No mucho después de que varios bancos de Wall Street colapsaron en 2008, un documento de nueve páginas circuló en una lista de correo poco conocida, proponiendo un sistema financiero que no dependiera de ningún “tercero de confianza”.
El documento fue la base para la industria de las criptomonedas. Usando un lenguaje idealista y de gran alcance, sus partidarios se comprometieron a hacer negocios de manera transparente e igualitaria, rechazando las prácticas de alto riesgo de un pequeño número de poderosas firmas financieras que causaron la Gran Recesión.
Pero el mes pasado, las acciones de una sola firma de criptomonedas —la bolsa FTX de 32 mil millones de dólares— sumergieron a la industria emergente en su propia versión de una crisis estilo 2008. Una vez considerado un mercado seguro para que las personas intercambiaran monedas virtuales, FTX se declaró en bancarrota después del equivalente de una corrida bancaria, obligando a los ejecutivos, inversionistas y entusiastas de la industria a lidiar con cómo una tecnología destinada a corregir las deficiencias de las finanzas tradicionales terminó replicándolas.
Los ejecutivos que hace apenas un año se deleitaban con el crecimiento aparentemente incesante de las criptomonedas ahora se esfuerzan por demostrar que pueden aprender de los errores y recuperar los ideales iniciales de la industria. Binance, la bolsa más grande del mundo, anunció el mes pasado que daría a conocer más información sobre sus finanzas y contrataría a auditores independientes para revisar esas divulgaciones. Coinbase, la mayor bolsa de criptomonedas en EU, proclamó que estaba comprometido con un “sistema descentralizado en el que no tiene que confiar en nosotros”.
Muchos partidarios están presionando por reformas más drásticas, instando a los inversionistas a no almacenar sus activos digitales con grandes compañías y, en cambio, recurrir a plataformas más experimentales que funcionan únicamente con código.
Pero pese a todas las promesas de cambio, el colapso de FTX muestra lo lejos que está la criptografía de cumplir con sus objetivos originales y obtener una aceptación generalizada.
La caída de la bolsa agravó meses de pérdidas en el mercado de divisas virtuales desencadenadas por una caída devastadora en la primavera que se desarrolló en medio de un retroceso más amplio de los activos de riesgo. La zozobra envió a la bancarrota a algunas firmas de criptomonedas. Bitcoin, la criptomoneda original y más popular, se cotiza a menos de 17 mil dólares, 75 por ciento menos que su máximo de casi 70 mil dólares hace un año.
La industria de las criptomonedas se ha recuperado después de caídas anteriores. Pero el colapso de FTX ha sido ampliamente descrito como el peor momento en la corta historia de la industria.
Al principio, el uso primario de las criptomonedas era delictivo. Los ladrones y traficantes de drogas usaban Bitcoin para transferir dinero fuera de los bancos. Pero la tecnología evolucionó para permitir aplicaciones financieras más sofisticadas, como solicitar y otorgar préstamos.
El comercio de criptomonedas se centralizó cada vez más, y las transacciones se realizaban en unas cuantas bolsas importantes, incluyendo Binance, FTX y Coinbase.
El valor de las criptomonedas se disparó el año pasado y en el 2022, hasta mayo. Entonces, una criptomoneda popular llamada Luna colapsó, lo que provocó que la criptoeconomía entrara en caída libre. Los entusiastas lamentaron el inicio de un “criptoinvierno” de precios deprimidos y entusiasmo decreciente.
En medio de la crisis, FTX fue considerada una fuerza relativamente confiable. Su fundador, Sam Bankman-Fried, de 30 años, rescató a empresas en dificultades y se ganó la reputación de ser una figura benévola.
Luego, el mes pasado, una corrida a los depósitos expuso un agujero de 8 mil millones de dólares en las cuentas de FTX. La empresa se declaró en quiebra.
Otras empresas vinculadas a FTX comenzaron a tambalearse. El 28 de noviembre, el criptoprestamista BlockFi, una de las empresas que FTX había rescatado en primavera, se declaró en quiebra.
Desde el colapso de FTX, algunos entusiastas acudieron en masa a empresas más pequeñas en el campo de las finanzas descentralizadas, que permite realizar transacciones en un sistema visible públicamente y regido por código. Pero las finanzas descentralizadas han demostrado ser vulnerables a los hackers, que han drenado miles de millones de dólares de proyectos.
En entrevistas con The New York Times, Bankman-Fried a veces parecía angustiado por la quiebra de FTX, y a veces frívolo. “¿Sabes?”, dijo en una, “el criptoinvierno oficialmente se ha extendido”. ¿No se estaba quedando corto? “Sí”, respondió. “Tristemente”.
Por: DAVID YAFFE-BELLANY
BBC-NEWS-SRC: http://www.nytsyn.com/subscribed/stories/6491460, IMPORTING DATE: 2022-12-13 06:00:08