Informe: así son las misiones, sueldos y riesgos de los mercenarios colombianos en Ucrania; más de 50 han muerto

"Recibirá el salario estándar de un soldado ucraniano y este variará dependiendo de las condiciones en el servicio. El pago se realizará a un banco local. Las cifras aproximadas en dólares estadounidenses son las siguientes: 550$ al mes tras la línea del frente, 1.100$ al mes por servir en zonas de peligro y hasta 4.800$ por mes al estar desplegado en combate".

Ofertas como esas, de hasta 4.800 dólares mensuales (casi 20 millones de pesos) y que aparecen en la página web de la 'Legión Internacional para la defensa de Ucrania', son las que han movido a centenares de exmilitares y expolicías colombianos (el número es indeterminado) a tratar de ganarse la vida en el que es hoy uno de los países más peligrosos del mundo: la Ucrania de Volodimir Zelenski invadida por la Rusia de Vladimir Putin.

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El rostro moreno de uno de ellos fue noticia esta semana en la poderosa agencia estatal de noticias de Rusia, que controla la información que el régimen de Putin revela a los ciudadanos de ese país sobre los desarrollos de la guerra.

En el video se puede ver a un hombre evidentemente latino con varios moretones en la cara y que dice en español que se entregó al ejército ruso porque no quería morir como sus otros compañeros. 

Es Miguel Ángel Cárdenas Montilla, de 33 años, quien afirma que se incorporó a las filas ucranianas por anuncios que circulan hasta en la red social Tik Tok en los que se buscan militares voluntarios para combatir en el lado ucraniano. Esos anuncios circulan hace ya más de dos años entre militares y policías colombianos que tras su retiro del servicio están pendientes de contratos de seguridad en el exterior.

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Los más frecuentes y mejor pagados son los que tienen por destino los Emiratos Árabes, donde la preparación y experiencia de los colombianos son bien conocidas y donde los riesgos son relativamente menores. La invasión rusa a Ucrania hace ya más de dos años abrió un nuevo frente de trabajo, pero con menos plata y muchos más riesgos. Algunos, como Cárdenas, han terminado capturados por los rusos.

En el video, este expolicía caleño asegura que el entrenamiento que recibió al llegar a Ucrania "no duró ni una semana" y que se limitó a "instrucción de polígono, cómo lanzar granadas y rutinas de avanzada".

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En su declaración, que claramente se produjo en un escenario de coacción, agrega que la única dotación que recibió fue el uniforme y un fusil AK-47, que era "poco el trato con los ucranianos" y que se rindió cuando vio morir a sus compañeros y, asegura que comprendió "que Ucrania mintió, porque nos dijo que íbamos solo a cuidar y terminamos acribillados".

Al menos otros 51 ex Fuerza Pública de Colombia no han corrido con tanta suerte en Ucrania, según reveló esta semana el embajador colombiano en el Reino Unido, Roy Barreras. 

Esas son las muertes oficialmente contabilizadas en el 'batallón Colombia' de mercenarios que han viajado hacia el oriente de Europa a librar una guerra que no es la suya, en un idioma que casi ninguno comprende y, además, contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo, si bien la resistencia ucraniana se ha prolongado ya por dos años y 4 meses, mucho más que las pocas semanas que anticipaba el Kremlin.

Un sargento primero retirado que desde hace más de 10 años va y vuelve de los Emiratos le dijo a EL TIEMPO que al menos 50 de los que en algún momento estuvieron en el Medio Oriente terminaron viajando a Ucrania. Varios de ellos están entre los muertos.

"Es un servicio muy diferente. Acá cuidamos instalaciones, personajes, en general es más tranquilo. Allá es ir al frente de combate en condiciones muy diferentes a las que tuvimos, incluso en los momentos más duros de la guerra en Colombia", asegura.

Y las diferencias son grandes. La mayor parte de las bajas en Ucrania, por lo menos las de las fuerzas extranjeras, las causan los bombardeos con drones, una tecnología que apenas empieza a entrar en los manuales de combate colombianos.

El sargento dice que uno de los últimos muertos, de hecho, fue otro suboficial retirado que estaba auxiliando a un herido "cuando apareció un dron y los borró. El reporte fue que no quedaron cuerpos. Por eso también se complica cualquier repatriación de restos, más en plena guerra", señala.

El exmilitar asegura que Ucrania es el destino más complejo de todos los que hasta ahora han buscado los ex Fuerza Pública colombianos en el exterior.

"En Afganistán había combates y también hubo muertes, pero no era permanente la condición de riesgo. La de Ucrania es una guerra de posiciones que de cualquier manera es muy diferente a la irregular para la que nos preparamos en Colombia", afirma.

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En todo caso, no coincide con los que creen que los colombianos que se van a la guerra en Ucrania van engañados. "Todos conocemos los riesgos y tomamos la decisión de ir o no ir", afirma.

Añade que hay alicientes poderosos, más allá de la identidad con la causa ucraniana o el deseo de seguir siendo soldados, pues además de los sueldos, hay una oferta de ciudadanía ucraniana para el combatiente y la familia una vez termine la guerra. Muchos la toman, no solo de Colombia, como una arriesgada puerta para lograr el sueño europeo con todas las de la ley.

Así mismo hay seguros de vida. "El problema es confirmar oficialmente las muertes en medio de los bombardeos. Hoy no sabemos la suerte de uno de los antiguos compañeros de Emiratos que estaba en Ucrania y que se perdió después de un ataque ruso con drones", dice el militar.

Los que están en Ucrania y los que viajan a Oriente Medio aseguran que ellos no son mercenarios, y que ese calificativo solo aplica para los que aceptan prestar sus habilidades para la guerra en beneficio de causas criminales, como los militares que asesinaron al presidente de Haití, Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021 y que hoy esperan sentencias por el magnicidio tanto en Estados Unidos como en los tribunales de la nación más pobre y atrasada del hemisferio.

Pero en todos los casos sus familias reclaman ayuda del Estado colombiano. Lizeth Montoya, la esposa de Miguel Ángel Cárdenas, está entre ellos. Ella le pidió al gobierno del presidente Gustavo Petro que medie en la liberación de su marido y que se garantice que reciba un trato humanitario, pues los golpes en el rostro del padre de sus tres hijos son evidentes. 

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Lizeth recordó que decidió irse a Ucrania porque un amigo que ya estaba allá le aseguró que podría ganar buen dinero: "Estábamos pasando por una delicada situación económica y él vio una oportunidad para sacar a su familia adelante; nunca nos imaginamos vivir esta angustia".

Este viernes, la Cancillería emitió un comunicado en el que destaca que "el Gobierno de Colombia no promueve ni facilita la vinculación de ciudadanos colombianos al ejército de Ucrania" y que "estas decisiones de tipo personal son completamente voluntarias e individuales".

El Ministerio de Relaciones Exteriores destacó que "los connacionales que han sido afectados por la guerra en Ucrania y sus familias han recibido la asistencia consular requerida". A lo que se suma, que desde el 24 de febrero de 2022 "se han atendido cerca de trescientas solicitudes de colombianos que decidieron salir de Ucrania, quienes fueron evacuados oportunamente, así como los casos de más de cincuenta colombianos que han resultado víctimas del conflicto, luego de haberse unido voluntariamente a las fuerzas de combate ucranianas".

A esos colombianos que han aceptado ir a pelear a Ucrania, el mensaje del gobierno del presidente Petro es que deben tener claro que "la situación actual en ese país representa un riesgo para la vida, inclusive para aquellos con experiencia militar". 

Pero la mayoría de los que van están conscientes de esa amenaza. Uno de esos colombianos es Fabián Coy, de 32 años, que nació en Granada (Meta) y fue de los primeros que se enlistaron, en marzo de 2022. La guerra estalló en febrero y en ese momento él vivía en España.

Coy prestó servicio militar como soldado regular entre 2010 y 2012, estuvo patrullando las selvas del Guaviare; después trabajó en una empresa de vigilancia y ascendió a escolta. "Yo me uní al Ejército de Ucrania por convicción, por ayudar a este pueblo", aseguró en diálogo con EL TIEMPO.

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Para este hombre, que está en licencia por el próximo nacimiento de un hijo, no hay nada irregular en el proceso de alistamiento y contratación. Como muchos otros, dice, completó los formatos de la inscripción base de la página web del gobierno de Ucrania que desde el primer momento de la guerra convocó a la 'Legión Internacional'.

La página, que invita a luchar no solo por la libertad de Ucrania sino por la de Europa, establece que los interesados deben estar entre los 18 y 60 años de edad, no tener antecedentes (los candidatos no pueden haber sido procesados o condenados penalmente), con excelente estado de salud y disponibilidad de viajar inmediata. 

Y un detalle: dice que la experiencia militar es una ventaja, pero que no es obligatoria. Eso sí, hay una larga lista de armamento, incluidos ametralladoras, rifles de francotirador y drones, cuyo manejo experto representan "un plus" a la hora de aceptar postulados.

En esa línea, se suma que quienes desean unirse a las tropas deben llegar a Ucrania de forma legal, en ese caso a los colombianos se les facilita porque no se les exige visa en Ucrania y pueden hacer paso migratorio por el visado Schengen.

"La economía de Ucrania es muy parecida a la de Colombia, aquí hay un salario básico que va entre los 15 mil y 20 mil grivnas, eso son como dos millones de pesos y ese es el salario base con el que se arranca cuando uno se incorpora, pero se va incrementando de acuerdo al nivel de cercanía del combate y la zona a donde lo envíen", aseguró Coy. Él menciona ingresos de hasta 12 millones de pesos para los que están en su región de combate.

De acuerdo con Coy, a los extranjeros que combaten en Ucrania los miran con agradecimiento y los tratan como a héroes: "no sentimos que seamos carne de cañón, estamos comprometidos con nuestra labor y con la misión", puntualizó. 

De hecho, añadió que a los extranjeros les están entregando las armas "más nuevas, las que hacen llegar gobiernos amigos, armas como las ametralladoras M-240 o los fusiles M-16"

Otra es la posición del embajador Barreras, quien le dijo a EL TIEMPO que ir de mercenario a Ucrania es una trampa mortal porque "quienes se van con la esperanza de ganar un dinero para sus familias están cayendo muertos como moscas. Lo que les pagan no les alcanza ni siquiera para la repatriación de sus cadáveres. Así que los están usando".

Este diario se ó con otro colombiano que se encuentra combatiendo en Ucrania, quien por la coyuntura pidió la reserva de su nombre. "No quiero que empiecen a hostigar a mi familia", dijo este hombre de 42 años, que nació en Bogotá y que lleva seis meses en el país invadido por Putin.

"Yo viajé legal, tuve que ahorrar varios meses para comprar el tiquete, no es nada barato. Soy un soldado profesional en retiro, hice parte de las Fuerzas Especiales por más de 20 años, soy pensionado y me vine al otro mundo para sumar un dinero extra para mi familia", afirmó. 

Señaló que el idioma no fue barrera, porque ahora "hay mucho latino y centroamericano, por lo que ponen comandantes que hablan español. Al principio, el idioma oficial era el inglés".

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No quiso referirse al pago, ni a las zonas de combate a donde los envían, pero reconoció que se enteró del proceso de incorporación por un compañero que estaba en Ucrania. "Nadie me reclutó, nadie me engañó. Todos sabemos que venimos a combatir, acá hay una guerra", puntualizó. Aseguró que la captura de Miguel Ángel Cárdenas "es la noticia en todos los grupos (de WhatsApp): creemos que los rusos lo han golpeado y lo han obligado a decir cosas. Él tiene que luchar por su vida". Es la misma impresión de Coy, quien considera que a Cárdenas lo van a usar para propaganda, "para que nadie se enliste con los ucranianos".

¿Qué tan efectiva será la estrategia? La prolongación de la guerra en el este de Europa seguirá manteniendo un frente de trabajo abierto para mercenarios del mundo entero. Y los hombres (y también mujeres) curtidos en el conflicto que aún no termina en Colombia seguirán siendo buscados por los reclutadores internacionales. 

ALICIA LILIANA MÉNDEZ

Subeditora de Justicia

En X: @AyitoMendez