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Análisis
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Guerra en Ucrania: Informes europeos señalan que la ofensiva rusa está estancada, ¿qué significa y cuál es el panorama?
Cuando más débil estaba Ucrania por falta de municiones y de tropas, Putin lanzó en mayo una feroz ofensiva: los avances han sido menores con un enorme costo de más de mil bajas diarias.
Militares ucranianos de la 55.ª Brigada de Artillería "Zaporizhzhia Sich" disparan un obús autopropulsado CAESAR de fabricación sa hacia posiciones rusas, en la región de Donetsk. Foto: AFP
Hace apenas seis semanas, y tras 27 meses desde el inicio de la invasión de las tropas rusas a Ucrania, el panorama lucía descorazonador para el ejército de Kiev, y las declaraciones del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, adquirían, día a día, un tono más pesimista. “No diré que es un gran éxito (para Rusia), pero tenemos que estar alerta y entender que se están adentrando más en nuestro territorio", dijo el mandatario a mediados de mayo, cuando la ofensiva rusa amenazaba con colapsar las líneas de defensa ucranianas.
La feroz arremetida fue lanzada el 10 de mayo por el mando militar del presidente Vladimir Putin, en un frente de más de 70 kilómetros. Sus tropas alcanzaron a penetrar en algunos puntos hasta diez kilómetros y tomar una docena de poblaciones en el norte y el este del país, en el mayor avance ruso desde el otoño de 2022.
Tras las dos primeras semanas del ataque, la inteligencia militar europea ha visto retroceder parte de las tropas rusas
Aunque Vladimir Putin lo negó en un principio -cosa de protegerse ante un eventual fracaso-, el objetivo era rodear y, a la larga, tomar la ciudad de Járkov, la segunda del país, con una población que, antes del estallido del conflicto en febrero de 2022, contaba con 1,5 millones de habitantes.La acometida ocurría en momentos en que Ucrania se quedaba corta de municiones ante las demoras de despacho por sus aliados europeos, y como consecuencia de los meses que tardó el Congreso de los Estados Unidos en autorizar, para 2024, un paquete de ayuda a Kiev por 61.000 millones de dólares.
Con la esperanza de no necesitarla, Zelenski había demorado la toma efectiva de una medida autorizada por el Congreso para rebajar la edad de reclutamiento forzoso de 27 a 25 años. Pero a inicios de abril se vio obligado a firmarla, para darle un respiro a unidades extenuadas tras veinte meses de combate.
En la última semana de mayo hubo por fin una buena noticia para Kiev. El alto mando ucraniano informó que “la ofensiva ha sido detenida”, y que aunque los rusos habían ocupado una superficie de 80 kilómetros cuadrados, llevaban varios días sin nuevos avances. “Tras las dos primeras semanas del ataque, la inteligencia militar europea ha visto retroceder parte de las tropas rusas que se arriesgaban a quedar atrapadas en bolsones que no podían defender”, dijo en París a EL TIEMPO una fuente militar europea.
Cincuenta días han pasado desde el inicio de la ofensiva rusa, y aunque es temprano para decir que la operación ha fracasado, lo cierto es que las tropas rusas están lejos de tomar o siquiera rodear Járkov, y que algunos de los avances de hasta diez kilómetros, logrados en mayo, no han resultado sostenibles para el invasor ante la resistencia de las defensas ucranianas. “Eso sí -anota la fuente-, tal como lo advirtió el presidente Zelenski, esta puede ser apenas la primera oleada de una ofensiva de más largo plazo.”
Carne de cañón: las pérdidas rusas en el terreno ucraniano
Sesión de entrenamiento del Ejército de Ucrania en una zona no revelada en la región de Járkov. Foto:AFP
Por ahora, la ganancia territorial para el Kremlin luce limitada, más aún si la evaluación incluye un balance de los costos en bajas (soldados muertos o tan gravemente heridos que no volverán al combate), y en pérdida de equipo militar.
Como explicaban la semana pasada los analistas Julian Barnes y Eric Schmitt del New York Times, eso se debe al tipo de ataques que lanzan los rusos: mandan a miles de soldados a avanzar bajo fuego enemigo, sin importar que muchos de ellos mueran, pues -cree el alto mando ruso- al final los sobrevivientes aseguran el terreno ganado.
“Es un estilo de guerra que los soldados rusos comparan con ser puestos en una picadora de carne”, aseguran Barnes y Schmitt. En el pasado, estas sangrientas operaciones dieron resultado, como la que terminó hace poco más de un año con la toma de Bajmut, en el este de Ucrania.
Avances tan parciales como los que presentan los rusos en estos dos meses en el frente al norte de Járkiv, llevan a concluir que, a pesar de costos tan altos, no ha habido precisamente un éxito del Kremlin
“Pero funcionarios ucranianos y occidentales -agregan los dos analistas- dicen que las tácticas fueron menos exitosas esta primavera, cuando Rusia ha intentado ganar territorio cerca de Járkov”, durante la ofensiva de mayo, y eso a pesar de las dificultades que las tropas ucranianas tenían en el suministro de municiones. Que los rusos no hayan podido aprovechar un momento en que Kiev se quedó corto de balas y obuses, y en cambio hayan sufrido bajas tan importantes, es significativo sobre los límites del uso recurrente de sus soldados como carne de cañón.
El 30 de mayo, un balance de la Defence Intelligence, unidad de información y análisis del Comando Estratégico Británico, reveló que, durante ese mes, “el promedio de bajas de personal ruso fue de más de 1.200 por día”, unos 37.000 en todo mayo. Según el Estado Mayor ucraniano, en junio las cifras fueron apenas inferiores: 33.713 bajas rusas, a razón de 1-123 por día.
A esto se suma, en el mismo mes de junio, la pérdida por Rusia de 352 tanques, 589 blindados de combate, 1.393 sistemas de artillería, 22 lanzacohetes móviles, 58 sistemas de defensa aérea, tres aviones y 997 drones, lo que confirma que, aparte del muy condenable sacrificio de soldados, el costo ha sido alto para el Kremlin en equipo militar.
Soldados rusos en las calles de Mariúpol, en Ucrania. Foto:Alexander NEMENOV / AFP
Más de 70.000 soldados rusos dados de baja entre mayo y junio equivalen al 13 % del total de bajas para el ejército de Putin en los 27 meses desde el inicio de la guerra, que suman unos 541 mil uniformados. En cuanto al equipo militar, basta decir que cerca del 5 por ciento de los tanques destruidos por Ucrania a Rusia lo han sido en esta ofensiva.
“En esa medida -profundizó la fuente militar europea consultada por EL TIEMPO-, avances tan parciales como los que presentan los rusos en estos dos meses en el frente al norte de Járkov, llevan a concluir que, a pesar de costos tan altos, no ha habido precisamente un éxito del Kremlin”.
En cuanto a los soldados fuera de combate, el mando militar ruso no reconoce semejante nivel de bajas, y en todo caso hace ver que Rusia ha demostrado una inmensa capacidad de reclutamiento, que le permite sumar entre 25.000 y 30.000 nuevos hombres al frente cada mes. ¿Hasta cuándo? Para un país de 142 millones de habitantes, reclutar más de 300 mil soldados al año no parece imposible.
El presidente Volodimir Zelenski advirtió que la de Járkov puede ser la primera de una larga lista de ofensivas lanzadas por Rusia. Foto:EFE
La suerte de la ofensiva rusa iniciada en mayo todavía es incierta. Aún con su enorme capacidad de reclutamiento, en el mando ruso hay debate sobre la relación costo-beneficio de perder tantos soldados y tanto equipo a cambio de resultados no muy tangibles en materia de avance territorial. No es un hecho menor que, al inicio de la ofensiva, Putin haya removido al Ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
Pero como advirtió Zelenski a mediados de mayo, no hay que sacar conclusiones definitivas pues esta puede ser apenas la primera oleada de varias que vendrán de aquí a septiembre, antes que el otoño convierta los suelos en un lodazal en el que sea imposible movilizar tropas y equipo.
Si en el primer trimestre, los tiros estaban racionados a razón de seis obuses por cañón/día, ahora el límite ha sido elevado a 40 por día
La buena noticia para Kiev es que, aunque todavía hay deficiencias, el flujo de municiones y nuevas armas suministradas por los aliados europeos y por los Estados Unidos, está mejorando de manera sustancial.
El viernes, un detallado informe de la agencia AFP que citaba diversas fuentes militares europeas, aseguraba que “tras meses de aguda penuria, el suministro de municiones occidentales, sobre todo obuses de artillería, se ha acelerado (…) y el aprovisionamiento ha mejorado”.
En cuanto a los cruciales obuses calibre 155 mm, el suministro “se ha hecho mucho mejor desde hace más o menos un mes”, le dijo a la AFP un sargento ucraniano conocido con el nombre de guerra de ‘Lountik’. Si en el primer trimestre, “los tiros estaban racionados a razón de seis obuses por cañón/día, ahora el límite ha sido elevado a 40 por día”, agregó el sargento. Eso sí, en las regiones más calientes, como el frente al norte de Járkov, ahora “no existe límite”, gracias a la llegada de suministros.
El flujo de municiones y nuevas armas suministradas por los aliados europeos y por los Estados Unidos, está mejorando de manera sustancial. Foto:AFP
Antes de terminar esta semana, Washington debe anunciar el despacho de 150 millones de dólares en armas, municiones y equipo disponible en sus depósitos. El envío debe incluir municiones para los equipos Himars, vehículos pesados móviles con lanzacohetes múltiples, y quizás también misiles de largo alcance para los sistemas Atacms, que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros, el doble de la distancia que consiguen los sistemas de misiles que Ucrania ha usado hasta ahora.
Con estos equipos las tropas de Zelenski podrán golpear fuertemente detrás de las líneas del frente ruso, y afectar así retaguardias, almacenamientos de equipo y municiones, y cadenas de suministro. Washington ha puesto condiciones a Ucrania para la utilización de esas armas, en especial que no sirvan para atacar a la población civil dentro del territorio ruso, de modo que Putin no pueda acusar a Estados Unidos de asumir una postura como beligerante en el conflicto.
Para el segundo semestre, los pilotos ucranianos que 11 países de la Otán están terminando de entrenar para que puedan pilotear los aviones de combates F-16, cedidos a Kiev por Dinamarca y Países Bajos, estarán en capacidad de operar los aparatos.
Son 61 naves que estarán disponibles para operaciones especiales sobre y detrás de las líneas enemigas, aunque -al igual que ocurre con los misiles de largo alcance- la idea es que no puedan ser utilizados para atacar territorio ruso hasta que Ucrania pueda usar su nueva batería de misiles en las semanas por venir y, hasta que esos aviones entren a operar en agosto o septiembre, las líneas ucranianas deben seguir aguantando la embestida rusa. Si lo logran, Kiev habrá conseguido sobreponerse a los días más oscuros que vivió en mayo y junio y pasado.