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La condesa señalada de realizar aterradora práctica para mantenerse joven
Elizabeth Báthory tenía la práctica de bañarse en sangre. Esto le costó la vida seiscientas mujeres.
Fragmento de la película biográfica de Elizabeth Báthory, `La Condesa`. Foto: EMC Filmproduktion / Fanes Film / Mirabelle Pictures
La belleza y mantenerse joven siempre ha sido un pilar importante en la sociedad; sin embargo, hay personas que van al extremo con tal de cumplir esa regla. Este es el caso de la Condesa Elizabeth Báthory de Hungría, una mujer que pasó a la historia al ser conocida por darse baños de sangre, ya que según ella la mantendrían joven y hermosa por toda la eternidad.
De acuerdo con la enciclopedia ‘Britannica’, este extraño comportamiento le costó la vida a más de seiscientas cincuenta personas, sobre todo doncellas, quienes fueron asesinadas para que su sangre rejuveneciera a la condesa. La mujer también ha sido descrita como la asesina en serie más mortal que haya sido registrada en la historia del mundo.
Por tal razón, fue condenada al confinamiento solitario en el castillo de Csejthe, el actual Cachtice, Eslovaquia, y murió cuatro años después.
Acá le contamos toda su historia y cómo llegó a convertirse en esa mujer despiadada, a la cual solo le importaba su belleza.
Según quedó registrado en varios libros de historia, Elizabeth Báthory nació el 7 de agosto de 1560 en Hungría en una de las familias más antiguas y adineradas de Transilvania. Desde muy pequeña fue instruida en la política, la ciencia, las artes y los idiomas. Pero fue una gran aficionada de la astronomía y la alquimia.
Además, se dice que desde muy pequeña, a la edad de 4 o 5 años, Elizabeth sufría de unos ataques de rabia intensos y según los médicos de la época podrían ser síntomas de epilepsia o alguna otra enfermedad neurológica.
Con el paso de los años, cuando apenas tenía once, se comprometió con el conde Ferenc Nádasdy de Nádasd y Fogarasföld y tuvo que mudarse al castillo de los Nádasdy para empezar a unir lazos.
Castillo elizabeth bathory Foto:IStock
El inicio de sus atrocidades
Elizabeth era una mujer muy cruel. De hecho, a una de sus criadas que solía hablar mucho hizo que le cosieran la boca. A otra le prendió fuego en su vello púbico y en una ocasión a una camarera, que tenía fama de ser coqueta, la obligó a sentarse en una parrilla caliente por dos horas.
Con el paso de los años, Elizabeth se empezó a preocupar por su futuro y su juventud, así que le pidió un consejo a una de sus nodrizas. Ella le comentó el poder que tenía la sangre para rejuvenecer el cuerpo y conservarse siempre hermosa.
Un día, una de sus empleadas le estaba peinando y le dio un tirón en el cabello. A la condesa le dio tanta rabia que le propinó una bofetada que salpicó sangre en su mano. En ese momento, ella se convenció de que el pedazo de piel que había sido expuesto al líquido rojo se veía más joven y saludable.
La condesa húngara Elizabeth Bathory fue emparedada en 1611 por asesinar a más de 650 jovencitas y bañarse en su sangre, convencida de que por este método mantendría eternamente la juventud. pic.twitter.com/MgUwudinrd
Así que mandó a que le cortaran las venas y el cuello a la joven para que llenaran una bañera con su sangre. Esta práctica se convirtió en su obsesión por 11 años y se dice que hubo más de 600 víctimas.
La mujer tenía a su disposición un grupo de sirvientes, quienes raptaban a mujeres jóvenes, de preferencia vírgenes, en pueblos aledaños al castillo.
Según se evidencia en los registros de la época, muchos de los cuerpos se ocultaron en silos de grano, campos cercanos, jardines y ríos. Sin embargo, las autoridades se dieron cuenta de lo que estaba pasando gracias a una víctima que logró escapar.
En el año 1610, en diciembre, Elizabeth fue arrestada junto con cuatro de sus sirvientes, los cuales fueron acusados de ser cómplices. Después de ser juzgados y declarados culpables, tres de ellos fueron ejecutados y el cuarto fue condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, Elizabeth no fue juzgada por la posición que tenía su familia, pero fue encerrada en el castillo Csejthe, en una habitación cuyas ventanas estaban amuralladas. La condesa murió cuatro años más tarde, en 1614, a la edad de 54 años.