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Editorial
Incertidumbre jurídica, el reto mayor
Es prioritario aclarar los procesos de tenencia de la tierra y permitir cultivos a gran escala.
Para ampliar la frontera agrícola en la Orinoquía hay que impulsar los cultivos a gran escala. Foto: Leandro Mahecha.
Hace 15 años un grupo de empresarios decidió crear La Asociación Empresarial en Pro del Desarrollo de la Orinoquia, hoy Prorinoquia, con el fin, como su nombre lo indica, de impulsar el potencial de esta región, promover proyectos estratégicos e influir en las decisiones de los gobiernos local, departamental y nacional.
De Prorinoquia hacen parte 27 empresas que son las más grandes de la región, entre las que se encuentran Aliar-La Fazenda, Bioenergy, Poligrow Colombia, Agropecuaria Bambusa, Yara, Manuelita, Palmas de Puerto Gaitán, Reforestadora del Río, Concesionaria Vial Andina, entre otras. En Llanos 7 Días hablamos con su directora ejecutiva, Clara Leticia Serrano, y con Felipe Fonseca, director de la Misión Orinoquia.
¿Cómo avanza el Plan Misión Orinoquia? ¿Cuáles son los principales desafíos y retos?
Felipe Fonseca: La hoja de ruta tiene como objetivo que la región sea líder en la producción agroindustrial sostenible, el turismo de naturaleza y la gestión energética. No solo debemos depender del petróleo y el gas, que representa el 45 por ciento del PIB de la región, sino avanzar hacia la transición energética y otras fuentes no renovables, en el que tenemos el ejemplo de la empresa Bioenergy y su producción de bioetanol.
En Prorinoquia realizamos una interlocución con los gobiernos nacional, departamental y municipal, el sector privado, las agencias y organismos multilaterales y las nuevas istraciones territoriales para identificar proyectos que impulsen el desarrollo de la región, abastecer el mercado nacional y avanzar en la sustitución de importaciones de productos como maíz y soya, insumos necesarios para los sectores avícola y porcino. Además, brindamos a las empresas acompañamiento y apoyo logístico con el precepto de que, si a las empresas les va bien, a la región le va bien.
Clara Serrano: Actualmente la Orinoquía tiene un área sembrada de 995.000 hectáreas, que representa el 6,7 por ciento de la frontera agrícola y el 18 por ciento del área sembrada del país, pero si se desarrollan dos millones de hectáreas en la altillanura, que es lo que se plantea en el estudio de Fedesarrollo, cambiaríamos no solo el Producto Interno Bruto (PIB) de la nación, porque estaríamos produciendo los alimentos que necesita el país, sino que, además, podríamos exportar. Actualmente el país importa maíz y soya, pero podríamos reemplazar esas compras porque en la región cultivamos arroz, maíz, soya, palma, caña, caucho, cacao, café. La variedad de café robusta se está cultivando muy bien en esta región. También tenemos sembradas más de 85.000 hectáreas de soya. En lo que nos metemos a cultivar somos campeones.
¿Qué se necesita para cultivar dos millones de hectáreas adicionales?
Clara Leticia Serrano: Se necesitan cultivos a gran escala. En Colombia hay algunos mitos relacionados con el hecho de que la única agricultura posible es la del pequeño campesino, pero si queremos ampliar la frontera agrícola necesitamos cultivos en mayor extensión de tierra. En Brasil hay dos ministerios de Agricultura, uno dedicado a la agricultura campesina y otro al de grandes áreas.
¿Por qué no se puede cultivar a gran escala en la Orinoquia?
Clara Serrano: Se requieren dos cosas importantes. La primera y más urgente es solucionar la incertidumbre jurídica sobre la propiedad de la tierra. En Colombia el 60% de la tierra no tiene títulos, son supuestos baldíos de la nación, pero esas tierras tienen dueños, aunque no tengan títulos. La Ley 160 de 1994 (Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino,) creó las Unidades Agrícolas Familiares (UAF) y limitó la cantidad de tierra que puede tener una persona. Los mínimos de tierra que se establecieron se tomaron como máximos y se convirtió en una trampa para la adjudicación y en una persecución para los que compraron antes de 1994.
En la Orinoquia hay sembradas 267.000 hectáreas con palma de aceite. Foto:Andrés Paz Duarte / Fedepalma
¿Se necesita cambiar esa ley que luce obsoleta hoy y hacer un gran programa de entrega de títulos o ¿cómo se soluciona ese gran cuello de botella?
Clara Serrano: Es preciso cambiar esa ley, derogarla o mirar algún tipo de solución jurídica porque se está interpretando mal y quedó en la mente de los colombianos que una UAF es un terreno muy grande, pero en Vichada, por ejemplo, una UAF puede estar entre 1.200 y 1.700 hectáreas, dependiendo de la zona y en Tunja puede ser una hectárea. Pero una hectárea en Tunja puede producir mucho más que 1.700 hectáreas en Vichada debido a las inversiones que hay que hacer, la calidad de los suelos, la falta de infraestructura vial, digital, la calidad del internet. Nosotros venimos denunciando desde hace 14 años estos problemas que los analiza en detalle el estudio de Fedesarrollo.
Felipe Fonseca: En la región hemos insistido en la necesidad de hacer una revisión profunda de la legislación agraria ante la incertidumbre que genera una ley que tiene más de 30 años y que se ha convertido en una cortapisa para el desarrollo y la seguridad jurídica. Lo que ha ocurrido en la región es extraordinario porque pese a esos grandes retos se están desarrollando muchos proyectos productivos.
¿Por qué no se ha logrado fortalecer más el desarrollo agrícola de la región y convertirnos en la despensa del mundo?
Felipe Fonseca: Porque persisten obstáculos, como lo señala Clara, relacionados con la inadecuada infraestructura vial y la falta de una mayor conectividad digital. Necesitamos internet de alta velocidad, una mejor dotación de bienes y servicios públicos para una población que irá en crecimiento en la medida en que se generen nuevas fuentes de trabajo. Además de una buena infraestructura energética y tecnológica, se necesitan cadenas de frío y adecuada logística.
Clara Serrano: otro obstáculo es la baja población. Somos solo el 4 por ciento de la población del país en un territorio inmenso; vamos a necesitar mano de obra para el desarrollo de la región. Esta baja población ha afectado nuestra representación porque no tenemos una bancada grande en el Congreso.
Felipe Fonseca: frente a la carencia de esta mano de obra y ante un futuro incremento de la población, hay un gran reto por superar teniendo en cuenta que en los planes de desarrollo y de ordenamiento territorial no se encuentra esa visión prospectiva que garantice la dotación de bienes y servicios públicos a esa población creciente, que demandará vivienda, educación, servicios públicos.
A pesar de esos obstáculos se han desarrollado proyectos agrícolas importantes ¿Cuáles se destacan?
Felipe Fonseca: Además de las 85.000 hectáreas de soya, un cultivo promisorio es el del marañón, en Vichada, que se exporta en su mayoría. En la industria arrocera hay un capítulo nuevo con 278.000 hectáreas de arroz secano, en palma de aceite el área sembrada es del 45 por ciento, es decir 667.000 hectáreas, principalmente en el Meta. En cacao tenemos cerca de 40.000 hectáreas y respondemos por el 15 por ciento de la producción nacional, y en plantaciones forestales Vichada superó a Antioquia con la mayor área sembrada; y en Puerto López se sembraron más de 20.000 hectáreas de caña de azúcar.
Pasando a otro de los sectores estratégicos, como el turismo, que puede convertirse en una importante fuente de ingresos ¿cuál es el potencial?
Clara Serrano: Nos destacamos dentro de la gran biodiversidad colombiana porque tenemos todo el verde del mundo. En la Orinoquia tenemos 12 parques nacionales naturales y el 90 por ciento de las áreas privadas o de reserva protegidas. Con la firma de la paz se redescubrieron zonas a las cuales era imposible ir hasta hace unos años y hoy están abiertas al turismo como es el caso del cañón del Güejar y el cañón del Guape. Muchos excombatientes se convirtieron en guías turísticos con lo cual se están fomentando las fuentes de empleo.
Nuestro potencial es gigante y estamos impulsando el clúster de turismo en Meta y Casanare y debemos ampliarlo a Arauca y Vichada. Pero como ya lo dije, uno de los obstáculos para impulsar más el turismo es la fata de una adecuada conectividad.
Para desarrollar ese turismo se necesitan buenas vías aéreas, terrestres y fluviales. Por ejemplo ¿Qué pasó con el proyecto de navegabilidad del río Meta?
Clara Serrano: Estamos apoyando la navegabilidad del río Meta y esperamos los resultados de una consultora contratada por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) para sacar adelante un proceso de licitación, que sea manejado por un privado. Soñamos con un crucero por el río Meta desde Puerto López (Meta), pasando por Puerto Gaitán hasta Puerto Carreño (Vichada).
Felipe Fonseca: Para potenciar la riqueza natural está como aliado el Pacto por la Orinoquia Sostenible con representantes de organizaciones y agencias nacionales e internacionales. Uno de los proyectos es un plan de marketing de turismo de naturaleza gracias a que tenemos más de 56 tipos de ecosistemas, desde el páramo, los morichales, las sabanas inundables; el 48 por ciento de los humedales continentales del país, una diversidad étnica cultural, 12 pueblos indígenas, 4,5 millones de hectáreas bajo título de resguardos indígenas, 173 áreas protegidas en distintas categorías entre santuarios de flora y fauna, parques, reservas naturales y 104 resguardos indígenas.
El desafío, como ya lo mencionamos, es la infraestructura vial. A Colombia llegan en promedio cada año dos millones de turistas extranjeros y ocho de cada 10 manifiesta su interés por el turismo de naturaleza, siete de cada 10 viajeros pagan y valoran el bilingüismo, los servicios digitales y el a internet. Por eso, el gran reto es mejorar la infraestructura a todo nivel, vial, energética, tecnológica, y de servicios y una inclusión financiera que permita el pago a través de medios virtuales.