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Brasil se juega su democracia en las próximas presidenciales
Jair Bolsonaro insiste en que no dejará el poder si pierde las elecciones contra Lula da Silva.
El presidente de brasil, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inázio Lula da Silva. Foto: EFE y AFP
A menos de tres meses de las elecciones presidenciales de Brasil, el panorama político del país más grande y poblado de la región está plagado de incertidumbres alentadas por los cuestionamientos planteados por el actual mandatario, Jair Bolsonaro, sobre el sistema electoral y que se han intensificado en la medida en que los sondeos dan por ganador al candidato de izquierda y expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Según la última encuesta realizada por la agencia Quaest, en julio Lula obtuvo una intención de voto de 45 por ciento en la primera vuelta, que se llevará a cabo el próximo 2 de octubre, mientras que Bolsonaro, quien se espera lance su candidatura este domingo por el Partido Liberal en su cuna política, Río de Janeiro, suma el 31 %.
En la misma línea, un sondeo de Datafolha registra una diferencia de casi 20 puntos a favor de Lula, con un 47 % frente a un 28 % de Bolsonaro, aunque estima que, si se excluyen los votos nulos y en blanco, que no son tenidos en cuenta para el resultado final, el margen se ampliaría a 53 % frente al 32 %, por lo que al expresidente de 76 años le alcanzaría para hacerse con el poder en primera vuelta.
El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva Foto:EFE/ Carlos Ezequiel Vannoni
En ese sentido, el líder de derecha, de 67 años, ha insistido en que “no puede aceptar el resultado de octubre”, a menos de que el sistema actual, que hace uso de urnas digitales, sea reemplazado por papeletas impresas.
Y, pese a que intentó a toda costa promulgar una propuesta de ley en este sentido, esta fue bloqueada por la Cámara de Diputados.
Uno de los argumentos del mandatario para desconfiar del sistema es el supuesto fraude cometido en las elecciones de 2018, cuando Bolsonaro venció en segunda vuelta a Fernando Haddad.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. Foto:EVARISTO SA / AFP
El presidente insiste en que, por presuntos ataques informáticos, no pudo ganar en primera vuelta, algo que la Justicia no ha podido demostrar.
Asimismo, sus reproches salpican al Tribunal Superior Electoral (TSE), sobre el cual aseguró en la misma reunión que tiene “claros vínculos con la izquierda”. Esto luego de que, a comienzos del 2021, el Supremo anuló las condenas sobre corrupción que pesaban contra de Lula (lo que le permitió regresar a la contienda electoral) y por las que pasó más de año y medio en prisión.
Y en su estrategia para desestabilizar la confianza del electorado sobre el sistema de votación, Bolsonaro ya había generado una campaña de hostilidad en contra de la Corte Suprema al intentar destituir a uno de sus magistrados, a la vez que promovió un proyecto de ley en el Congreso, con el fin de reducir la edad de jubilación para que durante sus años en el poder pudiera nombrar a dos nuevos jueces en el alto tribunal.
Una acción semejante a la del expresidente de EE. UU. Donald Trump, quien designó a tres jueces del Supremo durante su periodo presidencial y que hoy tienen a ese país enfrentando un peligroso retroceso en materia de derechos civiles.
No obstante, el también excapitán del Ejército parece decidido a minar las elecciones presidenciales al emitir, ante el Senado, unas recomendaciones al TSE entre las que destaca la propuesta de que las Fuerzas Armadas integren una fiscalización paralela de los comicios, con el fin de dotar de “transparencia” el proceso.
Como era de esperarse, la medida no fue aceptada por el Tribunal, que también rechazó la sugerencia del Ejecutivo de hacer un uso paralelo de papeletas impresas en los comicios de octubre.
Pese a la negativa de la Justicia electoral y a los discursos de calma de figuras políticas, como el del fiscal general, Augusto Aras, quien señaló que las elecciones se llevarán “sin mayor turbulencia”, y del representante de Transparencia Internacional en Brasil, Michael Mohallem, que destacó que el sistema electoral es seguro, persiste la duda de si un Bolsonaro acorralado puede instigar un golpe de Estado.
Según Adrián Gurza Lavalle, investigador y doctor en Ciencia Política de la Universidad de São Paulo (USP), no hay un consenso entre analistas sobre si el mandatario contaría con el apoyo suficiente dentro de las fuerzas armadas para causar una rebelión.
Son situaciones distintas, pero si el resultado no favorece a Bolsonaro puede ocurrir algo similar a la toma del Capitolio en Washington
Jean Tible, analista y académico de la USP, coincide en que, pese a los numerosos nombramientos militares que hizo Bolsonaro, no se puede decir con exactitud de qué manera lo apoyarán.
“Son situaciones distintas, pero si el resultado no favorece a Bolsonaro puede ocurrir algo similar a la toma del Capitolio en Washington. En ese sentido, hay que analizar cómo van a portarse los militares, los policías y las personas, que últimamente se han armado cada vez más”, explica Tible al referirse al dramático aumento de registros de armas de fuego en Brasil desde que se inició el actual gobierno, fiel defensor de la proliferación de armas entre los brasileños.
Bolsonaro cometeu ontem um ato de traição ao Brasil. É a 1ª vez que um presidente convoca o mundo para anunciar que vai dar um golpe. Com este ato, Bolsonaro confessa que vai perder a eleição para Lula. Até quando as instituições serão complacentes com essa vergonha autoritária?
De ahí que para Tible, aunque no se presente un golpe militar, Bolsonaro sí podría incitar a una sublevación civil, que actualmente supera en volumen de armas a los organismos públicos, según cifras del Sistema Nacional de Armas (Sinarm).
Tan solo hace dos semanas, un simpatizante de Bolsonaro asesinó a un tesorero local de la campaña de Lula. Si bien el presidente minimizó lo ocurrido, las incitaciones a la violencia se han repetido durante su mandato.
Polarizada recta final
Lula, candidato por el Partido de los Trabajadores, busca ganar a toda costa en primera vuelta para evitar un posible golpe de Estado.
“No nos enfrentamos a una elección común, enfrentamos a un fascista cercado de milicianos por todos lados”, advirtió el exgobernante, que se presenta por sexta vez a las elecciones presidenciales en Brasil, luego de haber oficializado su candidatura el pasado jueves.
Durante los últimos meses, las pullas entre Bolsonaro y Lula excluyen a cualquier otro candidato. “Por errores políticos graves de algunos candidatos y por los aciertos en las campañas de Lula y Bolsonaro, es confiable decir que la recta final será polarizada entre ambos aspirantes”, recalcó Gurza Lavalle.
Lidera Lula intención de voto con 62 % en Bahía, Brasil. El sondeo arrojó que Bolsonaro cuenta con el 19 por ciento de intención de voto en ese estado, de cara a los comicios para elegir al nuevo presidente país suramericano. #Avilmat#LatirAvileñopic.twitter.com/wCJO4Uxzck
— Heisy linares Rodríguez (@heisy_linares) July 16, 2022
De otro lado, en su intento por recortar la ventaja con Lula, Bolsonaro logró repartir y ampliar varios programas sociales y de ayuda económica a menos de 12 semanas de las elecciones, disponiendo de más fondos para los más necesitados, en una medida que, según los críticos, está diseñada para aumentar su popularidad de cara a la reelección.
Lo que Bolsonaro sabe es que su problema no son las urnas electrónicas
“Lo que Bolsonaro sabe es que su problema no son las urnas electrónicas. Su problema es el pueblo brasileño, es por eso que busca medidas para darles dinero, aumentar el auxilio de emergencia y las ayudas”, dijo Lula a Rádio Metrópole al criticar que “en realidad, su propuesta (la de Bolsonaro) es un proyecto electoral. Él cree que puede comprar al pueblo”.
Durante la misma entrevista, el expresidente aseguró que no buscaría una reelección en 2026 en caso de ganar en octubre. Según él, dentro de cuatro años va a ser “gente joven disputándose las elecciones”, por lo que quiere “dejar al país preparado” para ese nuevo mandato.
En contraste, según analizó el politólogo Marcos Nobre en la revista Carta Capital, sin importar el resultado de estas elecciones, Bolsonaro “no será condenado a una muerte política”. Por el contrario, el derechista “no dejará de amenazar la democracia brasileña” y, si pierde, intentaría llegar al poder una vez más en 2026.
El presidente del TSE, Edson Fachin, justificó la creación del grupo por las 13 denuncias de "agresión" a parlamentarios y periodistas ocurridas en los últimos días, principalmente contra opositores al gobierno de Jair Bolsonaro.
El viernes, la Policía detuvo a un ultraderechista por amenazar a Luiz Inácio Lula da Silva y a los del Tribunal Supremo.
Lula en el lanzamiento de su campaña en la ciudad de Sao Paulo. Foto:AFP
El hombre, identificado como Ivan Rejane Fonte Nova Pinto es sospechoso de usar redes sociales y aplicaciones de mensajes para "amenazar el Estado democrático de Derecho al defender la extinción" del Supremo Tribunal Federal (STF) y para promover "acciones violentas contra sus ", dijo la alta corte en un comunicado.
La orden de prisión temporal y dos más de allanamiento fueron llevadas a cabo en la región metropolitana de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sureste), y fueron expedidas por el magistrado Alexandre de Moraes, con base en los videos que publicaba Pinto en su canal de Youtube y en otras redes sociales.
En sus videos, Pinto alentaba a sus seguidores a "cazar" a los magistrados del Supremo y a varios políticos de izquierda, entre ellos Lula, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la Presidencia de la República, y varios diputados.
Antes de su detención, este mismo viernes, Pinto publicó un último vídeo en Youtube en el que se reía de la orden de prisión y en el que reiteraba sus amenazas contra los del Supremo, invitando a los militantes de "derecha" a ir a la sede del STF "y mostrar quién manda".
De acuerdo con la Policía, el ultraderechista deberá responder ante la Justicia por los delitos de "asociación criminal, incitación a la práctica de otros crímenes y amenaza al ejercicio del Poder Judicial y a los de la Corte".