¿Cómo va la implementación de la economía circular en Colombia?

Reconociendo que una economía productiva, eficiente y sostenible, requiere de esquemas que permitan reutilizar, reparar, restaurar, reducir, reciclar y recuperar los residuos y materiales, en 2018 se lanzaron la Política de Crecimiento Verde y la Estrategia Nacional de Economía Circular para promover un sistema económico cíclico y regenerativo que impulse el cuidado de los recursos naturales, los negocios verdes y el uso de energías renovables.

Esta estrategia busca promover la innovación y la generación de valor en sistemas de producción y consumo a través de optimizar, compartir, intercambiar, reciclar y regenerar materiales, agua y energía. Todo lo anterior mientras se incentiva a empresas, consumidores y otros actores de cadenas de valor para que desarrollen nuevos modelos de negocio y transformen los sistemas de producción y consumo.

La economía circular es un enfoque económico y ambiental que maximiza la eficiencia en el uso de los recursos, reduce los residuos y minimiza el impacto ambiental. Su principal objetivo es cerrar el ciclo de vida de los productos, permitiendo que los materiales se mantengan en uso a través de su reutilización, reciclaje y regeneración. Así lo señalan desde Visión 30/30, una iniciativa empresarial de la Andi que impulsa la transición del país hacia este modelo.

Además, Resolución 1407 de 2018 y 1342 de 2020 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible reglamenta que las empresas productoras deben aprovechar al menos el 30 por ciento de los materiales de envases y empaques que ponen en el mercado para 2030. Esto implica promover la articulación entre diferentes actores, como empresas, gobiernos, consumidores, recicladores, gestores y empresas transformadoras para establecer cadenas de suministro más sostenibles.

En este sentido, su implementación es fundamental para lograr un sistema próspero, responsable y sostenible de producción y consumo, que derivan en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12.

“Algunas prácticas para la circularidad son la producción más limpia y la consciencia sobre ciclo de vida de los productos, lo cual se puede dar a través de sistemas de gestión ambiental y el proceso de adopción de ecoetiquetas”, explica Julieth Vanessa Prieto Sandoval, PhD, coordinadora de la Maestría en Gerencia de la Sostenibilidad de la Pontificia Universidad Javeriana.

Por ejemplo, explica Prieto, la adopción de principios de producción más limpia para la prevención de residuos y contaminación son parte de la implementación de la economía circular y, a través de la aplicación continua de técnicas ecológicas preventivas en los procesos, tienen implicaciones para mejorar la eficiencia y reducir las emisiones, los residuos, así como los riesgos para los humanos, la economía y el medioambiente.

En lo referente al avance de las estrategias de economía circular en el país, este aspecto fue analizado en un estudio colaborativo de la Universidad Javeriana, de La Sabana (Colombia) y la Universidad de Alcalá (España), que utilizó datos oficiales del Dane de 1.544 empresas manufactureras, de 2012 a 2019, para indagar sobre el desempeño de la economía circular en la implementación de prácticas de producción más limpia.

“Se evidencia que las empresas que han implementado prácticas de sistemas de gestión ambiental y de producción más limpia han experimentado crecimiento económico, vinculando el consumo de recursos al tiempo que asumen su compromiso con el cuidado del ambiente”, señala la coordinadora Prieto.

Y agrega que una parte de las empresas que adoptan estas prácticas pueden mejorar su productividad al tiempo que reducen sus impactos negativos en el ambiente, pero el crecimiento económico se puede traducir en un aumento en sus valores de consumo de recursos y energía. Sin embargo, “con el tiempo este indicador puede ser positivo si siempre se usaran materiales recuperados del sistema, y no materia prima virgen”, señala la experta.

Actualmente, Visión 30/30 cuenta con la participación de más de 350 empresas afiliadas en más de 27 sectores productivos, permitiendo impactar 242 municipios de 27 departamentos, aprovechando cerca de 60 mil toneladas, equivalente al 12,2 por ciento de los envases y empaques puestos en el mercado por las empresas de la iniciativa en 2022. En total, desde la creación del colectivo, se han aprovechado y alargado la vida útil de más de 103 mil toneladas de materiales.

Colombia es un país pionero de la legislación en economía circular en América Latina, y el marco legal es un aspecto fundamental para la hoja de ruta hacia un modelo circular. Así, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha sugerido que los resultados de las políticas han sido calificados como satisfactorios y la industria del país ha respondido positivamente a los desafíos y compromisos adquiridos.

Además, “los empresarios han tomado cada vez más conciencia de que la incorporación de los aspectos ambientales tiene valor agregado en sus sistemas productivos, es decir, hay que terminar con el mito de que la sostenibilidad es más cara, por el contrario: las prácticas de la economía circular nos permiten transitar a un enfoque ambiental preventivo, responsable y competitivo dentro de las empresas”, asegura Prieto.

Así mismo, se ha logrado la verificación de 4.000 negocios verdes en el país para llegar a 12.630 en 2030.

Según Minambiente, actualmente, se está avanzado en la construcción de un Sistema de Información de Encomia Circular (Siec) que permita conocer los flujos de materiales, así como en fortalecer las políticas públicas con un enfoque de economía circular, que promueva el uso eficiente de los recursos naturales. Además, en generar incentivos para que las industrias se transformen hacia modelos más limpios y eficientes, y para que haya más investigación e innovación en el país.

El país tiene algunos desafíos que deben abordarse para lograr una implementación efectiva de la economía circular. En primer lugar, “se requiere un cambio de mentalidad entre todos los actores de la cadena en el que sean conscientes de su rol para que efectivamente se puedan implementar las estrategias”, aseguran desde Visión 30/30.

Asimismo, la falta de infraestructura adecuada para la gestión de residuos y la implementación de prácticas circulares resulta un desafío. “Es necesario invertir en la creación y mejora de instalaciones de reciclaje, centros de acopio y plantas de tratamiento de residuos, al igual que en el fortalecimiento de las capacidades operativas de los recicladores de oficio”, señalan los portavoces de la iniciativa.

Por su parte, Prieto indica que, si bien los hallazgos del estudio destacan ciertos efectos positivos en el desempeño, es necesario que se trabaje en plataformas que faciliten el emprendimiento a través de modelos sostenibles y circulares, que creen valor económico, social y ambiental.

Finalmente, “también encontramos que diversas empresas que adoptan prácticas relacionadas con la economía circular no están capturando valor de sus iniciativas, ya que con cierta frecuencia no las divulgan a sus partes interesadas clave para la búsqueda de nuevas oportunidades económicas, sociales y ambientales”, concluye la experta de la Universidad Javeriana.

VALENTINA HERRERA GONZÁLEZ

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