Veikkola, Finlandia — “No le gusta hablar de sí mismo”, dijo Marja Kantola-Panula, señalando con un gesto a su esposo Jorma Panula, sentado frente a ella en la mesa de su comedor en silencio. Se le había hecho una pregunta sobre su extensa presencia en la música clásica como quizás el maestro de dirección de orquesta más influyente del mundo. Pero en lugar de responder, le dio una mordida a un pan.
Cuando Panula, de 93 años, de hecho habla, es breve y autoritario, en ocasiones áspero y totalmente claro. En su hogar, en la campiña al noroeste de Helsinki, explicó, “estuve en la orquesta y la mayoría de los músicos odia hablar”.
No es muy distinto en el salón de clases, donde es famoso por escuchar en silencio, feliz de ofrecer consejo si los estudiantes lo piden, pero por lo demás siendo parco para hablar, hosco y definitivamente sin sermonear. Su enfoque no ha cambiado realmente en el medio siglo que ha pasado moldeando a jóvenes conductores —en la afamada Academia Sibelius en Helsinki, y ahora a través de clases magistrales y su propia escuela.
Si piensa en los conductores finlandeses que hoy trabajan por todo el mundo —hay una enorme cantidad de ellos— lo más probable es que estudiaron con Panula. Si este país es el principal exportador de talentos en conducción de orquesta, entonces él es una especie de agricultor, al cultivar generaciones de artistas: quienes lideran el ámbito, como Susanna Mälkki y Esa-Pekka Salonen, y los que surgen con un estallido, como Klaus Mäkelä.
“Ninguno de nosotros existiría sin él”, dijo Tarmo Peltokoski, el finlandés de 23 años que encabeza la Orquesta Sinfónica Nacional de Letonia.
Tanto Peltokoski como Panula se criaron en Vaasa, al oeste de Finlandia. Es ahí donde Panula organiza una competencia de conducción cada tres años. Pero él se había preparado para una vida diferente, que lo llevó a graduarse en 1950 de la Academia Sibelius como estudiante de órgano y música sacra.
Panula permaneció en la academia para estudiar dirección de orquesta, en la que decidió enfocarse como carrera profesional: para 1965, era el director musical de la Filarmónica de Helsinki. También compuso música.
Sin embargo, su carrera como conductor queda eclipsada comparada con su trayectoria como maestro.
Mäkelä, de 27 años, y Peltokoski eran adolescentes cuando se inscribieron en las clases de Panula. Recibieron un curso intensivo en su escuela de pensamiento finlandesa por excelencia, la cual Sakari Oramo, de 57 años y ex alumno de Panula quien ahora imparte clases en la Academia Sibelius, resumió al decir: “Tienes que poder expresar todo solamente con tus manos. Somos una nación de pocas palabras”.
Así que, al principio, los alumnos de Panula no tienen permitido hablar mientras dirigen. Sin embargo, sí se comunican físicamente. Mäkelä recordó que nunca se le enseñaron los patrones básicos para gesticular el tiempo, pero que de inmediato se le hizo dirigir músicos con movimientos pequeños, tan solo “un ritmo del tamaño de una estampilla postal”.
Panula a menudo formula preguntas sin ofrecer respuestas, lo cual hace que sea “más poderoso cuando descubres la respuesta por ti mismo”, señaló Mäkelä.
Este método también evita crear clones. Más bien, dijo Oramo, “me dejó hacer música de la forma en que yo quería hacerla”.
Panula no planea ser reemplazado pronto. La mañana posterior a la entrevista en su hogar, él y su esposa viajaron a Hungría para una clase magistral. Cuando se le preguntó si alguna vez se jubilaría realmente, respondió con su parquedad característica. “No. ¿Por qué?”.
“Estuve en la orquesta y la mayoría
de los músicos odia hablar”.
JOSHUA BARONE. THE NEW YORK TIMES
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