En honor al 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso este año, docenas de instituciones culturales están organizando eventos en los Estados Unidos y Europa. Uno de los mejores lugares para descubrir al Picasso pre celebridad es su ciudad natal, Málaga, la ciudad portuaria andaluza en la costa mediterránea sur de España. Aquí es donde nació y, mucho antes de que se convirtiera en un nombre familiar, donde su extraordinario talento se volvió evidente para su padre, José Ruiz Blasco, pintor y profesor de arte.
Aunque la familia se mudó a A Coruña, en el norte de España, cuando Pablo tenía 9 años, y estudiaría y viviría en Madrid y Barcelona antes de establecerse en París en 1904, Picasso siempre se consideró malagueño. “Adoraba España y siempre honró sus raíces andaluzas”, dijo su nieto, Bernard Picasso. “Se puede ver en los colores que usó, la imaginería taurina, el Mediterráneo”.
Picasso visitó España por última vez a mediados de la década de 1930, poco antes de la Guerra Civil Española, que terminó en 1939 con el General Francisco Franco estableciendo una dictadura militar que duró casi 40 años, que Picasso no vería terminar en vida. El artista nunca volvió a su patria.
Si apareciera hoy en Málaga, Picasso quizás se sorprendería de encontrar un museo que lleva su nombre —el Museo Picasso Málaga abrió sus puertas en el 2003 y ahora atrae a casi 700 mil visitantes al año. Por otra parte, dada su reputación de tener un ego descomunal, tal vez el museo no le sorprendería en lo absoluto, aunque probablemente le encantaría encontrar la casa de su infancia, la iglesia donde fue bautizado, así como la academia de arte donde su padre enseñó —sin mencionar la plaza de toros, la catedral y otros lugares emblemáticos de la ciudad— tal como los dejó.
Cientos de escalones se elevan del teatro romano del siglo 1 a.C. de Málaga hasta la Alcazaba, la fortaleza morisca en lo alto de una colina construida en el siglo 11 que domina la ciudad y el puerto desde el monte Gibralfaro. Además de las vistas panorámicas que ofrece de la ciudad, la fortaleza es emblemática de la superposición de la historia, los símbolos y la mitología del Mediterráneo que Picasso utilizaría en su arte.
“Todos se preguntan cómo pudo salir este genio creativo de la somnolienta Málaga”, dijo Ana González, fundadora de Arteduca Málaga, una compañía de tours. “La realidad es que Picasso nació en el lugar correcto, en el momento correcto y en el contexto correcto. Su padre era artista y profesor de pintura, y muchos de sus amigos eran artistas que supieron alentar y fomentar el talento del joven”.
La familia Ruiz Picasso disfrutó de una relativa comodidad de clase media, como lo demuestra una visita a la Casa Natal, la casa donde nació Pablo. En la planta baja, un espacio de exhibición se enfoca principalmente en sus grabados y dibujos, pero realmente prepara la escena con citas perspicaces de Picasso —“Nunca he hecho dibujos infantiles. Nunca. Incluso cuando era muy pequeño”— y fotos de archivo que abarcan muchos aspectos de la vida de Picasso, desde su infancia en Málaga hasta tomas espontáneas de corridas de toros en el sur de Francia, e imágenes de él en el mar con sus hijos.
Muy cerca se encuentra la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, donde fue bautizado Picasso. Unos cien metros más adelante se encuentra el Museo Picasso Málaga, que ofrece un repaso a su trayectoria. La exhibición especial 'Picasso Escultor: Materia y Cuerpo' sorprendentemente es la primera gran muestra en España que se centra en las esculturas del artista.
Destaca en la selección actual de obras una versión en gobelino de la innovadora pintura de Picasso de 1907 'Les Demoiselles d’Avignon', realizada por Jacqueline Dürrbach en 1958. Sólo se hizo un gobelino de este tipo, y Picasso lo conservó hasta el final de su vida, colgándolo sobre la chimenea de su villa La Californie en el sur de Francia.
ANDREW FERREN
THE NEW YORK TIMES
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