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¿Quién era Alexéi Navalny? El opositor ruso a Vladimir Putin que murió en la cárcel
Navalny fue condenado a 19 años de prisión y se encontraba recluido en el Círculo Polar Ártico.
Las autoridades rusas ofrecieron pocos detalles de las circunstancias en torno a la muerte de Navalny, limitándose a un comunicado en el que aseguraron que hicieron todos los esfuerzos para reanimar al opositor.
"El 16 de febrero de 2024, en el centro penitenciario N°3, el prisionero Navalny A.A. se sintió mal después de un paseo y prácticamente perdió el conocimiento", indicó el servicio penitenciario de la región ártica de Yamal en un comunicado.
"Todos los gestos de reanimación necesarios fueron practicados pero no dieron un resultado positivo. Los médicos de urgencias constataron la muerte del paciente. Las causas de la muerte están siendo esclarecidas", precisó el texto.
El mandatario ruso, Vladimir Putin, fue informado de su fallecimiento, según su portavoz Dmitri Peskov.
El equipo del opositor, por su parte, aseguró que no se le había comunicado su muerte. "Todavía no tenemos confirmación al respecto", declaró en redes sociales la portavoz de Navalny, Kira Yarmish, añadiendo que "el abogado de Alexéi está en estos momentos de camino a Jarp", la ciudad del Ártico donde se encuentra la prisión. "En cuanto tengamos alguna información, informaremos sobre ello", apuntó.
El abogado de Alexéi está en estos momentos de camino a Jarp
Navalny era considerado uno de los opositores más férreos a Vladimir Putin, mientras que el Kremlin lo acusaba de ser un espía estadounidense.
Navalny, abogado y político, nació el 4 de junio de 1976 en Butyn, antigua Unión Soviética. Su nombre era Alexey Anatolyevich Su padre era un exoficial militar y su madre dueña de una fábrica de canastas tejidas.
Estaba casado con Yulia Navalnaya, de cuyo matrimonio nacieron Daria y Zakhar.
Según reportes de prensa, estudió en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos en donde cursó la carrera de derecho mercantil.
El líder de la oposición ruso, Alexei Navalny. Foto:Kirill Kudryavtsev. AFP
El activismo de Navalny
Navalny comenzó a organizar protestas callejeras para denunciar la corrupción en el Gobierno y poco a poco se fue involucrando en la vida política pública. En el año 2000, se unió a Yabloko, el Partido Democrático Unido de Rusia, pero en 2007 fue expulsado por ser considerado nacionalista.
Ese mismo año, Navalny lanzó el Movimiento Nacional de Liberación de Rusia, (conocido como Narod, la palabra rusa para "pueblo").
Tres años más tarde, denunció un desfalco de 4.000 millones de dólares en la empresa estatal de oleoductos Transneft, publicando documentos filtrados en su blog. El Estado ruso le abrió una investigación al relacionarlo con un negocio de madera estatal.
Como activista ayudó a organizar grandes manifestaciones de la oposición en 2011 y 2012, que fueron duramente reprimidas. Tras varias detenciones y acusaciones, en el año 2013 se postuló a la alcaldía de Moscú, pero no logró los votos suficientes para hacerse con el cargo.
Aunque no ganó, Navalny logró casi un tercio de los votos, un hito sin precedentes para la oposición extraparlamentaria.
El abogado y líder político Alexei Navalny (44 años) es considerado el mayor opositor del presidente Vladimir Putin. Su fundación a denunciado decenas de tramas de corrupción en Rusia que involucran a varios ‘pesos pesados’. Foto:Getty
Navalny, acosado por las autoridades e ignorado por los medios de comunicación oficiales, construyó en los años 2010 una notoriedad en internet y en las redes, gracias a la difusión de investigaciones en video virales que denunciaban la corrupción del poder ruso. Por el contrario, Vladimir Putin se negaba incluso a pronunciar su nombre.
Entre sus denuncias se encuentra un vídeo titulado "El Palacio de Putin" sobre la mansión que los amigos del presidente le habrían construido en el mar Negro y que uno de sus mejores amigos, el empresario Arkadi Rotenberg, itió después que era de su propiedad.
Navalny consiguió afianzar una base entre la juventud rusa, urbana y conectada, pero su popularidad a escala nacional y entre generaciones permaneció muy limitada.
Algunos detractores del poder ruso seguían recriminándole su cercanía con la extrema derecha y su ambigüedad sobre la anexión rusa de la península de Crimea, en 2014. Pero cuando fue envenenado en agosto de 2020 en Siberia, en plena campaña para las elecciones regionales, recibió el apoyo sin fisuras de todos los opositores, las oenegés y los países occidentales.
El envenenamiento del líder opositor
En el año 2019, el opositor sufrió una "reacción alérgica aguda" mientras cumplía una condena de 30 días bajo custodia policial. Los médicos rusos no encontraron signos de envenenamiento.
Pero al año siguiente (2020), Navalny aseguró sentirse mal durante un vuelo de regreso a Moscú desde la ciudad siberiana de TomskIn y cayó en coma por sospecha de envenenamiento, según la portavoz Kira Yarmysh.
"Suponemos que Alexéi fue envenenado con algo mezclado en su té", tuiteó Yarmysh. Luego de esas declaraciones, Navalny fue trasladado al Hospital Charité de Berlín, en Alemania, donde se realizó un "diagnóstico médico exhaustivo".
El 2 de septiembre de 2020, el Gobierno alemán informó que Navalny fue envenenado con un agente neurotóxico del grupo Novichok.
Varios meses después, CNN informó que Konstantin Kudryavtsev, un agente que pertenecía a un equipo de élite de toxinas en el FSB de Rusia, reveló durante un interrogatorio detalles sobre cómo fue envenenado Navalny, pero no se dio cuenta de que estaba hablando con el propio Navalny.
Los manifestantes participan en una protesta no autorizada en apoyo del líder de la oposición rusa Alexei Navalny, Moscú. Foto:EFE
Su tiempo de prisión en Rusia
En enero de 2021, Navalny anunció que regresaría a Rusia desde Alemania. El opositor regresó el 17 de enero de 2021 a Rusia sabiendo que sería detenido, lo que ocurrió nada más llegar al aeropuerto, ante las cámaras de todo el mundo.
Menos de un mes después, en febrero, Navalny fue condenado en Moscú a dos años y medio de prisión por violar la libertad condicional desde 2014.
De esta forma, Putin se libraba de otro enemigo como ocurrió en su momento con el hombre más rico de Rusia, Mijaíl Jodorkovski, encarcelado en Siberia (2003), o el opositor Boris Nemtsov, asesinado frente al Kremlin en 2015.
Navalny era el opositor con más gancho electoral, pero tras ser víctima de un intento de asesinato a manos del Servicio Federal de Seguridad (FSB) se convirtió en una celebridad en el exterior. Hasta entonces, el envenenamiento con agentes tóxicos había estado reservado casi exclusivamente para antiguos espías del FSB que se habían pasado al enemigo, como Skripal o Litvinenko.
En prisión, el opositor realizó varias huelgas de hambre, a la par que su partido y organización fue disuelta por las autoridades rusas.
En marzo de 2022, la justicia lo condenó a nueve años de cárcel al ser declarado culpable de fraude por el tribunal de Lefortovo, en Moscú, por las acusaciones de que robó a su Fundación Anticorrupción.
En diciembre de 2022, Navalny afirmó que le estaban inyectando una "droga desconocida" en prisión por un problema en la columna que le causaba mucho dolor.
Al año siguiente, fue condenado a 19 años de prisión tras ser declarado culpable de cargos de extremismo en la colonia penal IK-6 y se encontraba recluido en la localidad de Melejovo, en la región rusa de Vladimir, a unos 244 kilómetros al este de Moscú.
El 25 de diciembre de 2023, no obstante, fue trasladado a la aldea de Kharp, a unas 65 millas al norte del círculo polar ártico, en la Región Autónoma Yamalo-Nenets de Rusia.
En enero de este año, su defensa denunció condiciones de congelación y restricciones impuestas a los textos religiosos por parte de las autoridades penitenciarias. En las audiencias de sus procesos en las que participó por video estos últimos meses, a este hombre corpulento de ojos azules se le veía delgado y demacrado.
Tuvo varios problemas de salud relacionados con sus huelgas de hambre y el envenenamiento del que fue objeto.
A la protesta se sumaron algunos de los líderes más destacados de la oposición. Entre ellos, Alexéi Navalni, el mayor crítico del Kremlin y del presidente ruso, Vladímir Putin. Foto:AFP
Pero la cárcel nunca debilitó la determinación de Navalny. Durante las audiencias y en mensajes difundidos a través de sus abogados, no cesó de denunciar a Vladimir Putin, a quien describió como un "abuelo escondido en un búnker".
Durante su juicio por "extremismo" de agosto de 2023 condenó "la guerra más estúpida y sin sentido del siglo XXI", en referencia al asalto ruso a Ucrania.
La cárcel no impidió que Navalny condenara abiertamente lo que llamó "guerra criminal" en Ucrania, cuyo único objetivo, según el opositor, es permitir que Putin "conserve el poder".
También arremetió contra la movilización parcial decretada por el jefe del Kremlin, cuyo objetivo sería "involucrar al mayor número de gente" en el crimen y "manchar de sangre a cientos de miles de personas".
Además, afirmó que "Putin está perdiendo" y pronosticó "una enorme cantidad de muertes (...) en la trituradora de la guerra". Aprovechó la impopularidad del conflicto para reactivar su movimiento político, proscrito por "extremista", con el lema "ninguna guerra, ninguna movilización, libertad para Navalny".
Ninguna guerra, ninguna movilización, libertad para Navalny
En sus mensajes en línea también bromeaba sobre la intimidación a la que le sometía la istración penitenciaria. Entre otras cosas, le obligaban a escuchar el mismo discurso de Vladimir Putin día tras día, "¡Como si pronunciara pocos!".
Alexéi Navalny también intentaba mostrar su apoyo a sus compañeros de infortunio, encarcelados a consecuencia de la represión, y denunciaba una justicia rusa "fascista".
Desde el extranjero, sus equipos siguen difundiendo investigaciones sobre el enriquecimiento de las élites políticas, algunas de las cuales se benefician directamente del conflicto en Ucrania.
La muerte de Navalny deja a la oposición sin su figura más conocida antes de las presidenciales, unos comicios en los que los principales políticos críticos con el gobierno están vetados.
La oposición en Rusia está reducida a su mínima expresión, ya que el Kremlin sostiene una dura campaña de represión contra cualquier voz crítica, una política que se intensificó tras el inicio de la ofensiva en Ucrania, en febrero de 2022.
Alexéi Navalni Foto:AFP
La victoria del presidente ruso parece un hecho, ya que los opositores, de los que
Navalny era el más destacado, están o encarcelados o en el exilio. En uno de sus últimos mensajes, Navalny alentó a votar por "cualquier otro candidato" aparte de Putin y calificó las elecciones de una "parodia".
Las reacciones a la muerte de Navalny
Desde el extranjero, las principales potencias occidentales desde Estados Unidos, pasando por Alemania, España, Francia y el Reino Unido lamentaron la muerte de
Navalny y el secretario general de la Otán, Jens Stoltenberg, afirmó que Rusia deberá responder a "serias preguntas" por su fallecimiento.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Anthony Blinken, afirmó que Rusia es "responsable" de la muerte, una posición con la que coincidió la Unión Europea. La vicepresidenta de EE. UU., Kamala Harris, también afirmó que Rusia es "responsable" de la muerte del líder opositor ruso, que a su juicio es otra señal de la "brutalidad" del presidente Vladímir Putin.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, por su parte, declaró que Putin que deberá "rendir cuentas por sus crímenes".
Putin deberá rendir cuentas por sus crímenes
Leonid Solovyov, uno de los abogados de Navalny, declaró al diario independiente Novaya Gazeta, que se edita desde el extranjero, que el opositor estaba "normal" cuando uno de sus representantes lo visitó el miércoles.
"Por decisión de la familia de Alexéi Navalny no voy a hacer ningún comentario. Ahora estamos organizando las cosas", indicó.
El redactor en jefe de Novaya Gazeta, el periodista ruso Dmitri Muratov, premio Nobel de la Paz de 2021, calificó la muerte de "asesinato".
Murátov denunció que la muerte de Navalny es el resultado de "los tormentos y torturas" a los que fue sometido durante de tres años. "Es una noticia terrible. Estoy seguro de que el trombo (si hubo alguno) es consecuencia directa de las 27 sanciones en celdas de castigo", escribió.
La esposa del líder opositor Alexéi Navalny, Yulia Navalnaya, dijo este viernes que el presidente Vladimir Putin y su entorno "pagarán" por la muerte de su marido.
Su fallecimiento también conmocionó a muchos jóvenes de Moscú, que creen que con su muerte desaparece la esperanza de un cambio en Rusia. "¡Estoy temblando! Siento la mismas emociones que si hubiera perdido a un padre", dijo a la AFP María, una informática de 22 años. Es "una gran pérdida para toda la oposición rusa", una "tragedia", dijo la joven.