El excomisionado de Paz Camilo Gómez hace una grave denuncia. La JEP le “torció el pescuezo” a la justicia ordinaria y para aceptar a Mancuso en la jurisdicción lo graduó de miembro “funcional y material del Ejército”. Asegura que se viene una grave persecución contra empresarios, según declaraciones del paramilitar que la JEP mantiene ocultas.
Doctor Camilo Gómez, la JEP, para aceptar a Salvatore Mancuso en su jurisdicción, a pesar de que está prohibido que se ocupe de temas paramilitares, porque ellos tenían su propia justicia transicional, recurrió a una jugadita: lo incorporaron al Ejército Nacional como miembro “funcional y material entre los años 89 y 2004”. ¿Significa eso que ahora hay que decirle ‘mi sargento Mancuso’, o qué?
Es de las cosas más desafortunadas que he visto, desde el punto de vista jurídico e histórico. La JEP se arroga una función que no tiene, definir que Mancuso usurpó funciones públicas, y que actuaba siempre con los militares y con los empresarios y con funcionarios públicos, y por lo tanto se convirtió en una parte de la Fuerza Pública. Es un insulto a los militares honestos, que son miles más que los que cometieron delitos. Es un insulto también a la justicia ordinaria, bajo la que los tribunales de Justicia y Paz juzgaron a Mancuso y lo condenaron.
Pero además dice la JEP que Mancuso fue “bisagra” entre el aparato militar y el paramilitar y que como tal es posible máximo responsable de la formulación y ejecución de dichos patrones. ¿O sea que Mancuso mandaba sobre los militares? ¿O al revés, los militares le obedecían, según la JEP?
Básicamente era parte de ellos, actuaba en connivencia con ellos. Claro, no se puede desconocer que eso sucedió en algunos casos, pero eso no significa que haya sido en todos y mucho menos puede acabar convertido en miembro funcional y material del Ejército. La JEP acude para ello a decisiones de la Corte Penal Internacional, que nada tienen que ver con lo que sucedió en Colombia, para llegar a esa extraña figura. Le tuercen es pescuezo a la ley de la manera más absurda. Es un insulto a todos los colombianos de bien.
¿A usted, que se ha leído las cien hojas de esa resolución, qué más lo ha escandalizado?
Es inconstitucional e ilegal. La JEP hace una maroma, basada en una teoría que no existe en Colombia, y se arroga una función muy curiosa, de más o menos reescribir la historia de Colombia, porque dice textualmente que la JEP tiene una función que explicarle a la gente joven todo lo que pasó, (abro comillas) “porque el país cerró los ojos y guardó silencio llegando al negacionismo o a trivializar los hechos, estigmatizar a las víctimas y en algunos sectores a pretender apropiarse de la verdad con fines políticos o electorales…”
¿Qué opina de ese parrafito? ¿La JEP, nueva dueña de la verdad? Y todavía no nos cuenta ni siquiera lo de las Farc…
Dueña de la verdad, basada, además, en la verdad de Mancuso, que es un criminal condenado.
Y que tiene cuentas por cobrar a quienes lo extraditaron…
Entre otras cosas, mientras busca beneficios. Porque la declaración de Mancuso eso es lo que busca y entonces no le importa decir lo que sea. La JEP se come el cuento, y con una decisión totalmente ideologizada, lo convierte en miembro de la Fuerza Pública…
¿O sea que de aquí vamos a saltar a un gran llamado a muchos empresarios, para que vengan a responder por cuenta de las declaraciones del señor… del sargento Mancuso?
Pues Mancuso está involucrando a mucha gente y la JEP ya tiene los ojos sobre empresas, muchísimas, incluida Ecopetrol, que es pública. Pobrecito Mancuso. Tiene derecho a ser miembro de la Fuerza Pública, pero nadie puede saber por qué, porque la JEP considera que no es momento de dar a conocer las pruebas para esa verdad. Con un agravante: en Justicia y Paz, el sistema de justicia transicional aprobado para los paramilitares, el compromiso de Mancuso era decir toda la verdad. ¿Entonces, si ahora está diciendo una verdad “útil”, quiere decir que allá no la dijo? Perdería automáticamente todos los beneficios.
¿Es como a espaldas de los colombianos lo que están haciendo?
Totalmente. La información no la conocemos.
Vamos a la ‘paz total’. ¿Usted qué opina sobre el cambio de Danilo Rueda por Otty Patiño? A mí personalmente me deja más tranquila, porque Otty no es un imberbe...
El problema no es cambiar de comisionado. El problema es el Presidente. Que prefiere orientar una política que beneficie a los criminales y no a los ciudadanos.
Pero como cambiar de presidente no se puede, nos toca contentarnos con lo que hay en materia comisionados… Y siendo abogado del diablo, lo que pretende la ‘paz total’ es parar el derramamiento de sangre dentro de la población civil. ¿Eso será posible, sin entregar los principios del Estado de derecho, como la función de la Fuerza Pública?
Lo veo muy difícil porque ahí no hay una negociación de paz. Con el narcotráfico hay es una negociación de intereses, y se le pone el nombre de paz. Quieren mantener territorios y el negocio, ellos no están en un plan de subversión contra el Estado. Al mismo al Eln ya le pasó el tiempo. No conozco otro grupo al que le hayamos pedido más los colombianos que haga la paz y siempre sale con un chorro de babas, dándonos siempre la espalda. Son por lo menos treinta años de intentos, de rogarle al Eln que haga la paz. Hasta hoy ha sido claro que no la quiere hacer. Por lo que se oye en las declaraciones públicas, el mismo Eln no tiene ni idea de qué es lo que quiere. Es una mezcla entre intereses del narcotráfico, intereses sobre tierras en zonas como Arauca, pero ideas y propuestas no se le han visto ni una sola al Eln recientemente.
A usted y a mí nos tocó el tema Maguncia ¿o no?
Sí, yo conocí Maguncia por los laditos, pero fue el primer intento con el Eln; era la sociedad civil con el Eln porque el Eln no reconocía al Estado como contradictor. Después vino la reunión de Río Verde en el año 1998, si no me falla la memoria, y ahí ya se empieza una discusión Eln-Estado...
La de Río Verde, perdón lo interrumpo, fue en un campamento guerrillero, donde tal vez yo también estuve. ¿O fue otro?
Sí, esa es la de un campamento guerrillero en el sur de Bolívar, donde incluso Francisco Galán y Torres salieron de la cárcel para asistir. Luego volvieron a ella. Pero esa ocasión tiene importancia por ser la primera vez que el interlocutor con el Eln no es la sociedad, sino el Estado.
Pero allí también estábamos los de la sociedad civil. Recuerdo por ejemplo a Samuel Moreno, que se disfrazaba con el uniforme de los elenos y cogía uno de sus fusiles y se lo colgaba al hombro, y luego desfilaba, (C. G. ríe) una cosa absolutamente alucinante. Estaban también el Procurador, el presidente de la Corte, el embajador de España…
Hasta hoy, creo que todos los gobiernos, incluido el de Álvaro Uribe, intentaron negociar con el Eln, que, la verdad, nunca más ha dado un paso serio en busca de la paz.
¿Y qué opina de la nueva moda? La de que la población civil, arengada e instrumentalizada por los grupos ilegales, entre otros por el señor ‘Mordisco’, que cada día tiene más fuerza en medio de sus cirugías plásticas que se puede deducir que se ha hecho, les ordena al ejército y a la policía que salgan de la zona para que ‘Mordisco’ pueda hacer lo que se le dé la gana…
Es una situación muy crítica. De una parte, la población en esas zonas tiene el fusil de ‘Iván Mordisco’ en el cuello, y, por otro lado, la Fuerza Pública, el ejército y la policía, tienen las manos amarradas por instrucciones del gobierno Petro. Entonces, ni pueden actuar ni los dejan. La población civil, presionada por los fusiles de ‘Mordisco’, actúa en defensa de esos intereses, que no son políticos, sino económicos del narcotráfico. Por eso es que esta paz total es inviable.
Ahora, el Gobierno dice que no está negociando con ellos, sino acordando un sometimiento a la justicia. Pero sí está negociando, así sea un sometimiento, porque si lo hay, será en términos mucho más suaves de lo normal.
Y si fuera un sometimiento lo que se está discutiendo, ni siquiera existe el instrumento legal hoy en día, porque la ley correspondiente no existe.
¿Y entonces, cuál es la base legal?
Tendría que ser el sometimiento bajo la ley penal actual, sin mayores beneficios, lo cual ellos no van a aceptar. Y si el Estado va a hacer un esfuerzo para que mucha gente tenga mejores condiciones de vida, debe comenzar por hacerlo en favor de los que cumplen la ley, no de los que la incumplen. A estos hay que aplicarles sanciones penales, porque, como lo dijo el presidente Santos, son simples traquetos.
Y ese revuelto entre los que sí firmaron y se fueron y los que no firmaron y nunca entraron, ¿qué?
Pues es parte del enredo, porque ahí no hay una congruencia, ni ideológica ni política, hay solamente una coincidencia de intereses económicos. No importa si firmaron o no firmaron, ni en qué creen, si en el Estado, en la izquierda, en la derecha… Son negociantes de beneficios, a cambio de no sabemos qué, porque el negocio del narcotráfico no creo que se logre desmontar, que sería lo único que pueden dar a cambio estos grupos.
Yo noté en la entrevista con Otty Patiño un cierto optimismo con respecto a que nunca habíamos avanzado tanto como ahora con el Eln. Yo le creo. ¿Usted le cree?
Quisiera creerle, pero los comisionados pecamos siempre por tratar de ser más optimistas de lo que toca a veces. Me parece que Otty hará un esfuerzo grande, pero el problema es cuáles son las directrices que el Presidente le va a dar, y hasta dónde van a poder actuar él y los equipos negociadores.
Aparentemente, la instrucción con el Eln sería: mijito, dele hasta que firmen…
Pero en ese ‘dele hasta que firmen’ acaba entregándose cualquier cosa a cambio de nada. Ese es el gran problema.
Después de esta negociación sigue dizque la consulta con la población civil, que yo creo que ya se está haciendo, simultáneamente con la negociación. La llamada convención nacional que siempre quisieron. Luego esto no se acaba con una simple firma…
No se acaba así no más. Es para meterle pueblo al tema, pero no saben ni cómo.
Y la otra cosa es que no sabemos todavía con quién estamos negociando. Si con el señor ‘Antonio García’, si con el señor ‘Gabino’, que se supone que ha estado muy enfermo, o si con el señor alias Pablito, que es aterrador en su capacidad de daño y de hostilidad hacia la población civil; ¿o con los mandos que están dispersos por todo el país? ¿Con quién estamos negociando?
Esa es otra constante del Eln. Nunca hay unidad de criterios por dentro, por su propia forma de organización, y siempre hay como un ritual, donde unos avanzan en unos acuerdos, y otros, empezando por ‘Antonio García’, los echan para atrás o están en desacuerdo. Precisamente, la semana pasada, el señor ‘Antonio García’ dijo que esto del cese del fuego ya no se va a poder continuar porque no está garantizada su financiación. O hay cese del fuego, pero nos dejan seguir secuestrando…
Si no nos echan comidita a la boca, no pararemos de disparar… ¿Por qué no se ahorran la plata de los fusiles y de las balas y la invierten en mercado?
O por qué no traen sus ahorritos, que dicen que los tienen por allá por fuera…
Pero como está el ejemplo de las Farc que nunca los trajeron…
No solo nunca los trajeron, sino que las Farc nunca acabaron de contar la verdad. La JEP hasta ahora no les ha aplicado una sola sanción, siete años después de firmado el acuerdo. Creo que no han indemnizado ni una sola víctima. Es decir, el ejemplo del proceso de las Farc no es propiamente el mejor.
Nos deja usted muy preocupados, primero, con esa visión un tanto pesimista (¿o realista?) de la ‘paz total’. Y, segundo, por esa ‘jugadita’ de la JEP a la legislación ordinaria, graduando a Mancuso como miembro del Ejército, para poderlo embutir en su jurisdicción, para que ahora comience a despotricar contra quien le dé la gana, con la complacencia de la JEP…
Y sumemos otro elemento: la decisión del Gobierno Nacional de no recibir la cárcel para menores que construyó el Distrito, con la disculpa de que la política del Gobierno no es encarcelar a jóvenes delincuentes, sino conversar con ellos. Es una perspectiva muy poco favorable para la gente que no delinque.
Quienes jamás en su vida ha cometido un delito, y que pueden estar en grandes necesidades, vienen después de los que matan, roban, secuestran o extorsionan. Esos tienen la prioridad del Estado.
Tal cual. Y cuando llegan a la JEP, esta prefiere reescribir la historia y no juzgar a las Farc, que fue para lo que la crearon. Hay que abrir los ojos porque con la suma de estos elementos viene una especie de justicia vengativa contra empresarios, basada en declaraciones de Mancuso, hasta ahora ocultas. Y no sabemos qué más vendrá, porque ya ‘Macaco’ también está pidiendo pista por la JEP…
¿También tendremos a mi sargento Macaco?
No sería extraño. Muchos delincuentes quieren ser gestores de paz y llegar a ser parte de la JEP, porque es la mejor manera de llegar a una impunidad total. Como están llegando los de las Farc, contra quienes hasta el momento hay cero sanciones.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
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