Vattenfall, una compañía de energía propiedad del Gobierno sueco, tiene años de estar realizando trabajo preliminar para lo que sería uno de los complejos eólicos marinos más grandes del mundo, en las aguas del Mar del Norte frente al este de Inglaterra.
Ahora hay dudas sobre si este proyecto se construirá. En julio, Vattenfall dijo que detendría la primera de las tres fases del complejo, la Zona Eólica Marina de Norfolk, que se prevé que brinde energía a unos 4 millones de hogares en Gran Bretaña.
Vattenfall culpó al rápido aumento en los costos de equipo y construcción, de hasta un 40 por ciento en los últimos trimestres. El precio estimado de las tres fases ha incrementado de 10 mil millones de libras esterlinas a 13 mil millones de libras, o unos 16.6 mil millones de dólares.
El repliegue de Vattenfall sumó a la alarma generalizada en la industria eólica marina sobre el rápido aumento en los costos, debido en parte a problemas en la cadena de suministro y al aumento en la demanda.
Orsted, una empresa danesa que es el desarrollador de energía eólica marina más grande del mundo, dijo que un importante proyecto en Gran Bretaña, Hornsea 3, podría estar “en riesgo” sin más apoyo del Gobierno.
Con las tasas de interés disparándose, el financiamiento de los miles de millones de dólares para estos proyectos también se ha vuelto mucho más costoso.
El aumento en los costos para los desarrolladores de energía eólica es un problema para Europa, Estados Unidos y otros lugares. Muchos países cuentan con una enorme y rápida expansión de la energía eólica marina para lograr una parte significativa de sus objetivos de energía renovable. Los problemas de inflación afectan principalmente a los parques eólicos marinos en las últimas etapas de desarrollo, más que a los que ya generan energía.
Los procedimientos para obtener los derechos para construir parques eólicos varían en diferentes países, pero a menudo involucran una subasta de arrendamientos de fondos marinos seguida, a veces años después, por acuerdos que fijan el precio que pagan las compañías eléctricas por la electricidad generada. Los proyectos pueden tomar una década en avanzar de las etapas de planeación a la generación de energía, por lo que los acuerdos sobre temas como el precio de la energía pueden tomar años antes de que las turbinas generen electricidad.
Ese sistema funcionó cuando la inflación era insignificante y la demanda de turbinas y demás equipo era más moderada. Ahora, a medida que un creciente número de desarrolladores busca asegurar todo, desde turbinas eólicas, que cuestan millones de dólares, hasta barcos de construcción especializados y financiamiento bancario, descubren que los precios se han disparado. Morten Dyrholm, vicepresidente senior de Vestas Wind Systems, el fabricante danés de turbinas, estima que los precios de las turbinas eólicas aumentaron 30 por ciento el año pasado.
Los programas de energía renovable como el de Gran Bretaña —diseñado para alentar el respaldo financiero al proporcionar un precio garantizado a los desarrolladores de energía eólica, y reducir gradualmente los precios pagados por los consumidores— atrajeron miles de millones de dólares en inversión cuando la inflación era baja. Ahora, después de la pandemia y la guerra en Ucrania, Gran Bretaña ha sido criticada por políticas que podrían hacer que los proyectos eólicos no sean rentables.
“El aspecto económico es un reto”, dijo Stephanie McClellan de Turn Forward, una organización que aboga por la energía eólica marina en EU.
Por: STANLEY REED
e IVAN PENN
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