Hacer múltiples cosas a la vez simplemente es la forma en que muchos vivimos. ¿Con qué frecuencia envías mensajes de texto mientras estás atorado en el tráfico o alternas entre las noticias y tu bandeja de entrada?
“Quedamos atrapados en esta trampa de las multitareas, incluso sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo”, dijo Nicole Byers, neuropsicóloga de Calgary, Alberta. “Nuestro mundo moderno —donde muchos pasamos la mayor parte del día frente a pantallas— realmente obliga a nuestro cerebro a realizar múltiples tareas a la vez”, dijo.
Los expertos dicen que no es posible hacer dos cosas a la vez —a menos que podamos hacer una sin pensar mucho (como ir caminando mientras platicamos con un amigo).
“Por lo general, cuando las personas creen estar haciendo múltiples tareas a la vez, en realidad están variando su atención entre dos tareas separadas”, dijo Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California, en Irvine.
Considera lo que sucede cuando te dedicas a una sola tarea, como preparar la cena. Diferentes regiones del cerebro, denominadas colectivamente la red de control cognitivo, colaboran para que esto suceda, dijo Anthony Wagner, profesor de psicología en la Universidad de Stanford, en California. Esta red incluye áreas del cerebro que están involucradas en la función ejecutiva, o la capacidad de planear y llevar a cabo una conducta orientada a objetivos. Crean un modelo mental de la tarea siendo realizada y de lo que se necesita para ello. Tu cerebro podría hacer esto, dijo Wagner, recurriendo a información tanto externa como interna, como los ingredientes en tu refrigerador o tu memoria de la receta.
Mark comparó este proceso con dibujar en una pizarra mental. Pero si tu amiga te llama para despotricar sobre su día, esa pizarra se borra. “Cada vez que cambias tu atención a una tarea nueva, tu cerebro tiene que reorientarse”, dijo.
Si conoces muy bien el platillo o tu plática es agradable y alegre, variar de una a otra tarea puede ser sencillo. Pero mientras más esfuerzo requiere cada tarea, más tendrá tu cerebro que clasificar información contrapuesta y objetivos separados.
El daño potencial varía dependiendo de la actividad y de tu habilidad para realizarla. Pero “cuando cambiamos de tarea, pagamos lo que se ha denominado ‘costo de cambio’”, dijo Wagner. “Vamos a ser más lentos y menos precisos de lo que hubiéramos sido si nos hubiéramos concentrado en una sola tarea”.
La velocidad y la precisión tampoco son los únicos riesgos. Realizar múltiples tareas a la vez exige más cognitivamente, incluso cuando estamos haciendo cosas que nos resultan agradables o fáciles.
Otros estudios han descubierto que realizar multitareas puede acelerar nuestro corazón, elevar nuestra presión arterial, provocar ansiedad, mermar nuestro estado de ánimo e impactar negativamente nuestra percepción de la tarea en cuestión.
Mark sugirió que comiences observándote a ti mismo a lo largo del día, notando cuándo y cómo cambias de tarea sin darte cuenta. A partir de ahí, el consejo es simple, pero retador: necesitarás practicar la monotarea, o hacer una sola cosa a la vez, para volver a entrenar gradualmente tu concentración y desarrollar tu tolerancia.