Antes de las elecciones usted advirtió sobre el alto riesgo de trashumancia electoral...
Desde el día anterior a las elecciones se empezaron a evidenciar casos de trashumancia en municipios del departamento del Chocó, en Arauca… Especialmente por el tema de fronteras porosas, eso significa que colombianos pasaron los pasos no formales de la frontera para vender sus votos. Recibimos 898 reportes sobre posibles irregularidades y delitos electorales de 30 departamentos y 238 municipios del territorio nacional, incluido Bogotá. De esos, 253 estaban relacionados con compra de votos.
¿Cuáles fueron las características de la compra de votos?
Destaca que no se presentaron como normalmente se señala, y es que es más que todo en los municipios más pequeños. En este caso, cuando vemos los reportes, nos encontramos que se dan principalmente en las capitales: Bogotá, Cartagena (Bolívar), Medellín (Antioquia), Cali (Valle del Cauca), Barranquilla (Atlántico), Palmira (Valle del Cauca) y Bucaramanga (Santander).
Particularmente se ha hecho referencia a la entrega de dinero en las cercanías de los puestos de votación con equipos de campaña y entrega de publicidad.
Estas fueron las primeras elecciones regionales después del proceso de paz... ¿Cuál es la sensación que le queda a usted?
Estamos entrando a otros procesos electorales, y lo que esperamos es que se mantenga así. Este ha sido un proceso electoral completamente diferente al que habíamos observado en las elecciones locales en años anteriores. Va en la misma línea de lo que pasó el año pasado, cuando estábamos hablando de las elecciones más tranquilas que se habían tenido de carácter nacional.
¿En qué hay que trabajar?
Indiscutiblemente en la responsabilidad de los partidos políticos y los candidatos sobre el papel que tienen en los procesos electorales. Nosotros esperamos poder dar el paso en la calidad de la democracia y dejar atrás el fantasma oscuro de la guerra y así ver los problemas reales que tenemos que afrontar para generar reformas políticas y electorales.
Va en la misma línea de lo que pasó el año pasado, cuando estábamos hablando de las elecciones más tranquilas que se habían tenido de carácter nacional.
¿Avanzamos o retrocedimos?
Avanzamos impresionantemente. Esto es un avance cualitativo tremendo frente a procesos electorales anteriores, aunque todavía nos queda muchísimo por trabajar en lo que tiene que ver con la calidad de nuestra democracia, esto es un trabajo de la ciudadanía, sin armas de por medio y donde los partidos políticos se tienen que empeñar a fondo.
Ustedes alertaron sobre posibles acciones del Eln y de otros grupos armados...
La noche anterior se presentaron enfrentamientos entre el Eln y ‘los Pelusos’, pero ni ese hecho ni ninguno otro tuvieron afectaciones graves en las elecciones. No se compara a lo que normalmente se vivía en un proceso electoral regional, cuando había paros armados.
EL TIEMPO