¿Se parecen los narcos que operan en Argentina a los de México o Colombia?

En Argentina casi todo está ligado al fútbol o se explica a través de este. Esta vez fue un futbolista, Juan Cruz Komar, de Rosario Central, quien mejor explicó lo que está pasando en la tercera ciudad más grande de Argentina, donde en las últimas semanas las bandas de narcos han sembrado el terror sobre los ciudadanos: “En estos últimos años teníamos un elefante en la habitación, sabíamos que el problema estaba, pero se miraba de costado”, dijo Cruz.

(Lea también: ¿Cómo van los indicadores económicos en Argentina tras el plan de choque de Milei?)

En otras palabras, desde hace unos días, el “elefante” salió por las calles dando enormes pisotadas, obligando a los ciudadanos a esconderse en sus casas y a las autoridades a intentar detenerlo.

Rosario no solo es una pujante ciudad portuaria de un millón de habitantes y la tierra natal de Lionel Messi, es también el epicentro de violencia urbana más grande que enfrenta hoy el país gobernado por Javier Milei.

(Le puede interesar: Con giro a la política exterior y reajuste económico, Milei cumple 100 días en el poder)

Si bien la presencia de grupos criminales no es nueva, en las últimas semanas cruzaron una línea que dejó aterrorizados a los ciudadanos: asesinaron al azar a cuatro personas.

Las víctimas fueron ciudadanos comunes, y por eso, el temor se expandió con la rapidez que la televisión mostró los asesinatos.

Los muertos fueron un trabajador de una gasolinera a quien un sicario le disparó mientras trabajaba y cuyo video se transmitió en loop por los noticieros, dos taxistas, y un conductor de un bus que fue asesinado por un sicario que subió al vehículo y le disparó sin previo aviso. Tras los homicidios, la ciudad se cerró y el silencio en las calles rememoró aquellos días vividos en medio de la pandemia del covid-19.

Tal es la crítica situación que el Papa Francisco se pronunció esta semana: “Sin complicidades de un sector del poder político, policial, judicial, económico y financiero no sería posible llegar a la situación en la que se encuentra Rosario", dijo desde el Vaticano y agregó que, si bien se comprende la “necesidad de la presencia de las fuerzas de seguridad”, que es lo que pretende el gobierno de Javier Milei, se necesitan “respuestas integrales”.

(Puede leer: Argentina: el megaoperativo que ordenó Milei en Rosario para combatir a grupos narcos)

Aunque los narcos han amenazado directamente al gobernador de la provincia, Maximiliano Pullaro, y la crisis ha atravesado diferentes gobiernos. En el fondo, está también la prueba que los grupos de narcos le hacen al gobierno de Milei. “Es una guerra declarada al Estado a todos los niveles”, explica Fabricio Navone, rosarino y corresponsal de La Política Online en esa ciudad.

La violencia que tiene en jaque a la ciudad se desató tras la decisión del gobernador de reabrir pabellones de seguridad de las cárceles donde están recluidos algunos de los líderes de las bandas armadas.

(Además: A sangre fría y en 3 segundos: así fue el ataque de un sicario a playero en ciudad que nació Messi)

“El gobernador dice que quien controla la cárcel, controla la calle y tomó medidas como la restricción de visitas, el ingreso de comida y algunos elementos. Eso ha estado acompañado de denuncias de violaciones de derechos humanos, como ha pasado en El Salvador con las decisiones de (Nayib) Bukele, aunque el gobierno lo niega”, explica Navone.

Pero días previos al terror desatado en la ciudad, el gobernador publicó una foto de presos en las cárceles, muy similar a las de delincuentes en las prisiones del mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, en El Salvador.

La ministra de seguridad, Patricia Bullrich, la celebró en X: “Felicitaciones, gobernador. El que las hace, las paga”, tuiteó la funcionaria con la foto de presos semidesnudos, con las cabezas gachas y sentados en fila.

No obstante, la imagen causó incluso preocupación entre los funcionarios de Bukele. De acuerdo con una versión del periódico Clarín, el ministro de seguridad de El Salvador llamó a Bullrich y le dijo: "Es un error muy grave lo de la foto, están equivocados; eso solo lo puedes hacer cuando las bandas ya están neutralizadas y tienes el control total de la calle".

(Le puede interesar: Así fue como el chavismo terminó ‘escogiendo’ a los rivales de Maduro para las presidenciales)

Y si bien la respuesta de Milei -de mano dura y militarización- no es sorpresa para nadie. De hecho, Bullrich anunció un megaoperativo policial con fuerzas provinciales y federales y una ley para que las Fuerzas Armadas (militares) puedan realizar operaciones de seguridad, entre otras medidas; Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por su sigla en inglés) advierte de los riesgos de la expansión de ese modelo para resolver problemas de seguridad en toda la región.

“Preocupa que se crea que esos modelos como el llamado modelo Bukele son replicables y sostenibles. No lo son y el ejemplo es Ecuador (cuando se desató la violencia a comienzos del año)”.

Así como existe la tentación de copiar el modelo Bukele, también está la idea de equiparar los narcos de Rosario con los de México o Colombia, aunque son realidades distantes, en especial si se tipifican por ciudades más que por países.

A diferencia de la situación de Medellín en los años 90, con un jefe como Pablo Escobar que tenía un alcance de terrorismo nacional, la narcoviolencia de Rosario tiene que ver con una serie de grupos locales que durante una década han peleado por el mercado de drogas o comercio interno y se disputan barrios.

(En otras noticias: ¿Qué impacto tendrá el bloqueo del puerto de Baltimore para la economía de Estados Unidos?)

Su operación, si se quisiera comparar, es más similar a la guerra urbana que se libra en puertos como Buenaventura o a Barranquilla. En lo que sí se parecen las realidades de Colombia y México con la de Argentina es en las alianzas corruptas entre pandillas y policías que han permitido la existencia del negocio y de las que justamente habló el Papa Francisco.

El fenómeno del narcotráfico en Rosario se puede dividir en dos realidades: la primera es el tráfico internacional de droga. Al ser una ciudad portuaria es apetecida para el tránsito de la droga que proviene de Paraguay y Bolivia y va hacia Europa y Asia.

La segunda, son las bandas dedicadas al narcomenudeo, cuya guerra por el mercado local ha escalado en los últimos 10 años.

De esa guerra emergen dos nombres: Los Monos y las bandas de Esteban Alvarado— este último intentó fugarse en un helicóptero hace unos años—. Pero tras varias detenciones y muertos, hoy las bandas están atomizadas.

Una fuente que pide no dar su nombre explica que se trata de pandillas pequeñas que “no se pelean por exportar a Estados Unidos, sino con el menudeo de quien vende a tres cuadras. Es criminalidad calle a calle alimentada por jóvenes de 13 a 14 años que trabajan como soldados de la droga”, le expresa a EL TIEMPO.

(Además: Por qué están fracasando las sanciones a Rusia)

Algo similar ha dicho el autor del libro Los Monos y Rosario, de Germán de Los Santos. “Estos grupos no inciden en ese negocio mucho mayor que es el contrabando de cocaína al exterior. En Rosario, los “gerentes” de este negocio son grupos internacionales, pero no los locales”, dijo a Insight Crime.

Hasta ahora, los muertos en esa ciudad— tiene la tasa más alta de homicidios en Argentina, 22 cada 100.000 habitantes—eran en su mayoría por ajuste de cuentas. El peligro, ha explicado también Los Santos, “es que estas bandas que se dedican al microtráfico alguna vez intenten penetrar en ese negocio mayor”.

Lo que ocurra en Rosario será determinante para toda Argentina aunque las realidades sean diferentes entre provincias.

Las medidas que quieren implementar Bullrich y Milei, como utilizar las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico- algo similar a Colombia y México-tendrán que pasar por el Congreso donde el presidente ha sufrido varios rechazos a sus proyectos de ley.

Y lo que preocupa es que la participación de los militares en estas operaciones- lo que ya se ha ensayado en Colombia y México- no solo genera roces en el Legislativo sino dentro del propio Ejecutivo.

(Siga leyendo: Suspenden la búsqueda de los seis desaparecidos tras caída de puente en Baltimore)

La vicepresidenta Victoria Villaruel dijo en una entrevista que no estaba de acuerdo con la decisión de su propio gobierno. “La función de las fuerzas armadas no es combatir a civiles, creo que quedo claro con el tema de los 70", dijo al referirse a la dictadura de en los años de Jorge Rafael Videla.

Por su parte, varios expertos insisten en que, además de los riesgos en las violaciones de derechos humanos, Argentina tendría que ajustarse a la realidad de las bandas de Rosario que, como desde El Salvador le advierten, son diferentes a las del país centroamericano y, por ahora, no están neutralizadas.

Además, le recuerdan al presidente Milei que ya en otro gobierno hubo también desembarcos policiales similares y no ocurrió nada. Entretanto, el problema parece lejos de detenerse en Rosario. Y mientras los ciudadanos han retomado de a poco su vida cotidiana con una mayor presencia policial, en algunas zonas de la ciudad han aparecido pequeños carteles rudimentarios con amenazas dirigidas al gobernador y su equipo. Les anuncian que no se metan con ellos o, de otra manera, “lloverá plomo”.

Catalina Oquendo – Especial para EL TIEMPO - Buenos Aires