centro de pensamiento Libertank recalca que, según datos del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, con el impuesto a las bebidas azucaradas la variación tributaria ajustada al ingreso sería 4,7 por ciento para el decil de ingresos de 165.212 pesos al mes, mientras que para el decil de 6,8 millones el aumento sería de 0,6 por ciento.
Según la simulación, “queda claro que la reforma es regresiva en los primeros cuatro deciles de ingresos. Es decir, impone aportes adicionales mensuales más altos en las personas más pobres”, agrega.
Y concluye que la medida, además de tener un impacto muy fuerte en los más pobres, no contempla ningún mecanismo de compensación, “lo cual la hace de dudosa constitucionalidad”. Al respecto, destaca que si bien la Corte Constitucional ya se ha pronunciado favorablemente hacia impuestos como el del cigarrillo, no es claro que haya mucha relación cuando el objeto a gravar hace parte de la canasta básica familiar.
REDACCIÓN ECONOMÍA