Docenas de mujeres indígenas de Groenlandia han dicho que les insertaron dispositivos intrauterinos sin consentimiento en las décadas de 1960 y 1970 y han presentado una denuncia ante el Gobierno danés, exigiendo una compensación.
Las mujeres dijeron que figuraban entre miles afectadas por una campaña del Gobierno danés para controlar el crecimiento de la población indígena de Groenlandia, una parte semiautónoma de Dinamarca.
Las mujeres, muchas de ellas ahora de 60 años o más, han calificado al procedimiento como una violación de sus derechos humanos que dejó daños físicos y psicológicos perdurables. Piden 300 mil coronas danesas cada una, o unos 42 mil 35 dólares.
“Ninguna de ellas dio su consentimiento ni se les preguntó ni se les dijo nada”, dijo Mads Pramming, abogado que representa a las 67 mujeres, muchas de las cuales eran menores de edad en ese entonces. Recientemente entregó la denuncia a la oficina de la Primera Ministra Mette Frederiksen, diciendo que si los funcionarios no la aceptaban, planeaba presentarla como caso ante un tribunal danés.
Naja Lyberth, una de las mujeres, dijo que tenía alrededor de 13 años cuando visitó a un médico, pensando que iba a un chequeo, pero en lugar de eso le insertaron un DIU.
“Como jovencitas de entre 12 y 17 años, estábamos indefensas frente al médico”, afirmó. “No fuimos tratadas como ciudadanas equitativas dentro de la Mancomunidad de Naciones”.
Muchas de las mujeres habían estado viviendo en internados o dormitorios escolares, a veces lejos de sus familias. Algunas aún no eran sexualmente activas y fueron llamadas a una cita con el médico sin saber lo que iba a pasar, afirma la denuncia.
Algunas de las mujeres informaron que se habían sentido tan ansiosas y avergonzadas que nunca se lo dijeron a sus padres. Calificaron de doloroso y traumatizante el procedimiento, en el que se insertaba un dispositivo más grande que los DIUs modernos. Lyberth, de 61 años, dijo que el dolor se sintió como si tuviera cuchillos en su interior.
Varias de las mujeres dijeron en la denuncia que experimentaron sangrado, dolor abdominal o infecciones. Algunas dijeron que temían que las complicaciones del dispositivo las dejaran infértiles o tuvieran dificultades para llevar un embarazo a término. Otras dijeron que desarrollaron tejido cicatricial o que les tuvieron que extirpar el útero o los ovarios años después.
No está claro a cuántas mujeres o niñas se les implantaron los dispositivos sin consentimiento. Según la denuncia, un experto estimó que “se insertaron 4 mil 500 DIUs en una población de aproximadamente 9 mil mujeres” en Groenlandia entre 1966 y 1970, con base en datos compartidos por funcionarios de salud en ese entonces.
“Es imperativo que investiguemos a fondo este asunto”, dijo Sophie Lohde, Ministra de Salud de Dinamarca, en un comunicado.
El año pasado, los gobiernos de Dinamarca y Groenlandia dijeron que iniciarían una investigación.
Por: ISABELLA KWAI
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