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César Vallejo, un siglo de modernidad
Federico Díaz-Granados comenta la nueva edición de la 'Poesía completa', del poeta peruano.
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938), innovador de la poesía en el siglo pasado. Foto: Archivo EL TIEMPO
En este 2022 son varias las efemérides literarias que se celebran, pero, sin duda, los 130 años del nacimiento de César Vallejo y el primer centenario de su libro cardinal 'Trilce' son el mejor pretexto para regresar al conjunto de su obra y reafirmar las razones de por qué es uno de los poetas renovadores de la lengua española y un autor que explora desde las más hondas emociones humanas hasta las más remotas posibilidades del lenguaje para mostrarnos la elasticidad, flexibilidad y destino de las palabras.
La edición de su 'Poesía completa' publicada por Lumen es un verdadero acontecimiento para los lectores de Vallejo porque no solo se trata de una versión revisada y cotejada con manuscritos, apuntes y primeras ediciones, sino que cada uno de los libros incluidos viene acompañado de una introducción documentada rigurosamente y escrita de una forma cercana para cualquier lector. El responsable de esta edición y de los textos introductorios es el poeta y profesor peruano Luis Fernando Chueca, quien asumió la tarea, nada fácil, de preparar una compilación que entrañaba muchas dificultades no solo por la dispersión de muchos materiales, por la consecución de borradores de poemas que quedaron inconclusos y que fueron publicados después de su muerte o por las transcripciones de los textos tempranos o iniciales, anteriores a Los heraldos negros, sino por el desafío de proponer una edición diferente de un poeta que ha sido reeditado y difundido de manera amplia y presentado por algunos de los más destacados críticos, entre ellos Julio Ortega.
Chueca determina, en cada una de las introducciones, algunas de las influencias, lecturas y contextos que acompañaron en su momento la escritura y publicación de cada libro. Son ensayos reveladores de aspectos biográficos y episodios anecdóticos desde donde se analizan las características de una poética que desde sus comienzos mostró claves de una originalidad que vendría a transformar el mapa poético del continente. En esta edición de la Poesía completa, el lector podrá identificar que desde aquellos primeros poemas juveniles hay en Vallejo una preocupación por el lenguaje y por subvertir un idioma que le dolía pero que podía agitar para llenarlo de un nuevo sentido y de múltiples tonos.
Por ejemplo, en 'Los heraldos negros', publicado en 1918 y que empezó a circular un año después, se pueden advertir algunas referencias culturales y ecos formales del modernismo hispanoamericano, que para esos días ya resultaba anacrónico, pero la frescura y claridad de este libro está en la mirada subjetiva del poeta, en su insistencia en regresar a los escenarios de la infancia en su natal Santiago de Chuco, a las referencias bíblicas y a los coloquialismos presentes en varios de los poemas. El poema que da título al libro y que es uno de los más conocidos y recitados en la lengua española anuncia la atmósfera de desencanto, de pérdida y de orfandad que vendría a darle un carácter propio al resto de la obra de Vallejo: “Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma...”.
Pero es en 1922, el año de los grandes sismos literarios en el mundo por la aparición de libros fundamentales para entender la modernidad como 'La tierra baldía' de T. S. Eliot, 'Ulises' de James Joyce, 'El cuarto de Jacob' de Virginia Woolf, 'Veinte poemas para ser leídos en el tranvía' de Oliverio Girondo, 'Desolación' de Gabriela Mistral, 'El soldado desconocido' de Salomón de la Selva, 'Siddharta' de Hermann Hesse y 'Andamios interiores' de Manuel Maples Arce, entre otros, cuando aparece Trilce, el libro que revolucionaría para siempre la poesía escrita en español y el modo de habitar y comprender la lengua.
Chueca establece una interesante relación entre la publicación de Trilce y la coronación de José Santos Chocano.
El poeta modernista es coronado el 5 de noviembre de 1922 por el presidente Augusto B. Leguía, quien puso sobre la sienes del poeta una corona de oro en una pomposa ceremonia en el Palacio de la Exposición. César Vallejo y José María Eguren asistieron como público a dicha ceremonia. Poco antes, Trilce aparecía para romper con todo aquello que representaba Chocano.
No solo era la forma de torcerle el cuello al cisne, sino de deconstruir una lengua y reinventarla para siempre.
Algunos poemas de Trilce fueron escritos en la cárcel de Trujillo, donde Vallejo estuvo injustamente encarcelado cuatro meses entre 1920 y 1921, y aparece publicado precisamente por los Talleres Tipográficos de la Penitenciaria de Lima, a donde llegó de la mano de su amigo Abraham Valdelomar. No es casual que sea en una imprenta carcelaria y cuando el idioma está preso de una tradición grandilocuente que aparezca Trilce para liberarlo y descubrir sus múltiples formas de definirse.
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938), innovador de la poesía en el siglo pasado. Foto:Archivo EL TIEMPO
Trilce es un libro de libertad expresiva y creadora. Es la libertad total del idioma, de una lengua que venía en barcos en los labios de los conquistadores y que se impuso en un continente pluriétnico y multilingüe. El español no sería lo mismo después de Trilce y de lo que posteriormente aportarían Altazor de Vicente Huidobro y Residencia en la tierra y Alturas de Machu Picchu de Pablo Neruda. Afirma Raúl Zurita que “cada uno de ellos es un modo de padecer y revelar un idioma y cada uno de ellos encarna un modo del habla de nuestro continente. Leerlos es hoy, antes que todo, curar la herida de una lengua, reunir de nuevo sus fisuras y volver a levantar, desde las fosas de las palabras, la promesa despojada del nuevo mundo. Es el máximo testimonio de una devastación vuelta a exponer. Cada uno de sus poemas es, literalmente, un cuerpo sacrificado y la alteración total de la sintaxis, los arcaísmos y neologismos, la furia de las mayúsculas y de los signos de exclamación, los puntos suspensivos, en fin, toda esa violencia permanente de cada palabra con la contigua, su enterramiento mutuo, sus chirridos son, decíamos, carnes torturadas, encepados, cuerpos puestos en posición de perpetua agonía”.
Esta edición también nos hace un claro recorrido por Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz. El primero, como la consolidación de aquellos acentos y orfandades de sus primeros libros, y el segundo, como el testimonio de una época en el que el arte fue el vehículo de denuncia de los horrores de la guerra. Así, Vallejo fue el poeta que dialogó con su tradición, asumió el influjo del romanticismo y el modernismo para poder fracturarlos, fundó la vanguardia y desembocó en la poesía social y de compromiso. Su modernidad llega hasta el siglo XXI con la misma velocidad de este tiempo.
Leer su Poesía completa es la mejor forma de celebrarlo y de que las nuevas generaciones lo interpreten y entiendan como uno de los mitos fundacionales de lo que somos. L