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¿Por qué sigue libre conductor que atropelló a una joven y se fugó?
Tras ser embestida por una lujosa camioneta, a Yessica Castañeda le amputaron una pierna.
Yessica Castañeda fue atropellada el 26 de diciembre de 2020. Foto: Archivo particular
“Mi niño al principio se asustaba, ya ahorita no, pero pregunta qué me pasó”, dice Yessica Castañeda, la mujer que el pasado 26 de diciembre fue atropellada por una camioneta de gama alta en una carretera de Cajicá, población vecina de Bogotá.
Castañeda tiene 25 años y su hijo, 3. La respuesta al qué le pasó a su madre –quien hoy está en silla de ruedas y sin una de sus extremidades– aún sigue en el limbo.
La familia dice que tras el hecho, el conductor se fugó. Afirman que tuvieron que pasar dos horas para que el hombre se reportara ante las autoridades. No lo capturaron, y desde entonces no se volvió a tener noticia de él.
Durante casi ese mismo tiempo, Castañeda estuvo tirada en un pastal al que salió expulsada después del choque. La vía, en ese punto, es oscura y poco transitada.
Yo tenía mi pierna y estaba bien. Ahora, en lugar de estar trabajando, me la paso en terapias
La encontró un vigilante de una empresa cercana mientras hacía su ronda con linterna en mano. El hombre, cuentan, usó una chaqueta para hacerle un torniquete en la pierna y evitar que se siguiera desangrando, y llamó a la ambulancia para que llevara a la mujer al hospital.
Horas más tarde, los cirujanos concluyeron que debían amputarle la pierna izquierda a Castañeda, quien además sufrió graves lesiones en su mano derecha y su rostro, de las que, pasados más de dos meses, aún no se recupera.
Yessica Castañeda tiene un hijo de 3 años. Su esposo la ha acompañado en el proceso de rehabilitación. Foto:Archivo particular
“Es reprochable que siga en libertad”
La representación legal de la joven señala que la persona que inicialmente se entregó ante las autoridades fue Daniel Arturo Nieto Rodríguez, quien sería el conductor de la camioneta Audi Q5 de placas DCY-602.
Para el abogado penalista Saúl León, quien representa a la víctima, han existido retrasos e irregularidades que hoy tienen al conductor en libertad.
“Él se dio a la fuga, la abandonó después de atropellarla, y según testigos, solo dos horas después compareció ante la Policía. Como no fue capturado en flagrancia, lo dejaron libre”, cuenta el abogado.
Para León, sin embargo, los hechos permitían concluir una flagrancia inferida, por lo que pudieron citarlo a un interrogatorio.
Por su parte, Yessica Castañeda cuestiona las razones por las que se entregó: “Él me dejó botada, pero en el accidente se cayó un espejo del carro. Es posible que él se haya entregado solo porque quedó esa evidencia”.
En más de dos meses que han pasado desde el hecho el presunto responsable no se ha comunicado con la víctima en ninguna ocasión.
Yo espero que él asuma su responsabilidad. Un accidente le pasa a cualquiera, pero él me dejó botada
El caso, además, está rodeado de una falta de certezas. Ni la víctima ni su representante saben si en la Policía le tomaron prueba de alcoholemia al conductor. “Además, es posible que en esas horas que duró fugado hayan cambiado de conductor y la persona que se entregó no sea la verdadera responsable del hecho”, dice el abogado Saúl León.
Aunque justo en el sitio del accidente estaba ubicada una cámara de seguridad de la concesionaria vial, Castañeda asegura que, tras solicitar la grabación, la empresa la negó, argumentando que el aparato no servía.
Otro tema que puso a marchar lento el caso es la fecha cuando ocurrió, a escasos días de Año Nuevo y en plena vacancia judicial.
Por el momento, la Fiscalía adelanta los actos de investigación y, de acuerdo con León, solicitará que se haga una revisión para que le imputen cargos a Nieto Rodríguez y se solicite una medida de aseguramiento. “Uno reprocha que este hombre siga en libertad”, manifiesta.
La vida después del accidente
Esa noche del 26 de diciembre, Yessica Castañeda salió de su casa en Cajicá hacia un restaurante en el que iba a cenar con su esposo.
Llevaba menos de 10 minutos caminando cuando sintió el impacto del vehículo. En adelante, todo es borroso. No recuerda muy bien el momento en que la encontraron ni fue ingresada a la clínica.
Mientras tanto, su esposo, un joven conductor de camión, empezó a buscarla en su casa y la de sus familiares. La llamó con insistencia hasta que le contestó un agente de Policía, que llegó al sitio después de que el vigilante encontró a Castañeda.
Ella estuvo inconsciente, según recuerda, hasta el 2 de enero, una semana después del accidente. Cuando despertó, ya no tenía su pierna izquierda, que tuvieron que amputarle a la altura de la rodilla.
Las operaciones corrieron por cuenta del seguro de la camioneta, pero eso ya llegó a su tope
Para entonces, ya le habían hecho esa y otras dos cirugías: una en la mano derecha y otra en el rostro.
Antes de ser atropellada, Castañerda trabajaba como operaria de producción en una empresa de circuitos para carros.
“Llevo todo este tiempo incapacitada, y mi recuperación es muy larga. Las operaciones corrieron por cuenta del seguro de la camioneta, pero eso ya llegó a su tope. Las citas de ahora las está cubriendo mi EPS”, cuenta.
Tiene que ir dos o tres veces por semana a Chía o Bogotá a que la examinen, y el dinero para pagar los recorridos en carros particulares sale de su bolsillo. “El conductor que me atropelló no se ha comunicado para absolutamente nada después del accidente”, señala.
Por ahora, la única forma que Castañeda tiene para moverse es la silla de ruedas. Aún no puede usar su brazo derecho, porque la lesión persiste, y sin este es imposible tratar con las muletas o un caminador.
“Esto ha sido muy duro. A nadie le hace falta algo que ha tenido. Yo tenía mi pierna y estaba bien. Ahora, en lugar de estar trabajando, me la paso en terapias”, cuenta.
A los dolores en el cuerpo le tiene que sumar la pérdida de visión en su ojo derecho. Y también tiene que lidiar con un proceso judicial que va lento, mientras el hombre que la atropelló no ha tenido que responder ante ningún tribunal.
“Yo espero que él asuma su responsabilidad. Un accidente le pasa a cualquiera, pero él me dejó botada”, dice Castañeda.