Una tarde otoñal en el Club de Golf Hong Kong, cientos de perros paseaban por sus verdes terrenos junto a sus amos, disfrutando de un excepcional al campo, que cobra nuevas cuotas de membresía de hasta 2 millones de dólares. Pero estos greens impecables, en el extremo norte de Hong Kong, se han convertido en un campo de batalla improbable.
El Club de Golf Hong Kong ha estado luchando contra una propuesta del Gobierno para tomar menos de una quinta parte de sus 70 hectáreas de terreno y desarrollarlo para vivienda pública. La jornada de puertas abiertas para perros fue un esfuerzo del club para reunir apoyo a la causa de los del club en una Ciudad conocida por su tremenda desigualdad y grave escasez de viviendas costeables.
El Gobierno de Hong Kong ha sido presionado por Beijing para reducir la brecha de riqueza en línea con las promesas de “prosperidad común” del líder chino Xi Jinping.
Pero la disputa por la tierra pone de manifiesto las tensiones entre los intentos de Hong Kong de redistribuir la riqueza y los intereses de la élite en cuyo apoyo ha confiado el Gobierno. Los líderes empresariales de la Ciudad pueden estar alineados con los gobernantes del Partido Comunista de China, pero muchos también protegen la riqueza capitalista de Hong Kong.
Los periódicos de Hong Kong estrechamente alineados con Beijing han criticado al Club, acusándolo de ignorar las necesidades de los trabajadores. “Si se frustra el plan del desarrollo del campo de golf, la impresión pública de ‘empresarios en colusión con funcionarios del Gobierno’ solo empeorará”, dijo uno de los periódicos, Ta Kung Pao, en un editorial después de que una revisión ambiental en agosto postergó el plan de viviendas
No son sólo los golfistas los que se oponen al cambio de uso de las tierras. Algunos de la élite empresarial de Hong Kong ven los planes del Gobierno de la Ciudad de reclamar 13 hectáreas de territorio del club como una peligrosa intromisión del Gobierno en la economía.
“Una característica del capitalismo es la brecha entre ricos y pobres”, dijo Shih Wing Ching, propietario de Centaline, la agencia inmobiliaria más grande de Hong Kong, quien ha acogido la causa del club de golf, aunque él no juega. “Si tratas de borrar la característica, digamos quitando el golf, entonces no es capitalismo, es socialismo”. Y dice que eso no es lo que necesita Hong Kong.
Ambas partes reconocen que la pequeña parte del club que podría reclamarse ni haría mella en la crisis inmobiliaria. Durante más de 10 años, Hong Kong ha sido reconocido por algunas métricas por tener el mercado inmobiliario más incosteable del mundo.
La disputa por el campo comenzó en el 2018, cuando Hong Kong solicitó la opinión pública sobre dónde adquirir terrenos para vivienda pública, y algunos legisladores a favor de la democracia plantearon la idea de recuperar terrenos del club de golf. El terreno es propiedad del Gobierno, que lo ha arrendado al club desde 1911. Las encuestas arrojaron que el 60 por ciento del público apoyaba el plan. Pero con el sector empresarial oponiéndose fuertemente a la propuesta, el Gobierno decidió desarrollar sólo una parte del terreno.
“Un debate sobre esto refleja la sociedad saludable de Hong Kong”, dijo Ronny Tong, asesor del Gobierno que también es miembro del club de golf. “En última instancia, es una cuestión de dos valores en competencia”.
Por: JOY DONG
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