En los primeros días de las vacaciones del Año Nuevo iraní en marzo, la policía se presentó en un café en Teherán con órdenes de cerrarlo durante dos días. El café había infringido la ley iraní al atender a mujeres que no se cubrían el cabello con velos en la cabeza, dijeron.
Desde entonces, se ha ordenado repetidamente a la gerencia del café que advierta a los clientes que usen sus velos. Mohammad, el propietario, hizo lo mínimo indispensable al colocar un cartel en la pared que decía a las mujeres que respetaran la ley del hiyab. No tiene mucho sentido hacer más, dijo.
Envalentonadas desde las protestas encabezadas por mujeres que estallaron el otoño pasado, que se convirtieron en manifestaciones a nivel país contra la República Islámica, un número creciente de mujeres han comenzado a andar sin velos en la cabeza y vistiendo ropa estilo occidental.
Obligar a las mujeres a usar el hiyab es una causa perdida, dijo Mohammad, quien pidió ser identificado por su nombre de pila para evitar repercusiones legales. “Con toda honestidad, no nos molestamos cuando cerraron nuestro café”, dijo. “Esto es muy bueno para nosotros desde un punto de vista de relaciones públicas”.
Su indiferencia dejó entrever la profundidad y la velocidad del cambio en Irán, donde el Gobierno teocrático considera al código de vestimenta como existencialmente importante.
El Gobierno recientemente emprendió una nueva táctica en su campaña para hacer cumplir la ley, cerrando 150 negocios en 24 horas por atender a mujeres con inadecuado uso del velo. También anunció que las autoridades utilizarían cámaras de vigilancia para hacer cumplir la ley. Las mujeres podrían ser procesadas y sus autos confiscados, dijo la policía.
Los trabajadores de los negocios que fueron cerrados recientemente dijeron estar reacios a hacer cumplir la ley. Los clientes y turistas no vendrían, dijeron, agregando que la gente estaba demasiado acostumbrada a su libertad recién reclamada.
Pero los cierres, encima de una economía ya tambaleante, podrían aumentar la presión financiera sobre los negocios.
Andar sin hiyab parece ser más común entre las citadinas, pero más mujeres están incumpliendo la ley en poblados más pequeños y barrios más conservadores.
Los funcionarios iraníes parecen haber reconocido la realidad de que no pueden hacer cumplir la ley del hiyab exactamente como antes.
La policía de la moralidad, cuyos oficiales alguna vez recorrían las calles arrestando a mujeres que consideraban que violaban la ley —incluyendo a Mahsa Amini, la mujer de 22 años cuya muerte bajo su custodia desencadenó manifestaciones masivas— ha desaparecido de la vista.
En una declaración reciente, la sede de Amr-e-be-Marouf, un instituto conservador afiliado al Gobierno, dijo que los medios anteriores de las autoridades para obligar a las mujeres a usar el velo en la cabeza eran “anticuados” y estaban “derrotados”.
Para Shahnaz, de 62 años, profesora de Teherán que ha dejado de llevar velo en la cabeza, el Gobierno no tiene más remedio que aceptar la nueva realidad.
“Las mujeres han tomado su decisión”, dijo, pidiendo ser identificada sólo por su nombre de pila para evitar repercusiones. “La historia siempre avanza, y no hay forma de dar marcha atrás”.
Por: VIVIAN YEE
y LEILY NIKOUNAZAR
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