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Análisis
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Donald Trump y los líderes populistas europeos que preocupan a la Otán: ¿qué se avecina en el futuro de la Alianza Atlántica?
La invasión rusa a Ucrania despertó a la Alianza Atlántica, la unió y vigorizó, pero hay muchas sombras en el horizonte, sobre todo si gana Donald Trump en Estados Unidos.
Con 75 años recién cumplidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán) lleva dos años de fortalecimiento, resultado de la invasión a Ucrania ordenada por el presidente Vladimir Putin a sus tropas en febrero de 2022.
El ataque obligó a la treintena de estados a despertar, comprender el tamaño del desafío que el Kremlin les planteó para rearmarse y trabajar con la mayor coordinación política y militar desde el fin de la Guerra Fría (1991) hace más de tres décadas.
Significativos aumentos en los presupuestos de defensa en Alemania, Francia, y buena parte de los 31 países que integran la Alianza Atlántica, se han dado desde el asalto ruso con el doble propósito de abastecer a las tropas del presidente Volodimir Zelenski -Ucrania apenas inicia su largo camino para integrarse a la organización-, y fortalecer las defensas europeas con el fin de persuadir a Putin.
Entre 2022 y 2023, Europa aumentó sus importaciones de armamento un 21 por ciento, mientras en el resto del planeta, esas ventas decrecían. Más del 55 por ciento de esas adquisiciones fueron a la industria militar del principal socio de la Otán, Estados Unidos. Pero, aparte del material importado, la producción local ha recibido un importante impulso en esas naciones europeas, que aspiran a suplir ellas mismas cerca del 60 por ciento del equipo militar que necesiten en 2030.
Trump asegura, sin demostrarlo, que con él en la Casa Blanca, Putin -su amigo- no habría atacado a Ucrania
Además del gasto militar, que consolida el poderío de la Otán gracias a los mecanismos de coordinación entre los diferentes ejércitos, la Alianza Atlántica ha multiplicado sus ejercicios militares conjuntos. Y los países más fuertes, como Francia y Reino Unido, cuentan hoy con personal y equipo militar -incluidos tanques y aviones de combate- instalados en los países recientemente integrados a la organización, los de Europa del este, que son los que mayor riesgo corren, pues se encuentran más cerca de la amenazante Rusia.
El escenario es muy diferente en estos momentos con la cruda descripción que, en noviembre de 2019, hiciera el presidente francés Emmanuel Macron cuando habló de “la muerte cerebral de la Otán”.
Jefes de Estado y de Gobierno de la Otán posan para una foto en el Centro de Convenciones Walter E. Washington, en Washington durante la cumbre que conmemoró los 75 de la Alianza Atlántica. Foto:EFE
Más recursos económicos, mayor fabricación de armas y municiones, un uso optimizado de recursos tecnológicos como satélites, drones aéreos y marinos, y nutrida información de inteligencia en tiempo real, se han sumado a mecanismos más ágiles de coordinación política -para la toma de decisiones- y militar -en entrenamiento y operatividad-.
“Ya nadie habla de muerte cerebral, pues la Otán ha vuelto a estar en capacidad de cumplir con su principio fundamental”, le dijo a EL TIEMPO una fuente diplomática en Paris. Se trata, como dice el Tratado Atlántico, del “principio de defensa colectiva”, que garantiza que “un ataque armado contra uno o varios de (los ) en Europa o América del Norte, se considerará un ataque contra todos ellos” y tendrá la consecuente respuesta del conjunto de la Alianza.
Posible presidencia de Donald Trump puede poner nubarrones en el horizonte para la Otán
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Foto:AFP
“Pero que las palabras de Macron ya no sean válidas hoy, no quiere decir que la Otán tenga su futuro despejado -agregó la fuente-, pues muy por el contrario, los riesgos se multiplican y si las cosas salen mal en materia política en países como Estados Unidos y Francia, la Alianza podría estar en peligro de desaparición”.
Mientras Biden pintó un cuadro optimista en la cumbre de la Otán, Trump denigró de la Alianza en un discurso
A ese respecto, el mayor temor que gobernantes y militares europeos, así como analistas internacionales, comparten, es una victoria del candidato republicano Donald Trump en las elecciones de noviembre. Una opción cada vez más probable, debido a las reiteradas señales de problemas cognitivos de su contendor, el presidente Joe Biden, y ante el evidente aprovechamiento proselitista que hace el trumpismo del gravísimo atentado contra su líder, el sábado en Pensilvania.
Al instalar, la semana pasada, la cumbre de mandatarios de la Otán en el mismo auditorio Andrew W. Mellon donde se firmó el Tratado del Atlántico Norte en 1949, Biden pintó un cuadro optimista y positivo, y dijo que la organización sigue siendo “el baluarte de la seguridad mundial”.
Para el líder demócrata, en momentos críticos los de la Alianza “elegimos la unidad frente a la división, el progreso frente al retroceso, la libertad frente a la tiranía y la esperanza frente al miedo…”
El presidente de EE. UU., Joe Biden, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Foto:AFP
Peter Baker, analista y corresponsal jefe del New York Times en la Casa Blanca, reparaba el jueves 11 de julio en que, horas más tarde del discurso de Biden, en un evento de su campaña en Doral, Florida, Trump “denigró de la Alianza”.
El expresidente y candidato aseguró que, estando en la Casa Blanca, descubrió pronto que los demás “no estaban pagando, nosotros estábamos pagando (…) casi totalmente por la Otán”.
Como suele suceder, Trump juega con las imprecisiones y hace pensar a sus auditorios que muchos países no pagan sus contribuciones a la Alianza, y que Estados Unidos debe pagar por todos. Incluso, en ocasiones, ha dado a entender que los demás deben pagarle a Washington para que los proteja, y no lo hacen. Eso es falso.
El nuevo secretario general de la Otán, Mark Rutte, fue elegido porque tiene fama de saber lidiar a Donald Trump
Lo que existe es el compromiso de todos los de gastar en defensa y seguridad el 2 por ciento del PIB, y hasta hace poco, un buen número de integrantes no lo estaba cumpliendo.
Eso ha venido mejorando, y no sólo por presión de Trump. De hecho, todos los mandatarios estadounidenses de este siglo les han reclamado a sus socios por no alcanzar ese nivel de 2 por ciento del PIB. Pero, fue la invasión rusa a Ucrania el argumento persuasivo más poderoso, que obligó a casi todos los europeos de la Otán a elevar su gasto en defensa, de modo que en 2024, 18 de los 31 cumplirán la meta y media docena más estarán muy cerca.
En la retórica de Trump, no existe la intención de reconocer ese cambio. Para la eficacia de su discurso populista-nacionalista, es más conveniente decir que los socios siguen incumpliendo. Y cuando en una entrevista le ponen de presente que Washington no puede jugar a debilitar a la Otán, al tener al frente a un enemigo tan impredecible y agresivo como Putin, él se sale por la tangente.
Usando un argumento sobre el que no existe sustento y que ningún analista internacional reconocido acepta, el exmandatario afirmó en una reciente entrevista en Fox News, que si él hubiese sido Presidente “Ucrania no habría sido atacada”. Y agregó, a modo de explicación: “Tuve una muy buena relación con el presidente Putin, nos llevamos muy bien”.
Los líderes populistas de izquierda y derecha que también preocupan a la Otán
Viktor Orbán y Martine Le Pen. Foto:x: PM_ViktorOrban
Una victoria de Trump no es el único desvelo de la Otán. También inquieta a sus líderes un triunfo del populismo en Francia, igual si es el de derecha que si es el de izquierda.
Como bien explicaba el analista del diario español El País, Andrea Rizzi, la lideresa del Reagrupamiento Nacional (RN), la populista de derecha Marine Le Pen, así como el dirigente de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, son “otras piedras en el zapato” de la Otán.
“La primera -explicaba Rizzi hace una semana- quiere retirar a Francia del comando integrado de la Alianza, y el segundo seguía declarando en marzo de 2022 -cuando Rusia ya había invadido Ucrania- que la Otán es “una organización inútil que crea tensiones”.
A pesar de que su alianza de izquierdas, Nuevo Frente Popular, estuvo lejos de alcanzar la mayoría absoluta, Mélenchon sigue aspirando a ser o a designar a un cercano como primer ministro.
En cuanto a Le Pen, obtuvo muchas menos curules de las que esperaba en las recientes legislativas, pero es favorita para ganar las presidenciales en 2027. Y en el parlamento europeo acaba de unir al RN con el partido del primer ministro de Hungría, Víktor Orban, el gran amigo de Putin en la Otán.
Este es el complejo panorama que le espera al exprimer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, recién elegido como nuevo secretario general de la Alianza.
Mark Rutte. Foto:EFE
El líder liberal de centro-derecha de 57 años, que estuvo los últimos 14 años al frente del Ejecutivo neerlandés, tuvo que lidiar varias veces con Trump durante el mandato del estadounidense, entre 2017 y 2021, y según los entendidos, siempre supo manejarlo.
Entre otras porque ha reconocido que, más allá de la forma poco rigurosa como Trump describe el incumplimiento en gastos de defensa de varios , algo de razón asiste al exmandatario en trance de reelección. “Deberíamos dejar de lloriquear sobre Trump”, les dijo hace poco a sus colegas, durante la cumbre de seguridad en Munich, antes de proclamar que era hora de escuchar los reclamos del republicano.
Pero, aún si es capaz de manejar bien a Trump, y de mantenerlo en la Alianza con el argumento del importante aumento en el gasto de defensa de los europeos, Rutte tiene otro desafío: que la Otán ponga el foco en Europa, el continente para cuya defensa fue creada.
En años recientes, tanto Estados Unidos como el Reino Unido han puesto la mira en el Pacífico, con la idea de contener la amenaza de China que no sólo persigue integrar a Taiwán, sino que ejerce una influencia cada vez mayor en toda la región, con el respaldo amenazador de su gigantesco aparato militar.
Rusia sigue siendo la razón de ser de la Otán y Putin debe ser derrotado
Entre los principales expertos del tema Otán, hay coincidencia en que la Alianza no debe distraer sus esfuerzos fuera del Viejo Mundo.
A fines de la semana pasada, el analista internacional británico Simon Tisdall sostenía que “en lugar de buscar nuevos desafíos y misiones globales, la Otán debería concentrarse en confrontar proactivamente la extremadamente peligrosa amenaza en las fronteras orientales de Europa. Es la misma amenaza que motivó la fundación de la Alianza en 1949”, dijo.
Tisdall le recuerdó al nuevo secretario general de la Otán que “Rusia sigue siendo la razón de ser de la Otán” y le hizo ver que “Putin debe ser derrotado inequívocamente, y él y sus generales asesinos llevados a juicio. Puesto que la alternativa -la pérdida de Ucrania- podría significar el fin de la Otán”.