Cuando se difundieron reportes de que el Papa Francisco había utilizado un improperio anti gay mientras hablaba ante obispos italianos en una conferencia el mes pasado, muchos católicos quedaron conmocionados y desconcertados. ¿Cómo podía un Papa conocido por su apertura y aceptación de la comunidad LGBTQ utilizar palabras homofóbicas y advertir a los prelados contra itir a hombres homosexuales en los seminarios?
Pero la pregunta, y la aparente inconsistencia en el mensaje de Francisco, reflejan las profundas contradicciones y tensiones que subyacen a la relación de la Iglesia Católica y Francisco con la homosexualidad.
La iglesia sostiene que las “tendencias homosexuales” son “intrínsecamente desordenadas”. En cuanto a la ordenación, sus directrices establecen que las personas con tendencias homosexuales “profundamente arraigadas” no deben convertirse en sacerdotes.
Sin embargo, la ordenación también tiene mucho tiempo de ser una especie de refugio para los católicos homosexuales, de acuerdo con investigadores y sacerdotes, que dicen que miles de clérigos son homosexuales, aunque pocos hacen pública su orientación sexual.
La crisis de abuso sexual que surgió hace 20 años enardeció las acusaciones de algunos Obispos y medios de comunicación eclesiásticos conservadores de que la culpa era de la homosexualidad, pese a que los estudios no han encontrado ningún vínculo entre ser gay y abusar de menores.
Pese a que Francisco adoptó un enfoque más progresista, las enseñanzas de la Iglesia aún describen la homosexualidad como una desviación y han consagrado esa visión en regulaciones y restricciones que, afirman los detractores, perpetúan una perspectiva homofóbica.
“Hasta que no cambien la ley, mientras la homosexualidad sea vista como una desviación y una enfermedad, nada cambiará”, dijo Luciano Tirinnanzi, quien escribió un libro sobre personas LGBTQ y la iglesia.
Es difícil saber cuántos sacerdotes son homosexuales, pero en Estados Unidos, los hombres homosexuales probablemente representan al menos entre el 30 y el 40 por ciento del clero, de acuerdo con una investigación del 2019 de The New York Times.
En mayo, Francisco dijo que ya había demasiada homosexualidad en la Iglesia, usando un término peyorativo, reportaron dos Obispos presentes en la conferencia, provocando una disculpa del Vaticano. Los Obispos culparon del insulto al estilo de conversación relajado y colorido de Francisco.
Luigi Mansi, Obispo de la ciudad italiana de Andria, dijo que la iglesia cree que debe evitarse la ordenación porque es más difícil para los hombres homosexuales “observar y vivir el celibato”. Expertos y prelados que promueven los derechos LGBTQ niegan rotundamente esta afirmación.
La confusión, dijeron los detractores, cambia el enfoque de los sacerdotes que no son castos a una estigmatización generalizada de todo el clero gay.
Cuando Francisco permitió el año pasado que los sacerdotes bendijeran a parejas del mismo sexo, algunos Obispos se opusieron. Para aplacarlos, el Vaticano emitió una declaración que decía que se debía tener en cuenta la “cultura local”.
sco Lepore, ex empleado del departamento latino del Vaticano que dejó la iglesia, se declaró gay y se convirtió en activista, dijo que los mensajes de apertura de Francisco serían socavados si las enseñanzas de la iglesia y parte del clero continuaban considerando la homosexualidad como un trastorno.
“Las dificultades, las fisuras que vive la iglesia”, dijo. “Todo viene de ahí”.