'Estamos viviendo una pandemia de feminicidios': María Eugenia Sánchez, coordinadora de Casa de la Mujer

Todos los días, según las denuncias que tramitó la Fiscalía, casi dos mujeres fueron asesinadas por razones de género. La cifra, con corte a noviembre, es incluso mayor que la reportada en todo 2023, lo que refleja flaquezas en las políticas públicas, pedagógicas y en las medidas de seguridad que el Estado debe garantizar para mantener en cero este indicador.

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El Observatorio de Feminicidios, sin embargo, muestra un panorama aún más oscuro. De acuerdo con el protocolo latinoamericano de investigación de muertes violentas por razones de género en el que se basan, de los 919 homicidios de mujeres registrados por Medicina Legal hasta noviembre, 815 fueron producto de violencia machista.

En diciembre pasado, la Defensoría realizó un diagnóstico frente a lo que consideró una de las peores crisis de derechos humanos del país. Las problemáticas se enquistan en factores "culturales y en la violencia institucional". También alertó sobre la ausencia de casas de refugio en ocho departamentos, que son los salvavidas a los que recurren las mujeres en alto riesgo.

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EL TIEMPO habló con María Eugenia Sánchez, coordinadora de la organización Casa de la Mujer sobre este fenómeno. 

Hay muchos factores, principalmente de orden cultural, político y social. De orden cultural, ya está bastante estudiado cómo la estructura patriarcal legitima el ejercicio de la violencia de buena parte de los hombres sobre las mujeres y los menores de edad.

En Colombia, se puede decir, hay una permisividad cultural. Se han logrado leyes y normas, producto de la lucha feminista, en prevención y atención de las violencias, pero no hay una sostenibilidad de las políticas públicas, no hay recursos y se presentan otra serie de problemáticas a nivel estatal que impiden a las mujeres acceder a una atención pronta y eficaz.

La justicia no está atendiendo las demandas de protección. Si bien los protocolos están, no hay una aplicación efectiva. Muchas mujeres salen de sus casas buscando proteger sus vidas, pero el sistema no actúa diligentemente. Es lamentable el porcentaje de los recursos que destinan los municipios y departamentos para atender esta problemática. Estamos viviendo una pandemia de feminicidios.

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Yo le preguntaría al Ministerio de la Igualdad qué está haciendo. Las comisarías también tienen una situación crítica. Es un lugar ideológico muchas veces. Algunos comisarios y comisarias desestiman la denuncia y toman decisiones desde sus posturas. Hay un riesgo latente para las mujeres muy alto.

De acuerdo la ley, deberían contar con medidas de protección como las casas refugio, a donde acuden para que el agresor desconozca su paradero. Pero no hay suficientes. Si en las grandes ciudades se quedan cortos, en los municipios la situación es precaria. Muchas tienen que desplazarse forzadamente producto de la violencia de género.

Falta una real voluntad política del Gobierno y las entidades territoriales para asumir con mayor responsabilidad y compromiso el tamaño de la problemática. No se basa en sacar leyes. Hay suficiente normativa. El problema es que no se aplican.

Cuando se empiezan a dar demasiados casos, otros victimarios se sienten autorizados a hacer lo mismo. La impunidad también es un factor que influye mucho. Y, por supuesto, la naturalización de las violencias que atribuyen a motivos de conducta: la rabia, la traición. Esto termina creando imaginarios que autorizan y legitiman al agresor. Entonces, en lo cultural, los imaginarios se han ido escalando y fortaleciendo.

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Redacción Justicia