¿Quién fue el primer asesino serial de la historia? Esa misma pregunta ya se la han formulado varios historiadores. Algunas hipótesis dicen que pudo haber sido el británico 'Jack el destripador' (cometió parte de los asesinatos en 1888), mientras que otros le dan el infame título al estadounidense H.H. Holmes quien murió en 1896.
Pero lo cierto es que los historiadores no han llegado a un consenso.
Por eso, y para intentar dar luces sobre esa pregunta, el historiador Peter Vronsky decidió escribir ‘Hijos de Caín: una historia de los asesinos en serie’ (2018), un libro que cuenta la historia de varios asesinos seriales y pone en evidencia los móviles que los llevaron a cometer esos crímenes atroces, al menos desde que se ha documentado.
Aunque el término ‘asesino en serie’ fue utilizado hasta los años 70, a causa de renombrados casos como el de Ted Bundy y el de David Berkowitz, es claro para la historia que esos personajes existieron desde hace mucho antes.
De hecho, dentro de la definición que da el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) caben muchos casos históricos. Esa entidad describe el asesinato en serie como "el homicidio ilegal de dos o más víctimas por el mismo (s) delincuente (s), en eventos separados".
Para Vronsky uno de los primeros asesinos en serie conocidos, y cuyos documentos crímenes están documentados, fue un español que vivió la mayor parte de su vida en la primera mitad del siglo XIX.
La historia de 'El hombre lobo de Allariz'
(Si nos lee desde la app vea aquí una representación de como se cree pudo haberse visto Romasanta). De acuerdo con el diario español ‘ABC’, Manuel Blanco Romasanta, popularmente conocido como 'El hombre lobo de Allariz', nació en en 1809 en lo que ahora es la ciudad de Orense, Galicia (en el noroccidente de España).
En su acta de nacimiento aparecía como 'Manuela', porque sus papás pensaron que era una niña hasta que cumplió ocho años. Esto hizo difícil rastrear su identidad e intentar reconstruir toda su biografía. Así lo reseña el medio 'National Geographic'.
Por el momento, recoge el citado medio, se sabe que en su adultez se dedicaba a la sastrería; además, estuvo casado.
La información más ampliada sobre Romasanta está recogida en el caso judicial 1.778, del Archivo Histórico de Galicia, un documento al cual tuvo el medio 'ABC'.
En este texto se explica que es posible que el instinto asesino de Romasanta haya despertado cuando su esposa murió. En ese entonces él comenzó a viajar por toda Galicia (que actualmente es una comunidad autónoma española) asesinando personas, especialmente a mujeres y niños.
Según los informes de la época, citados por ‘ABC’, el hombre declaró que se convertía en hombre lobo, en las noches de luna llena y esperaba en el bosque a que sus víctimas aparecieran. Las atrapaba, las despedazaba y, luego, se las comía.
Romasante declaró que se convertía en hombre lobo y atrapaba a sus víctimas para luego comérselas
También le llamaban 'El hombre unto' y 'El sacamantecas' porque se dedicaba a vender ungüentos y pomadas, que supuestamente tenían entre sus ingredientes la grasa de cuerpos humanos.
La caída del lobo
Una de las estrategias más comunes que usaba Romasanta para evadir la justicia era falsificar cartas a nombre de sus víctimas. Luego las enviaba a sus familiares, para que así estos pensaran que su ser querido aún seguía con vida.
Pero, después de años de no ser descubierto, cometió un error: asesinó a su amante y a la hija de la mujer.
Las autoridades de la provincia de Toledo —a donde se había trasladado Romasanta— ya estaban en alerta por los asesinatos que se estaban presentando, por lo que este ‘desliz’ fue la última pieza del rompecabezas que los llevó al asesino.
Romasanta fue capturado y al poco tiempo fue sometido a juicio.
(¿Usa la app? Vea aquí un dibujo publicado por 'La Ilustración', una revista de la época en que vivió Romasanta). Sus abogados alegaron que padecía patologías de carácter psiquiátrico, pero los peritos confirmaron que no era el caso.
Por esta razón se lo encontró culpable de asesinar a nueve personas porque cuatro casos, que él mismo confesó, no se pudieron comprobar.
Vale la pena aclarar que tampoco hay consenso sobre el número exacto se asesinatos cometidos por Romasanta, ya que otras fuentes, como 'National Geographic', elevan esa cifra a 17.
'El hombre lobo de Allariz' fue condenado a muerte en 1853, pero la reina Isabel II decidió indultarlo porque un científico francés quería estudiar de cerca su caso. Por eso, fue enviado a cumplir cadena perpetua en una cárcel de la ciudad española de Ceuta, donde murió de cáncer de estómago en 1863.
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