La insólita historia de una abogada que apoyó al agresor de su clienta en un caso de violencia intrafamiliar

La Comisión Nacional de Disciplina Judicial confirmó una sanción de dos meses de suspensión contra la abogada Laila Cordón Fonseca, quien cometió una falta disciplinaria con dolo al no haber obrado con lealtad frente a su cliente, una mujer víctima de violencia intrafamiliar que aparentemente se arrepintió de haber denunciado los maltratos de su esposo.

La abogada fue sancionada por haber pedido la absolución del señor Fausto Alejandro Martínez, condenado en primera instancia por el delito de violencia intrafamiliar, por haber golpeado a su esposa Luz Adriana Arias, con quien convivía hace 13 años. La decisión, con ponencia del magistrado Carlos Ramírez, advierte que la abogada "actuó en favor del acusado y desconoció los intereses de la víctima, a quien representaba". 

Lo curioso de este caso es que la abogada Cordón pidió la absolución del agresor, por solicitud de su clienta. Lo hizo con los siguientes argumentos: "en la mayoría de los casos, la persona afectada no permite que trascienda la agresión a una sentencia condenatoria (...) por cuanto implica una sanción demasiado drástica para sancionar un hecho violento que pudo ser aislado y que no vulneró su núcleo familiar (...) las personas saben que, si se profiere sentencia de condena por ese delito, el procesado se va a ir a prisión y ello, sin lugar a dudas, implica el grave resquebrajamiento de la unidad familiar, que no sobra recordarlo, es el bien jurídico cuya protección se prevé con el delito”.

El expediente advierte que la abogada sancionada conoció a su clienta, Luz Adriana Arias, en un encuentro social al que la llevó su novio y compañero de oficina, el abogado Hernán González Moreno. González, a su vez, defendía al esposo y agresor de Arias: Fausto Alejandro Martínez.

Según se relata, la abogada había sido contratada por la señora Arias, comerciante informal, para pedir la absolución de su esposo, que había sido condenado en primera instancia por haberle pegado.

Arias declaró ante la Comisión de Disciplina Judicial que contrató a la abogada “para que defendiera a mi esposo, porque se lo iban a llevar para la cárcel (…) él es el agresor, pero pues fue un inconveniente de pareja, de hogar (…) yo me imaginé que íbamos a ir a una Comisaría de Familia y nos iban a llevar a hacer terapia de pareja, no que iban a decir que se iban a llevar a mi esposo y me iban a dejar sin esposo a mí (…) a lo que voy es que se querían llevar a mi esposo, o sea, la persona que me ayuda a pagar arriendo, los servicios, todo, sí, yo sé que cometió un error, que me agredió y todo eso".

El proceso por violencia intrafamiliar contra Fausto Martínez inició en el Juzgado Veintiséis Penal Municipal con Funciones de Conocimiento de Bogotá, por sugerencia de los policías que atendieron el episodio de agresión y que hicieron que la mujer entablara una denuncia.

Durante el proceso, la Procuraduría General de la Nación pidió que en la condena contra Fausto Martínez "se tuviera en cuenta la inexperiencia de la abogada".

El magistrado Carlos Arturo Ramírez hizo un llamado en la decisión que sanciona a la abogada Cordón Fonseca por sus conductas contrarias a la ética. "Las circunstancias que rodearon la conducta antiética están relacionadas directamente con hechos de violencia ejercidos contra una mujer, quien se encontraba en un evidente estado de vulnerabilidad en su ámbito familiar, al ser madre de dos hijos, no contar con un empleo formal y depender económicamente de su compañero permanente, de conformidad con sus propias manifestaciones, que por demás, se enfilaron a normalizar hechos de violencia intrafamiliar".

El anterior es un caso difícil pues para la víctima la justicia implicaba que su compañero no se fuera a la cárcel.

ANA MARÍA CUESTA

Editora de justicia [email protected]