Summerville, un poblado al noroeste de Charleston, en Carolina del Sur, tiene su dosis de historias de fantasmas. Una es la historia de la Luz de Summerville. En la noche, a lo largo de un camino de tierra en un bosque de pinos junto a vías de ferrocarril abandonadas, la gente ha visto luces que suben y bajan, pulsando con un tono azul pálido, verde o naranja.
La historia cuenta que una mujer aguardaba junto a las vías el regreso de su marido, un trabajador ferroviario. Pero este perdió la cabeza en un accidente. La viuda buscó sus restos. Continuó, incluso después de morir: el parpadeo de su linterna fue todo lo que quedó.
El camino se convirtió en un lugar donde los cazafantasmas reportaron orbes brillantes y ruidos inusuales en la década de 1960.
Pero Susan Hough, sismóloga del Servicio Geológico de Estados Unidos, cree en la naturaleza está la explicación. Revisó menciones de terremotos en relatos históricos, periódicos viejos, cartas y diarios. Un libro que encontró, “Haunted Summerville”, mencionaba un gran terremoto en 1886.
¿Podría haber un vínculo entre los terremotos y las historias de fantasmas? Algunos reportes de las luces también mencionaban que los autos temblaban. “Bueno, para un sismólogo, eso grita ‘terremoto superficial’”, dijo Hough.
En una casa, los propietarios describieron ruidos en el piso de arriba, portazos y objetos que se movían. Esas observaciones reflejan cómo los sismólogos describen los resultados de cierta actividad sísmica de bajo nivel. “Básicamente se trata de un temblor que se ubica en el umbral de la perceptibilidad”, dijo Hough.
El gran terremoto de 1886 causó graves daños en Charleston, afirmó. Pero su epicentro estuvo más cerca de Summerville. Para comprender mejor los riesgos sísmicos del área, el equipo de Hough ha estado estudiando sus fallas, una tarea difícil ya que yacen bajo sedimentos pantanosos.
Un relato del suceso de 1886 describe cómo una vía de ferrocarril fue movida unos 4.50 metros a la derecha. Una falla debe pasar por ahí, dijo Hough. La zona aún es sísmicamente activa. Summerville fue sacudida por al menos tres terremotos en 1959 y 1960.
Y los movimientos sísmicos pueden producir brillos misteriosos conocidos como luces de terremoto.
Los investigadores han encontrado varias explicaciones. Se dice que, en el periodo previo a la sacudida, los minerales dentro de la tierra se deforman, liberando cargas eléctricas. Estas cargas pueden viajar a la superficie, donde crean campos eléctricos que hacen brillar las moléculas en el aire. Otra tiene que ver con gases liberados por los terremotos. La acumulación de una carga eléctrica estática puede proporcionar la chispa para encender metano, produciendo luz de color.