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Migrantes y refugiados, un drama humano que no cesa
Desplazados forzosos en el mundo suman 84 millones, pese a las restricciones por la pandemia.
Patrullas a caballo confrontando a refugiados haitianos en la frontera de Estados Unidos, más de 91.000 personas (26.000 menores) intentando cruzar la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá, 27 migrantes muertos en el canal de la Mancha —la mayor pérdida de vidas desde 2014— tras el naufragio de la embarcación que los intentaba llevar a la costa británica y miles de familias provenientes de Medio Oriente y África asentadas en la invernal frontera entre Bielorrusia y Polonia son algunas de las crudas escenas que deja este 2021.
Si bien en la última década, los conflictos, la violencia, las violaciones de derechos humanos, la persecución y el cambio climático han impulsado un aumento progresivo del número de refugiados y desplazados forzosos en todo el mundo, la cifra, que se sitúa en 84 millones, parece imparable en medio de la pandemia del covid-19, cuyos efectos en las vidas de los migrantes han sido devastadores.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), a corte de junio de este año, tan solo el número de refugiados bajo su mandato superó los 20,8 millones (un aumento de 172.000), mientras que el número de solicitantes de asilo creció a 4,4 millones (un aumento de 237.000).
A pesar de que la Acnur estima que 1,44 millones de refugiados necesitan urgentemente un reasentamiento en todo el mundo, se dieron menos de 23.000 el año pasado, siendo los números más bajos en casi dos décadas. La caída se debe a las bajas cuotas propuestas por los Estados, así como al impacto del covid, que retrasó las salidas y los programas.
“En términos de cifras, tanto los migrantes como los refugiados han seguido incrementando en 2021. Esto se debe básicamente a que las condiciones estructurales que los motivan a abandonar sus territorios de origen no cesan”, explica María Teresa Palacios, directora del grupo de investigación en derechos humanos de la Universidad del Rosario.
Y si bien, gracias a las campañas de vacunación, muchos países han regresado lentamente a la normalidad, las nuevas olas del virus mantuvieron varias de las restricciones fronterizas que limitaron el al territorio y al asilo, un freno que contrastó con la exacerbación de las crisis y conflictos en países como Afganistán, Etiopía, Siria, Haití, Venezuela o Birmania, que ocasionaron una diáspora migratoria a nivel mundial.
“La pandemia se juntó con los intereses políticos que recaen sobre los migrantes. En África aumentó el yihadismo, Siria se convirtió en un nuevo paraíso de la migración ilegal, Rusia utilizó a los refugiados, por medio de Bielorrusia, como arma política contra Europa occidental, China hace lo mismo como forma de presión política y a Joe Biden le pesó la falsa percepción de que con él las puertas de EE. UU. estaban nuevamente abiertas tras los años de Trump”, dice el analista de asuntos estratégicos Luis Alberto Villamarín.
El flujo de migrantes hacia Estados Unidos -principal destino migratorio- a lo largo de este 2021, fue tan grande que se batieron todos los récord históricos en cuanto a cantidad de arrestos. Más de 1,7 millones de personas fueron detenidas cuando intentaban ingresar al país, mientras que 190.000 más fueron detectadas por autoridades mexicanas entre enero y septiembre, el triple que en 2020.
El fenómeno, replicado en otras partes del mundo, fue empujado por la crisis económica que desató la pandemia y que forzó a muchos a abandonar sus hogares en busca de un mejor destino.
Según la ONU, el número de conflictos activos alcanzó un récord en 2020, más que en cualquier otro momento desde 1945, así como los llamamientos para un alto el fuego global. Y este 2021, en consonancia con el año pasado, la mayoría de los conflictos armados siguen siendo internos.
Policías montados evitan a la fuerza que migrantes lleguen a un campamento en Texas. Foto:PAUL RATJE / AFP
La migración es una realidad progresiva, permanente y evolutiva
Y es que a las caravanas de migrantes que atraviesan todo Centroamérica rumbo a EE. UU. y que dejan una estela de muerte a su paso, como la del jueves pasado cuando la volcadura de un camión en Chiapas dejó más de 50 migrantes muertos, o a los cientos de venezolanos que a diario cruzan los pasos ilegales desde los estados de Táchira y Apure para llegar a Colombia, se suman los desplazamientos forzados internos, que según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) mostraron un espectacular aumento motivado por los desastres, los conflictos y la violencia en un momento en el que la movilidad mundial se redujo por las restricciones.
“Mientras que miles de millones de personas se han quedado sin viajar por la pandemia del covid-19, decenas de millones han tenido que desplazarse dentro del territorio de sus propios países”, destacó el director general de la OIM, António Vitorino, quien resaltó que esta situación refleja una “paradoja nunca vista en la historia de la humanidad”.
Las cifras no mienten. A la vez que el número de viajeros aéreos a nivel mundial se redujo 60 por ciento en 2020, los desplazamientos internos provocados por catástrofes, conflictos y violencia aumentaron hasta los 40,5 millones.
Y aunque todavía no se dispone de cifras comparables para el desplazamiento interno en 2021, la Acnur estima que ocurrieron más de 4,3 millones en los primeros seis meses de 2021, tan solo en los 33 países donde la Agencia tiene presencia. Un fuerte aumento con respecto al mismo periodo del año anterior y superior al de 2019.
Lo más desalentador del panorama es que al menos uno de cada nueve habitantes que se desplazó en 2021 ya estaba en crisis alimentaria para finales de 2020, por lo que el pronóstico de seguridad alimentaria es desalentador en al menos dos tercios de estos países.
La FAO advierte que a nivel mundial, alrededor de 30 millones de personas más podrían estar pasando hambre en 2030 contrario a si la pandemia no hubiera ocurrido.
Los migrantes haitianos viajan desde Necoclí hasta Acandí para ingresar a la selva del Darién. Foto:AFP
Una amarga realidad que está lejos de acabar, pues mientras que el Alto Comisionado de la Acnur, Filippo Grandi, solicitó esta semana a la comunidad internacional contribuir con 8.994 millones de dólares para sus operaciones humanitarias en 2022, los gobiernos donantes respondieron con promesas por 1.054 millones de dólares (87 por ciento menos de los solicitado).
“La migración es una realidad progresiva, permanente y evolutiva. Por eso, requiere de una respuesta internacional conjunta y enfocada en los derechos humanos”, resaltó Palacios.
Entre tanto, las noticias siguen mostrando el rostro de millones de migrantes y refugiados que, con maletas en hombros, hijos en brazos y sueños en la mente, continúan su camino junto a la muerte porque, sencillamente, no les queda otra opción.