YAKARTA, Indonesia — Josephine Komara estaba deprimida. Se había divorciado recientemente. Su negocio de suministro de telas para pantallas de lámparas era lucrativo, pero insatisfactorio. Komara se dejó caer al suelo y metió las manos en dos cofres de madera llenos de textiles indonesios antiguos.
En un cofre, recordó Komara recientemente, había diseños en batik de la isla de Java, en el otro elaborados tejidos de las islas exteriores de Indonesia. Caviló cómo enriquecer el patrimonio de una nación de más de 17 mil islas.
Desde esa noche, hace casi 40 años, Komara ha dado nueva forma a un arte antiguo al entrelazar tradiciones textiles dispares con una estética propia para crear una silueta indonesia moderna. Su batik y otros diseños para su casa de moda, BINhouse, han transformado una expresión cultural que estaba encerrada en la tradición.
BINhouse se ha convertido en una fuerza global en la difusión de la belleza del batik. “Para mí, la tela indonesia que hacemos está viva, habla, se expresa sobre esta tierra, esta hermosa tierra, que tiene cierto pulso y aroma que no existe en ningún otro lugar”, dijo Komara, de 67 años, conocida por su apodo, Obin.
En una forma de elaboración del batik popular en Java, los artesanos aplican cera a tela con precisión puntillista, dejando gotear el líquido resistente a los tintes de un recipiente estrecho de cobre.
En el 2009, la UNESCO designó al batik indonesio como “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”. Ese reconocimiento tiene la intención de preservar el legado cultural de una nación, pero también puede calcificar las tradiciones.
Junto con algunos otros diseñadores indonesios, Komara remodeló la forma de arte sin borrar su carácter indígena, dijo Thomas Murray, autor principal del libro “Textiles of Indonesia”. “Es una polinización transcultural y transtemporal que es emocionante”.
Komara es étnicamente china, parte de un grupo minoritario que diseñaba y producía batik. Los indonesios chinos han sufrido oleadas de persecución. El padre de Komara mudó a su familia a Hong Kong cuando ella tenía 4 años. Para cuando era preadolescente, dijo Komara, había dejado la escuela y deambulaba por los callejones de Hong Kong.
“Andaba de callejera”, dijo. “Absorbí todas las vistas y olores”.
Cuando Komara tenía 12 años, su padre murió. La familia regresó a Yakarta, la capital de Indonesia. Allí también anduvo de callejera, particularmente en el Barrio Chino.
Cuando amenazaban disturbios, su madre cocinaba grandes ollas de comida como ofrenda de paz.
“Estamos en la tierra de los desastres naturales: volcanes, terremotos, tsunamis, lo que sea, lo tenemos”, dijo Komara. “Pero también somos una tierra de diversidad que ninguna persona puede entender porque manejas un auto una hora y la gente ya habla otro dialecto, come otra salsa. Disfrutas y absorbes”.
Komara estuvo casada con un arqueólogo y antropólogo, quien ayudó a convertir su colección de textiles en un interés académico y profesional.
Se enteró de que el batik se producía en el siglo 13, cuando el imperio hindú-budista Majapahit gobernaba un reino oceánico desde Java. Ella recolectó textiles de todo el archipiélago.
Se hizo amiga de viejos fabricantes de textiles. Ahora emplea a cientos de artesanos.
Algunas de las telas más finas que vende BINhouse, incluyendo batik aplicado a seda, tardan más de un año en fabricarse a mano y cuestan miles de dólares. Pueden utilizarse como adornos decorativos para la pared, chales o pareos.
Los diseños de Komara provienen de inspiraciones dispares: la huella que deja una ola en una playa o el halo de luz de un arbotante. Su paleta es tropical.
Durante medio siglo, dijo Komara, ha estado diseñando y rediseñando la kebaya, una blusa ajustada que se usa con un pareo en partes del sudeste asiático. Para la aerolínea nacional de Indonesia, Garuda Indonesia, Komara creó un uniforme kebaya para asistentes de vuelo.
“Es la ropa más sexy y sensual”, dijo.
Más del 85 por ciento de los indonesios son musulmanes, y en los últimos años las mujeres han comenzado a adoptar la vestimenta conservadora y el pañuelo en la cabeza, llamado jilbab en Indonesia. Komara ha ampliado su colección para incluir túnicas holgadas y velos para la cabeza.
“La tradición es la forma en que somos, y lo moderno es la forma en que pensamos”, dijo. “Cada tela cuenta una historia viva”.
Por: HANNAH BEECH
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