A sólo unos pasos del tráfico de hora pico en el bullicioso bulevar Taras Shevchenko de Kiev, un puñado de jubilados podaba arbustos en un apacible oasis verde.
“Empezaron a llegar cuando estalló la guerra”, dijo Natalia Belemets, la curadora de este pequeño jardín botánico. “Querían ayudar”.
El Jardín Botánico A.V. Fomin es uno de los más antiguos de Ucrania. Tiene casi dos siglos de situarse en el centro de la Capital, Kiev.
El personal del jardín fue alentado a marcharse de Kiev o a trabajar remotamente cuando Rusia invadió Ucrania en febrero del 2022. Pero poco después, surgió la necesidad de trabajo y mantenimiento estacional del jardín, así que los voluntarios se organizaron en redes sociales.
“Este jardín botánico es una perla de Kiev, una joya verde en el centro de la Ciudad”, afirmó Belemets, una mañana reciente.
Los voluntarios realizan trabajos sencillos de jardinería, como cavar, juntar ramas y regar. En cierto momento, había unos 20 voluntarios trabajando una vez por semana. Hoy en día, ha caído ese número porque la gente ha regresado a empleos de tiempo completo.
No obstante, siempre llegan caras nuevas. Mientras Belemets hablaba, arribaron dos mujeres y fueron llevadas a un arbusto por una voluntaria de mucho tiempo. Se pusieron a trabajar inmediatamente, una de las mujeres arrancando ramas de un arbusto bajo, con una bolsa de piel café colgando del hombro.
Svetlana Sitko, de 62 años, ha trabajado como voluntaria en el jardín desde abril del 2022, cuando los horrores desatados por las tropas rusas en los suburbios de Kiev, entre ellos Bucha, en su intento fallido por tomar la Capital apenas comenzaban a ser aparentes.
“Después de Bucha, después de Kiev, teníamos que hacer algo”, declaró Sitko con un suspiro.
Sus manos, con guantes de jardinería azules, gesticulaban animadamente mientras hablaba sobre la huerta que ella y su esposo han sembrado en su casa de campo en las afueras de Kiev: peras, manzanos, moras, arándanos y madreselva.
Sitko, una psicóloga infantil retirada, dijo que cuando salía del jardín, se cambiaba sus leggings morados y zapatos sucios de tierra y se dirigía a otro trabajo como voluntaria en tiempo de guerra: hacer mallas camufladas para francotiradores.
Su esposo, Yuri, se ocupaba de unas flores cerca. Él es un verdadero entusiasta de la jardinería, añadió Sitko. Casados desde hace 36 años, nacieron con cuatro años de diferencia el 24 de febrero. Ésa es la misma fecha en que Rusia lanzó su invasión total el año pasado.
En mayo del 2022, un soldado llegó al jardín con su esposa e hijo pequeño en brazos, recordó ella. El soldado le dijo que tenía unas horas libres y que quería ver “algo hermoso” con su familia.
“Definitivamente creo que estos hombres que están en el frente necesitan mucho esto”, afirmó Sitko. “Regresarán después de la guerra”.
CASSANDRA VINOGRAD
The New York Times
BBC-NEWS-SRC: http://www.nytsyn.com/subscribed/stories/6812665, IMPORTING DATE: 2023-07-20 22:30:07