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España acude a las urnas en pleno verano para decidir su futuro político
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se disputan el liderazgo del Gobierno.
Los candidatos a la presidencia del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez (i) y el popular Alberto Núñez Feijoo. Foto: EFE
Cuando el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, quedó tirado en la lona después de la paliza que le dieron las elecciones regionales del pasado 28 de mayo, aún aturdido decidió levantarse y adelantar las elecciones para este próximo 23 de julio, en medio del verano más caliente hasta ahora conocido.
Hoy el sol calienta para todos, incluidos los votantes y políticos, y se prevé que los electores no van a salir masivamente de la sombra, ni de las playas, para ir a las urnas el próximo domingo. Más de 20 millones de españoles estarán fuera de sus casas en esa fecha, aunque no todos son mayores de 18 años.
En la Comunidad Autónoma de Andalucía, la más poblada, está prohibido por ley hacer elecciones autonómicas entre el 1.° de julio y el 31 de agosto, pero la ley no menciona la prohibición de las elecciones generales. Los que peor la pasarán serán los jurados de las mesas electorales, obligados a estar en los puestos de votación durante 12 horas y sin aire acondicionado, pues las escuelas públicas no tienen ese privilegio.
Dos personajes lideran la contienda por presidir el Gobierno. El primero, Alberto Núñez Feijóo, encaja en el perfil genérico de un gallego exalumno de un colegio de hermanos maristas. Sira, su mamá, decía que “Alberto se casó con Galicia, pero Galicia no me da nietos”. Tuvo su primer y único hijo a los 55 años, colecciona carritos de juguete, ha sido peregrino en el camino de Compostela con bardo y concha y es experto en salud pública.
El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo. Foto:AFP
Recibe llamadas de Julio Iglesias, recuperó la quebrada empresa de correos nacionales y fue dos veces presidente de la Xunts de Galicia desde 2009 hasta 2022. Si gana, sería el séptimo presidente gallego de España, sin contar los 40 años que gobernó el generalísimo Francisco Franco.
Mide 1,80, pero luce bajo al lado de Sánchez, que mide 1,90. Por eso, su equipo exigió en el cara a cara que se hizo esta semana en España que los candidatos estuvieran sentados. Frente a Sánchez tiene una desventaja: no habla inglés, pero mantiene un atractivo invicto para un político: nunca ha perdido unas elecciones.
Sánchez, su contendor, es madrileño y nació un 29 de febrero. De muchacho bailaba break dance, estudió en el mismo colegio que la reina Letizia, jugó baloncesto, forofo del Atlético de Madrid. También habla francés y portugués, su perrita se llama Turca, y tumbó desde el Congreso al presidente Mariano Rajoy. Muy gallego también, como Alberto.
El destino de la cuarta economía más grande de Europa, el horno ibérico, se decidirá a más de 40° Celsius.
Pedro Sánchez, actual presidente del gobierno español. Foto:AFP
¿Se irá España a la derecha como lo anticipan las encuestas?
Al Partido Popular no le alcanza para obtener 176, la mayoría de las 350 sillas del Parlamento, y le tocaría acostarse con Vox, una especie de concubina oculta de Alberto Núñez, conocido simplemente como Feijóo, por su segundo apellido.
Aunque las cifras de la macroeconomía simpatizan con el actual gobierno del PSOE, cuando los españoles van a comprar aceite, patatas, solomillo, garbanzos cocidos, buey, gaseosa casera, vino, merluza y lentejas, echan hostias contra Sánchez, y peor aún cuando pagan por la energía para el aire acondicionado, la calefacción, el arriendo, el transporte, la ropa o el entretenimiento.
El Gobierno ha logrado rebajar los precios del kilovatio de energía y congelar los arriendos, pero aún así son más altos que hace un año.
Lo que para el PSOE es un gran avance en reformas sociales, como la subida del salario mínimo, el control de la inflación, la promesa de acabar con el delito de la sedición, indultos, la legalización de la eutanasia, el rechazo absoluto a la violación de derechos de la mujer para interrumpir el embarazo, la ley trans, la creación de empleo; los derechistas lo rechazan con vehemencia.
Las encuestas dan como ganador a Feijóo. Foto:AFP
A su turno, el sanchismo asegura que el programa de los populares es intencionalmente ambiguo para pescar electores en un sector más amplio y que pretende retroceder 20 años a España. La de los toreros, el tricornio, la pañoleta, la censura, la falange o la España negra.
“Mentiras”. Sigue repitiendo Feijóo ante las cifras de las que Sánchez saca pecho y así se lo espetó varias veces en el único debate, que parecía una pelea de perros entre tantos ladridos, mordiscos e interrupciones donde no se entendía lo que quería expresar ninguno de los dos. Estrategia de Feijóo y descontrol de Sánchez que parecía más el retador que el dueño del cinturón dorado. Al presidente le corresponde la carga de la prueba.
En el debate del lunes, Feijóo se mantuvo tranquilo en su mirada y sus expresiones corporales no se notaban incómodas. Su estrategia fue lanzar bombas de fragmentación sabiendo que la cancha no estaba inclinada a su favor. No todo el mundo ve el mismo debate, pero la calle, los medios, los tertulianos y en la misma tolda del sanchismo, aceptan que no le fue muy bien al presidente, que quería hacer seis debates, y en la resaca del único debate que se realizó en Mediaset, una cadena privada de televisión, y no en TVE, la cadena oficial, en los estertores de la campaña, le falta tiempo al presidente para ir a todos los medios posibles a buscar la remonta de unas encuestas que le anticipan que debe trastearse fuera de la Moncloa y que no podrá seguir volando cada dos días en el famoso Falcon que tanto le fascina y le critican.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, sufre un serio revés en las municipales y regionales. Foto:AFP
Cada candidato tiene sus esqueletos guardados en el armario. Feijóo, unas fotos que reafirman su amistad con Marcial Dorado Baúlde, un conocido ex contrabandista de tabaco y narcotraficante gallego residente en la isla de Arosa y Sánchez, y su vinculación con Francisco Javier Gastelu, alias Txapote, exdirigente de la banda terrorista ETA y sindicado de varios asesinatos.
“Que te vote Txapote”, el pegajoso eslogan, escrito en mayúsculas en una pancarta casera, que levantaba en Sevilla en septiembre un hombre de mediana edad, con camisa blanca de manga corta, que soplaba un silbato verde, se ha convertido en la letal criptonita que le quita los poderes al presidente Sánchez y que utilizan los populares en vallas y camisetas, sabiendo el odio que genera en los españoles el grupo terrorista etarra.
A Feijóo le restriegan que seguramente, si no logra la mayoría absoluta en el Congreso de diputados, va a hacer alianza con Vox
A Feijóo le restriegan que seguramente, si no logra la mayoría absoluta en el Congreso de diputados, va a hacer alianza con Vox, el partido de derecha que dirige Santiago Abascal Conde, cuyas ideas hacen lucir rojillo al gallego y pretende, entre otras cosas, acabar con el ministerio de la Igualdad, abandonar los acuerdos climáticos, los juzgados de violencia contra la mujer, un bloqueo naval para impedir el ingreso de pateras, agravar el delito de la malversación, la autoridad de los padres para autorizar cualquier contenido afectivo sexual en los colegios, la expulsión de ilegales bajo la sombrilla de proteger a España, la familia y el Estado. Feijóo niega sus amoríos con Vox y los niega, convencido de no necesitar esa alianza. El sanchismo asegura que Feijóo gobernaría con “voxadas”.
Por el otro lado, a pesar de las gabelas que le concede el ser el piloto de la maquinaria oficial, su reciente visita a Joe Biden en la Casa Blanca, ejercer como presidente temporal de la Unión Europea, ser miembro activo de la Otán y las cifras de la economía; la derrota del soberbio, ligón y telegénico Pedro Sánchez, según todas las encuestas conocidas, parece inevitable.
Campaña de Vox en España. Foto:AFP
Feijóo, el de Peares, Ourense, Galicia, donde nació y vivió hasta sus 14 años, el pueblo más complejo de España, que tiene tres ríos y pertenece a dos provincias y cuatro ayuntamientos, tiene toda la pinta de ser elegido como nuevo presidente de España, el 23 de Julio, mes donde los españoles salen sagradamente de vacaciones con niños, suegra, abuela y perro y no están ni para ver televisión, como se demostró en lo que parecía ser el debate más visto, pero resultó ser el menos visto, porque en esta época ni las vacas mueven la cola ni se ve televisión y no se sabe si las familias se decidirán a dejar el chiringuito de verano donde beben cerveza para ir en chancletas a las urnas.