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El papa Francisco y más de 50.000 personas despiden a Benedicto XVI
El féretro del papa emérito ya reposa en la cripta de la basílica de San Pedro.
Benedicto XVI falleció el sábado a los 95 años. Foto: AFP
En una ceremonia inédita en siglos de historia eclesial, el papa Francisco presidió este jueves el funeral de su antecesor, Benedicto XVI, fallecido el sábado pasado a los 95 años de edad.
Alrededor de 50.000 personas se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano para participar en las exequias, al final de las cuales el féretro fue conducido a hombros hasta las grutas vaticanas, donde fue sepultado en un triple ataúd, mientras algunos fieles gritaban "¡santo subito!" (¡Santo ya!, en español).
También se vio una pancarta con el mismo mensaje y otros carteles que daban las gracias al pontífice escritas en alemán, su lengua materna. Ya en los días previos, el arzobispo Georg Ganswein, secretario personal del papa emérito, había advertido que podían esperarse gritos de “¡santo subito!” durante las exequias.
Pese a la solemnidad y emotividad del momento, el ambiente fue muy diferente al que se vivió en el mismo escenario hace 17 años, cuando más de un millón de personas participaron en las exequias de Juan Pablo II y exigieron con vehemencia la inmediata proclamación como santo del Papa polaco, cuya popularidad e imagen acabó eclipsando a su sucesor, mucho más tímido y al que le costaba conectar con las grandes masas.
Los fieles manifiestan su iración por la obra de Benedicto. Foto:EFE
Benedicto XVI fue un Papa de ironías
Aquella petición de los fieles acabaría haciéndose realidad en 2014, cuando Karol Wojtyla fue canonizado por Francisco en una multitudinaria ceremonia en la que también alcanzó la gloria máxima de los altares Juan XXIII.
Desde primera hora de la mañana del jueves fueron formándose filas en los alrededores del Vaticano por parte de los fieles más madrugadores, que vivieron su primer momento emotivo a las 8:50 a. m., cuando el féretro con los restos mortales de Benedicto XVI fue trasladado desde la basílica vaticana hasta el parvis, la parte de la plaza de San Pedro más cercana a la fachada.
Fue acogido con un rezo del rosario que se prolongó hasta las 9:30 a. m., la hora en la que comenzó el funeral presidido por Francisco.
Ofició en cambio la liturgia el purpurado italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, para evitar que el Papa tuviera que estar mucho tiempo de pie, como le desaconsejan los médicos debido a sus problemas de movilidad y dolores de rodilla. Jorge Mario Bergoglio, no obstante, al final de la ceremonia se acercó caminando con su bastón al féretro, lo tocó y rezó frente a él durante unos instantes.
Vista general de la plaza de San Pedro durante el funeral de Benedicto XVI. Foto:Filippo MONTEFORTE / AFP
Antes, durante la homilía, había realizado varias citas de textos de Benedicto XVI, al que calificó de "fiel amigo del esposo" (Jesucristo), deseando que su "gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz".
Ciento treinta cardenales y alrededor de 3.700 sacerdotes asistieron a la ceremonia, en la que participaron jefes de Estado o de Gobierno de 14 países, aunque no se trataba de un funeral de Estado por haber concluido el pontificado con su histórica renuncia hace ya cerca de 10 años.
afrontó con valentía y decisión como papa dos grandes escándalos
Además de los representantes de Alemania, donde Ratzinger nació, y de Italia, donde pasó buena parte de su vida, y cuyos presidentes habían sido invitados por la Santa Sede, el resto de mandatarios acudieron a título personal.
La ceremonia gozó de la solemnidad litúrgica reservada a los funerales de los papas, aunque con algunas simplificaciones para adaptarse a la petición de Benedicto XVI de que se le despidiera de manera "sencilla". Hubo además otros cambios motivados por el peculiar hecho de que fuera un obispo de Roma el que presidiera el funeral de su antecesor.
Una vez concluidas las exequias, el féretro de madera de ciprés que contenía los restos mortales de Ratzinger fue llevado a hombros de nuevo a la basílica para trasladarlo a continuación a la cripta existente bajo el templo para proceder a su sepultura, junto a las tumbas de otros papas existentes en las grutas vaticanas.
El cuerpo del papa emérito reposó en cámara ardiente hasta este miércoles. Foto:EFE
Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión
Siguiendo el protocolo previsto en estas ocasiones, ese primer ataúd de madera de ciprés forrado de terciopelo carmesí fue colocado en una segunda caja, en este caso de zinc, que fue sellada, para ser finalmente acogido por un tercer féretro de madera de roble.
El cuerpo sin vida de Benedicto XVI reposa ya en el espacio que ocupaba la antigua tumba de Juan Pablo II, cuyos restos mortales fueron trasladados a la basílica de San Pedro, junto a la Piedad de Miguel Ángel, cuando fue beatificado en el año 2011.
Antes de la inhumación se procedió a colocar junto al difunto las monedas y medallas de su pontificado, sus palios y un documento que resume su vida y pontificado, el llamado rogito, que se guarda en un cilindro metálico.
En el texto que fue colocado este jueves en el féretro de Benedicto XVI, llama la atención la reivindicación que el Vaticano hace de su figura al asegurar que "luchó con firmeza contra los crímenes cometidos por representantes del clero contra los menores o las personas vulnerables".
En una abierta defensa de su labor contra la pederastia eclesial, el documento recuerda que "hizo continuos llamamientos a la Iglesia para su conversión, oración, penitencia y purificación".
El papa emérito será enterrado en la tumba que perteneció a Juan Pablo II y Juan XXIII. Foto:EFE / Queensland State Archives y Twitter: @JimSichko
Ratzinger comenzó a afrontar el problema de los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos cuando era el cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ‘ministerio’ vaticano encargado de tratar esto asunto, propiciando así que se dieran los primer
El camino, en el que trató de ahondar como pontífice, sigue no obstante siendo largo y está plagado de errores, como muestra el continuo goteo de casos encubiertos y mal gestionados de las últimas décadas.
El propio Ratzinger tuvo el año pasado que mostrar su "profunda vergüenza, gran dolor y sincera petición de perdón" ante todas las víctimas de pederastia eclesial tras la publicación de un informe sobre abusos en la archidiócesis de Múnich, de la que estuvo al frente entre 1977 y 1982.
Aunque el papa emérito defendió entonces su inocencia después de que el citado documento lo acusara de no actuar frente a cuatro casos de sacerdotes pederastas, reconoció que la Iglesia y él mismo podían haber hecho mucho más.
"Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares", dijo Ratzinger.
Además de afrontar esta espinosa cuestión, el rogito de Benedicto XVI, que está firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, también recuerda sus viajes apostólicos, principales textos magisteriales y lucha "frente al relativismo y al ateísmo práctico", que combatió con su "reconocida autoridad" como teólogo.
En una eucaristía en sufragio ofrecida en la mañana de este jueves en la Catedral de Bogotá, los representantes de la Iglesia en Colombia y los feligreses de nuestro país le dieron el último adiós al papa emérito Benedicto XVI.
La ceremonia, convocada por la Conferencia Episcopal de Colombia, fue presidida por el nuncio apostólico en Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, quien recordó en su homilía cómo el fallecido pontífice fue "un Papa de ironías".
"Benedicto XVI ha sido, sin duda alguna, una de las más grandes figuras intelectuales de nuestro tiempo. Este eminente teólogo, poseedor de una gran cultura humanista, ha sido denominado por algunos con cierta hostilidad como el ‘Doctor no’ de la Iglesia católica y, sin embargo, ha dedicado la enseñanza de su pontificado a la propuesta positiva literariamente clara y bella del misterio de la fe cristiana y de la enseñanza tradicional de la Iglesia", reflexionó el prelado.
Para monseñor, Benedicto XVI iluminó grandes problemas que aquejan a la sociedad moderna y abogó "por una enriquecedora cooperación entre la sociedad civil y las comunidades religiosas, por la humanización de la globalización económica y por el empeño ciudadano en favor de una ecología integral respetuosa de la dignidad del hombre".
Entre las ironías que rodearon a este personaje, fue destacado por Montemayor el hecho de que a pesar de que una vez confesó públicamente no tener carisma de gobierno, "afrontó con valentía y decisión como Papa dos grandes escándalos que han golpeado gravemente la reputación de la Iglesia y su labor pastoral: el abuso de menores y la falta de transparencia istrativa".