'Jorge Glas sigue secuestrado en una cárcel y, en cualquier momento, lo van a suicidar': abogada

Apropósito de la cuestionada detención de Jorge Glas, quien fue vicepresidente durante el periodo presidencial de Rafael Correa (2007-2017) y a inicios de la istración de Lenín Moreno (2017-2021), luego de una violenta irrupción policial en la Embajada de México, en Quito, donde se había refugiado desde diciembre, EL TIEMPO habla con Sonia Vera, abogada internacional de Glas, sobre la captura del político, los pasos a seguir tras su detención y las denuncias sobre presuntas violaciones a sus derechos.

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Su grupo de abogados denuncia que aún no han tenido o con Glas, en especial luego de que el lunes 8 de abril trascendió que el exvicepresidente fue traslado ese día a un hospital de la ciudad costera de Guayaquil por una presunta sobredosis de medicamentos. 

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Asimismo, cuestionan el "hermetismo" sobre la salud de su defendido, puesto que cuando el lunes fue trasladado a un hospital, las autoridades no brindaron mayores detalles sobre su condición médica, y solo se pronunciaron para señalar que fue recluido nuevamente este martes en La Roca, la prisión de máxima seguridad del país, tras haber sido estabilizado. 

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Estamos totalmente incomunicados, no podemos conversar con él, no podemos saber cuál es su estado de salud. Jorge está totalmente aislado e incomunicado tanto de su defensa nacional e internacional, como de su familia. Todo lo que nos hemos enterado de su estado de salud ha sido por las redes sociales.

Yo siempre he tenido miedo porque Jorge es una persona que se ha entregado dos veces al sistema penitenciario (Glas está procesado por presunta malversación de fondos en un caso sobre reconstrucción tras el terremoto de 2016, y aún debe completar una sentencia de ocho años en otros dos casos, por los que ya estuvo cerca de cinco años en prisión entre 2017 y 2022). Él siempre ha creído en la justicia y pensó que podría demostrar su inocencia, pero hubo un punto de quiebre que marcó todas nuestras alertas: él fue testigo de las masacres carcelarias que han sido noticia en los últimos años del Ecuador que han dejado más de 500 reclusos masacrados. Cuando tenía opción de hablar con él, me comentaba: “mira, cuando hubo un motín, me resbalé en un charco de sangre y veía cómo las cabezas volaban incendiadas. Eran cabezas que tiraban tipo bomba molotov de personas que han sido descuartizadas”.

Por supuesto. Lo que alertó todas nuestras preocupaciones fue que el año pasado los siete presuntos asesinos del excandidato presidencial Fernando Villavicencio, que fueron aprendidos, fueron ejecutados extrajudicialmente en cárceles ecuatorianas bajo la figura de supuestos suicidios. Eso nos deja muy claro que el Estado ecuatoriano no puede garantizar la vida de las personas privadas de la libertad. El hecho de que lo manden a La Roca, la prisión de máxima seguridad en Guayaquil, es una sentencia de muerte. Claro, en cualquier momento nos pueden decir que Jorge Glas se suicidó, pero lo preocupante es que no tenemos cómo comprobar cuál es el estado de salud físico y psicológico que tiene Jorge en este momento.

Nosotros tampoco sabemos. Yo he solicitado por escrito que se nos permita tener a Jorge Glas, que su defensa nacional y sus familiares puedan visitarlo, que puedan ir presencialmente al centro penitenciario de La Roca a visitarlo, porque se le están violentando los principios básicos de derechos humanos. Toda persona tiene derecho a la visita de sus familiares y a una asistencia legal de sus abogados y eso se le está privando a Jorge Glas. Responsabilizamos a Daniel Noboa Azín sobre cualquier atentado contra la vida de Jorge Glas, esa es una responsabilidad personal y de su Gobierno.

Ecuador es uno de los países que tiene un sistema judicial totalmente corrompido y corrupto. El habeas corpus es un mero requisito que agotamos para luego poder irnos con más sustento a las cortes internacionales y poder denunciar ante Naciones Unidas y ante el sistema interamericano la situación de Jorge Glas, quien, pese a que el derecho lo asiste, sabemos que ningún juez va a exponerse a que lo manden preso o a que lo destituyan por liberarlo. Es tal el grado de falta de justicia en Ecuador que se criminaliza la misma profesión de la jurisprudencia. A los abogados de Jorge Glas los están persiguiendo, es más, a uno de ellos, Harrison Salcedo, lo asesinaron.

Eso es algo importante que sepa la comunidad internacional y es que todos los jueces que han sentenciado a favor de Jorge Glas están destituidos, presos o exiliados. Por eso, sabemos que nadie se va a atrever a dar un juicio a favor de Glas. Aparte, hace más de siete años que el exvicepresidente ha sido perseguido de una manera brutal.

Eso sumado a que cambiaron al 70 por ciento de los jueces, ahora la mayoría son encargados y provisionales. También cambiaron a todos los fiscales, por lo que no tenemos ninguna garantía de que efectivamente se resuelva el caso de Jorge en derecho y es por eso que el pedido de asilo diplomático otorgado por México es sustentable y debe respetarse.

Es algo que el propio Estado ecuatoriano debe respetar. Por eso, exigimos que se ejecuten todas las medidas que obligan al Estado ecuatoriano a revertir su decisión y a pedir disculpas por todas las actuaciones nefastas que acontecieron desde la irrupción en la embajada mexicana en Quito el viernes pasado. Las imágenes que fueron publicadas el día de ayer de la detención de Jorge Glas son solamente comparables con las que hubo cuando sacaron a Julian Assange de la embajada ecuatoriana para entregarlo al Reino Unido y es deplorable que los dos sucesos más bochornosos en contra de la figura del asilo diplomático y del refugio tengan que haber sido ejecutados por el gobierno ecuatoriano.

A mí me llamó mucho la atención la propuesta que hizo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien dijo básicamente que para sentarse a conversar sobre una futura restitución de las relaciones entre Ecuador y México debería regresarse al momento de antes de que ocurrieron los hechos. En ese sentido, lo que esperamos es que entreguen a Jorge Glas a la sede diplomática más cercana mexicana o, en su defecto, conforme la Convención de Caracas, que se lo entreguen a otro Estado que quiera otorgarle el estatus de asilado diplomático.

La solución es que el Estado ecuatoriano y Daniel Noboa reconozcan todo lo que han hecho. Esa es la única solución que yo creo que valdría en esta instancia, porque la irrupción a la embajada ya se dio, salió todo el cuerpo diplomático de México de territorio ecuatoriano, pero Jorge Glas sigue secuestrado en una cárcel y, en cualquier momento, lo van a “suicidar”. Y ahí es donde debería estar centrada también la preocupación internacional.

Y de qué manera. Si se atrevieron a irrumpir una embajada de un Estado amigo, a secuestrar a un asilado diplomático, a irse en contra de la Convención de Viena, la Convención de Caracas, la Convención de Ginebra, el Pacto de San José, el pacto de derechos, civiles y políticos; y de la Carta Universal de Derechos Humanos, imagínense qué no habrán hecho a nivel nacional.

Es una total la violación al principio de no contradicción. La única oportunidad que hemos tenido es defendernos en una sede internacional. Todo esto está documentado en informes de ONGs que han revelado a informes y han presentado un sinnúmero de pruebas. Es más, Jorge Glas es el único ecuatoriano que tiene cuatro pronunciamientos de protección de derechos humanos a su favor. Tiene medidas cautelares de la CIDH que pidió que se le otorguen medidas no privativas de la libertad, tiene la categorización de urgente en la causa por el periodo de Odebrecht por su vulnerabilidad, y tiene un pronunciamiento del relator de independencia judicial en la que le pedía al Estado ecuatoriano que hiciera efectivo una boleta de excarcelación hace dos años.

¿Usted sí sabe que cuando asesinaban a los disidentes en la dictadura de Pinochet los acusaban de asaltar bancos? No los acusaban por ser políticos, se creaba un escenario que justificaba que los persiguieran y los asesinaran.

Aquí hay que reconocer que el gobierno mexicano hizo un estudio exhaustivo de la causa, fueron más de 2.000 páginas entregadas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que pudiera confirmar que, efectivamente, el caso de Glas es una persecución política y otorgarle el asilo. La Convención de Ginebra también establece muy categóricamente que no se le puede entregar el refugio a personas por delitos comunes. En este caso, no se entregó un estatus de asilado diplomático a un delincuente común sino a un perseguido político.

Supongamos que en el peor de los casos Jorge Glas sea culpable, que no lo es. Le explico, en el caso Odebrecht las pruebas fueron declaradas nulas en Brasil. Un testimonio también muy importante de un exasambleísta, enemigo manifiesto de Jorge Glas, declaró que él había sido utilizado para crear pruebas en contra de Jorge Glas y sembrar pruebas falsas. Él lo dijo y la Fiscalía ha hecho caso omiso a todo esto, inclusive llegó la sentencia de Brasil a través de la cooperación jurídica internacional penal y se la guardó en el cajón.

Ahora, el caso Sobornos, donde al igual que Rafael Correa, han culpado a Jorge de de “influjo psíquico” a los ministros para que cometan actos de corrupción, pero no hay prueba de nada. Lo único que tenían de prueba era un fondo de una oficina que se recogía 200 euros de los empleados y que cuando había algún caso importante para ayudar a la gente o que querían préstamos se prestaban ese dinero y lo devolvían. Es lo único que tienen, un fondo de oficina que le prestaba dinero a los empleados. Y, el proceso de casación que debería durar al menos dos años duró 17 días y en pandemia, con todos los abogados enfermos.

En el Estado ecuatoriano la pena máxima absorbe a la menor, entonces la pena de Odebrecht, que era de 6 años, y la de soborno, que era de 8, la mayor absolvió a la menor y la normativa ecuatoriana permite que la persona, una vez cumplida el 40 por ciento de la pena, pueda acceder a los beneficios penitenciarios. Jorge Glas cumple con ese porcentaje de la pena y, ¿qué pasó? se inventan otro caso. Es más, lo quieren meter en otro, el caso Metástasis.

Ya hubo muchas sanciones políticas y declarativas, la única opción son las sanciones económicas. Realmente, es lamentable ver en este momento un Estado paria, porque toda la comunidad internacional se ha unido para expresar su rechazo al unísono de la aberración y de la violación abrupta a la soberanía de un Estado hermano y el secuestro de un asilado. Ecuador está atentando contra dos principios universales básicos del derecho internacional: la legitimidad de las sedes diplomáticas y la figura del asilo y del refugio. Nosotros lo que creemos es que tratar de presionar a través de todos los mecanismos diplomáticos y comerciales

STEPHANY ECHAVARRÍA - EDITORA INTERNACIONAL - EL TIEMPO