Las ‘mil y una’ formas como se envía cocaína de Colombia al exterior

Antes de que comenzara la pandemia, desde aeropuertos como el de Bogotá y Cali, mujeres de entre 20 y 28 años hacían viajes hacia Madrid (España) llevando en sus cuerpos cocaína líquida, con la promesa de recibir millonarias sumas de dinero.

La droga era inyectada en prótesis que se implantaban en los senos. Los procedimientos se hacían en quirófanos improvisados, como cuartos de hotel o apartaestudios, sin las mínimas medidas de salubridad. Una vez llegaban a Madrid, la droga les era extraída en las mismas condiciones.

Precisamente, esta semana la Fiscalía informó que fueron capturadas 10 personas de una red de narcos que, por más de tres años, se encargó de reclutar a jóvenes para que se prestaran como correos humanos.

El caso recordó otro que sucedió entre el 2015 y el 2016, cuando la Policía Antinarcóticos ubicó y capturó en el aeropuerto José María Córdova, en Rionegro, a tres mujeres, una mexicana y dos colombianas, que llevaban cocaína en implantes mamarios. Una de estas mujeres fue detectada por los agentes antinarcóticos por las manchas de sangre que se observaban en su camisa.

“Estaba infectada, y su situación médica llevó a que le amputaran uno de los senos para salvar su vida. Cuando se recuperó enfrentó cargos y fue a la cárcel”, le dijo a EL TIEMPO uno de los investigadores que en su momento llevaron el caso.

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El uso de implantes mamarios para portar droga es una de las modalidades que los narcotraficantes utilizan para sacar la cocaína que se produce en Colombia, país considerado el primer productor de este estupefaciente en el mundo. Y es que según el Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de la ONU, en 2019 el país produjo un estimado de 1.137 toneladas métricas de cocaína, un 1,5 por ciento más que en 2018.

Por ello, la Policía Antinarcóticos, a través del área de Puertos y Aeropuertos, ha centrado sus esfuerzos en frenar la salida de cocaína, buscando desde gramos que pretenden enviar en encomiendas hasta toneladas ocultas en contenedores.

Precisamente, en 32 años de trabajo, Antinarcóticos ha establecido 10 modalidades principales para el envío de esta droga. Cuatro de ellas tienen que ver con la instrumentalización de personas para sacarla. En esta última categoría, que es la de mayor control en los aeropuertos internacionales, está el uso de los ingeridos (droga en el estómago) y los introducidos (en el canal anal y vaginal).

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Los policías antinarcóticos se especializan en perfilar a quienes llevan droga en sus cuerpos –que normalmente cargan entre 1 y 3 kilos–, y se apoyan en equipos de alta tecnología como el Body Scan, que permite identificar objetos extraños que, por lo general, son dediles rellenos con coca.

“Por el valor que tiene la droga afuera, es tal el afán de llevar la cocaína y heroína al exterior que nos hemos encontrados con modalidades que podrían ser de récord Guinness”, dijo el investigador policial.

Recordó que en septiembre de 2013, bajo lo que llaman la modalidad de adheridos, capturaron en el aeropuerto El Dorado de Bogotá a una canadiense de 28 años que transportaba dos kilos de cocaína. “Ella afirmó que tenía 7 meses de embarazo. Pero al revisarla descubrimos una elaborada barriga hecha de látex”.

Un caso similar se detectó en junio del año pasado, cuando fue capturado en el aeropuerto de Barcelona (España) un colombiano que viajó desde Bogotá, transportando debajo de su peluquín medio kilo de cocaína.

Aunque las modalidades son 10, las formas como se saca la droga son variadas y sorprendentes. Esa es la razón por la cual el Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico, de la Policía Antinarcóticos, elaboró un completo informe sobre lo que llamaron el ‘narcomimetismo’ y que hoy es un libro que está siendo traducido al inglés.

En él se cuenta que tan solo en los últimos tres años se registraron 1.486 métodos de ocultamiento de droga. Uno de ellos se evidenció en la incautación, en octubre del 2019, de 3 kilos de cocaína que habían sido adaptados a la estructura de una silla de ruedas de una señora de 81 años que viajaba de Rionegro a Madrid.

“En esto del tráfico de drogas nadie se salva”, dijo el investigador, y señaló que en El Dorado capturaron a una pareja que, vestidos como un sacerdote y una monja, llevaban adheridos al abdomen y piernas 5 kilos de cocaína. “Al revisar sus identidades se esclareció que no hacían parte de ninguna comunidad religiosa”, dijo.

Los policías han encontrado que los narcos adecuan, además, fajas elásticas para que los correos humanos aparenten verse subidos de peso, pero en realidad van cargados de droga. Así capturaron a un brasilero que llevaba 3 kilos de coca.

También han visto cómo personas con movilidad reducida han sido instrumentalizadas: un hombre al que le faltaba la pierna izquierda fue capturado al ser encontrados en su prótesis dos kilos de cocaína cuando pretendía abordar un vuelo de Bogotá a Nueva York.

Otra modalidad que predomina es la de encomiendas. En abril del año pasado, en medio de sus inspecciones a las bodegas de carga de El Dorado, los agentes se encontraron con una encomienda que de Cali iba para Miami. Al revisarla se halló una Biblia en cuyo interior había 1.896 gramos de tusibí, también llamada cocaína rosada. “Es cotidiano encontrar imágenes religiosas talladas en cocaína, especialmente vírgenes”, dijo el investigador.

Y en un encargo con destino a Brasil encontraron una caja de dulces en la que habían reemplazado chicles por 4.700 gramos de cocaína. A esto se suma el uso de maletas de doble fondo o la ropa impregnada con coca.

Y en los puertos la situación es similar. En marzo de este año, en Santa Marta, la Policía incautó 458 kilos de cocaína en una carga de aguacates que iban para Amberes, en Bélgica. Lo novedoso es que los narcos habían extraído la pepa de los aguacates y la habían reemplazado por un objeto similar cubierto de parafina, cargado de cocaína.

A ese contexto de “creatividad sin límites” se suman los procesos químicos que mezclan la cocaína con carbón, con productos veterinarios y todo tipo de elementos que se venden como polvos, pero que en realidad llevan oculta la droga que se produce en el país.

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ALICIA LILIANA MÉNDEZ

Redactora de Justicia

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