Durante más de 30 años, el periodista José Rubén Zamora ha sido un bastión de las investigaciones sobre corrupción en Guatemala, pero hace casi un año se convirtió en símbolo mundial de la libertad de prensa: el 29 de julio del año pasado fue detenido por la Guardia Presidencial de su país, acusado de lavado de activos, en un hecho que los medios internacionales han visto como una represalia por sus denuncias contra el gobierno del presidente Alejandro Giammattei.
El hijo del célebre reportero, José Carlos Zamora, acaba de pasar por Bogotá, invitado al Festival Gabo de Periodismo, para denunciar la detención de su padre y buscar la solidaridad del gremio. En diálogo con EL TIEMPO, contó las innumerables persecuciones que ha sufrido su familia, que llegan a extremos insospechados:
“Hubo épocas en las que pasaban ametrallando la redacción –relata Zamora–. Iban a tirar granadas a la casa. En una ocasión, volaron un carro al frente de un restaurante. En 2003, luego de una investigación que se hizo durante la istración del presidente Alfonso Portillo, el Estado envió a nuestra casa un equipo élite que entró y nos tuvo secuestrados por alrededor de tres horas. En la primera hora, pensamos que nos iban a matar a todos. Luego, que iban a matar a mi papá. Y luego se fueron, pero lo que querían era asustarnos y dejarnos un mensaje: que dejáramos de publicar. Logramos identificar a las personas que entraron a la casa y era un cuerpo élite del Estado, conformado por personas muy especiales de distintas dependencias del Gobierno, incluyendo a la Guardia presidencial. Hubo un proceso y estuvieron en prisión por 20 años”.
Llamó a los bomberos y lo estaban preparando para hacerle la necropsia cuando vieron que tenía mínimos signos vitales. Fue verdaderamente un milagro que sobreviviera
Es casi un milagro que su padre esté vivo…
En 2008, secuestraron a mi papá y más que un secuestro era un intento de asesinato. Lo tiraron a 40 minutos de la ciudad en un área rural y ese lugar era muy frío, parece que le dio hipotermia y eso lo salvó. Al día siguiente, una mujer iba caminando y vio su pie salir de la grama, de la orilla de la carretera. Llamó a los bomberos y lo estaban preparando para hacerle la necropsia cuando vieron que tenía mínimos signos vitales. Fue verdaderamente un milagro que sobreviviera.
¿Por qué fue detenido el año pasado?
Durante las primeras 144 semanas de la istración del presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, El Periódico (medio fundado por Zamora en 1996) publicó 144 investigaciones de corrupción dentro de su gestión. Y las dos últimas fueron el punto de quiebre: una, sobre la compra anómala de vacunas durante la pandemia. Y luego hubo otra acerca de cómo el Presidente le dio la concesión de una mina a una empresa rusa, a través de un contrato sumamente oneroso para el país. Se logró documentar que se habían entregado sobornos al Estado de Guatemala. La istración lo negó, pero luego, en noviembre del año pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos avaló la investigación y sancionó a la empresa rusa. Dijo que se sobornó a del Estado de Guatemala al más alto nivel. Eso llevó a la persecución: a mi papá le fabricaron este caso, lo llevaron a prisión y está por cumplir un año de estar preso. Haciendo a un lado que el caso fue fabricado y espurio, tuvo un proceso que duró 11 meses y fue una violación absoluta del debido proceso. Persiguieron a sus abogados, cuatro de ellos terminaron en prisión, no aceptaron las pruebas ni los testigos de la defensa y luego, la Fiscalía pidió 40 años de prisión, una de las peticiones más excesivas de la historia.
Le imputaron los delitos de lavado de dinero, chantaje y tráfico de influencias. ¿Lo encontraron culpable de todos ellos?
Lo condenaron a seis años de cárcel por lavado, pero la sentencia todavía no está en firme, está en proceso de apelación. Y le quitaron dos de los cargos, que fueron chantaje y tráfico de influencias. Para fabricarle el caso buscaron a alguien dentro del Ministerio Público y escogieron a una exfiscal. Todo el caso está basado en que decían que ella le daba información privilegiada a mi papá de casos importantes y él chantajeaba a los involucrados con publicar sus casos. Con base en ello dicen que él lavaba dinero. Lo que es interesante es que la exfiscal fue absuelta. Y automáticamente se debieron haber quitado los cargos en contra de mi papá. Pero lograron cambiar la esencia del caso. La única razón por la que mi papá no ha logrado demostrar de dónde provienen sus fondos es porque en la primera fase del proceso el juez no aceptó las pruebas ni el testigo clave, que es quien logra demostrar que los fondos son lícitos. Él tiene los cheques, las fechas, todo se puede rastrear y documentar. Pero no lo dejaron introducir sus pruebas, es una de las violaciones del debido proceso.
¿Alguien más de la familia fue inculpado?
La istración de Giammattei va de salida, intentaron acelerar todo este proceso y dentro de eso, empezaron a perseguir a mi hermano menor. Tiene 34 años y vivía en Guatemala. Se inventaron que él fabricó un documento que les entregó a los abogados de mi papá. Tanto la Fiscalía como sus grupos de apoyo se dedican a perseguir y hostigar a cualquiera que sea una voz crítica. Y amenazaron con ir por mi hermano. Al final, parece que quitaron la orden y mi hermano tenía un viaje. Él es un académico, profesor de una universidad, tenía una invitación a dar una clase, salió y fue cuando ocurrió todo esto, entonces decidió no regresar y se encuentra en Estados Unidos.
El caso de mi papá no es aislado, es un patrón: la istración de Giammattei se ha dedicado sistemáticamente a atacar a todas las instituciones democráticas
¿Es una persecución contra su padre?
El caso de mi papá no es aislado, es un patrón: la istración de Giammattei se ha dedicado sistemáticamente a atacar a todas las instituciones democráticas, a perseguir a cualquier persona que consideran oposición y lo que tienen en común todos ellos es que han sido parte del combate a la corrupción. Han perseguido a los jueces de más alto perfil, a los fiscales y a periodistas. Hay alrededor de 40 operadores de justicia en el exilio. Otros 30 periodistas en el exilio. Y todos los que no han logrado salir enfrentan procesos o están en prisión. A los que están en prisión les siguen creando casos adicionales, por si se les cae el primero tienen otro para mantenerlos en prisión preventiva. Mi papá ahora tiene tres casos adicionales, todos absurdos. Por ejemplo, uno de obstrucción de justicia y dicen que mi papá, desde prisión (y aunque El Periódico dejó de existir el 15 de mayo pasado), es la cabeza de una estructura criminal que usaba a los reporteros para atacar a jueces y fiscales. Ahora están persiguiendo a esas otras nueve personas en un caso que está bajo reserva y no les permiten saber por qué los persiguen.
Pese a todo, su padre nunca perdió el sentido de la ironía: ¿cuál fue su respuesta a otro incidente con su primer periódico?
En 1993, hubo un presidente que se llamaba Jorge Serrano Elías y decidió que se iba a convertir en dictador. Abolió la Constitución y el Congreso, mandó censores a todos los medios y todos los aceptaron menos el periódico de mi papá, que se llamaba Siglo Veintiuno. No dejó entrar a los censores y al día siguiente publicó el periódico, pero le cambió el nombre y lo llamó Siglo Catorce, como si fuera la Edad Media: en toda la primera página, la impresión estaba en negro, tapando las noticias, y envió la edición completa por fax a todo el mundo. Fue un momento de mucha tensión, hubo persecución, todos tuvimos que irnos a diferentes casas, estar escondidos… pero luego ese presidente huyó a Panamá.
¿Alguna vez han pensado en que sería más sencillo dejar de pisar callos a enemigos tan poderosos?
Es muy difícil, no sé si es algo que solo los periodistas pueden entender, pero esto es un trabajo de convicción, de principios muy fuertes. Mi papá dice que es como un sacerdocio, es una entrega de su vida a estos principios, en los cuales él cree profundamente. Son la libertad de prensa y usar el periodismo como servicio público, para informar a la sociedad. Para denunciar y exponer los abusos del poder.
¿Cuál fue su participación en el Festival Gabo?
Siempre he irado a la Fundación y al festival, durante su historia. Estoy muy honrado con la invitación para participar en un titulado ‘La libertad de expresión, bajo riesgo’, junto a grandes periodistas que he irado toda la vida, como Mónica González, Carmen Aristegui y Carlos Fernando Chamorro. Y la moderación de Pedro Vaca, relator especial para la libertad de expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Ahora nos encontramos en un proceso electoral, a finales de agosto tenemos la segunda vuelta y ahí habrá un nuevo presidente. Ese cambio puede ayudar a que mi papá obtenga su libertad.
¿Qué puede venir en el futuro para su padre?
Se ha ido viendo cómo el gobierno que va de salida ha ido perdiendo poder, creo que tienen muchos problemas porque tienen grandes casos de corrupción, en algún momento van a tener que rendir cuentas. Ahora nos encontramos en un proceso electoral, a finales de agosto tenemos la segunda vuelta y ahí habrá un nuevo presidente. Ese cambio puede ayudar a que mi papá obtenga su libertad. No creo que ningún candidato quiera iniciar su istración con tanta presión internacional por esta persecución política, que sería heredada del gobierno que va de salida. Nosotros estamos apelando la condena en su contra y tenemos los documentos y el testigo para probar el origen de los fondos. En cuanto se nos permita presentar esas pruebas, el caso que tienen en contra de mi papá se va a desmoronar y esperemos que sea pronto. Y si no se logra resolver en Guatemala, el caso va a llegar a la Corte Interamericana y será ahí en donde se darán cuenta de que es un caso espurio, una persecución política y que el Estado ha tenido secuestrado a mi papá por más de un año.
En el nombre del padre
José Carlos Zamora ha tenido que defender la honra de su padre desde fuera de Guatemala. Actualmente reside en Miami y es el director de comunicaciones de impacto de Exile Content Studio, una empresa fundada por el periodista colombiano Isaac Lee, que genera contenido dirigido a los latinos en Estados Unidos y en el mundo. El nombre de esa empresa (Exilio, en español) parece una declaración de principios de su grupo objetivo: “El enfoque es hacer contenido para las grandes plataformas de streaming, como Netflix, Hulu, Amazon, HBO Max: películas, documentales, series; hacemos pódcast, tenemos una división de música y una digital”, dice Zamora.
JULIO CÉSAR GUZMÁN
Editor de EL TIEMPO
En Twitter: @julguz
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