SAN FRANCISCO — El artista Richard Mosse estaba agotado en el 2018. Había pasado la mayor parte de la última década fotografiando y filmando en lugares desgarrados por el conflicto.
“Estaba exhausto”, dijo, contando lo que lo llevó a su instalación cinematográfica más reciente, “Espectro Roto” (Broken Spectre), filmada en la selva amazónica del 2018 al 2021.
Reservó un albergue ecológico remoto en el bosque nuboso ecuatoriano y comenzó a fotografiar plantas, líquenes, micelio e insectos. Luego, en el verano del 2019, aparecieron imágenes en los medios noticiosos de incendios que ardían en la cuenca de la Amazonía. Mosse llamó a Trevor Tweeten, un cinematógrafo que ha contribuido a sus proyectos, y se dirigieron allá, dijo Tweeten, “para ver de qué se trataba”.
“Espectro Roto”, una película épica realizada a partir de cuatro proyecciones conjuntas que suman 21 metros de ancho, da testimonio de la calamitosa destrucción de la selva amazónica: la quema deliberada, la agricultura a escala industrial, la extracción de minerales y el desplazamiento de pueblos indígenas. En parte fotoperiodismo, en parte documental sobre la naturaleza, en parte cinéma vérité, en parte western, la película desafía la categorización.
Mosse, de 43 años, había volado a San Francisco para el estreno de la película en Estados Unidos en un nuevo espacio de exhibición, tras su presentación en Londres y en Victoria, Australia, en el 2022. A unos pasos estaba inaugurando una exhibición simultánea: “Occidental”, con obras incluyendo “mapas de drones” elaborados a partir de fotografías aéreas de la Amazonia.
“El 75 por ciento de toda la Amazonia está tan degradado por los procesos de deforestación que ahora estamos muy cerca del punto en que hay una muerte regresiva automática y el bosque no puede generar su propia lluvia”, explicó Mosse. “Entonces deja de ser selva tropical. Una vez que eso sucede, se convierte rápidamente en sabana”.
En junio del 2021, Mosse leyó reportes de una reyerta entre aldeanos indígenas yanomami y garimpeiros, o mineros ilegales de oro. Los mineros trajeron enfermedades, incluyendo la malaria, que estaba enfermando a los niños de los aldeanos. La minería involucra el uso de mercurio, cuyos rastros terminan en el río, entrando al suministro de comida. Mosse leyó de cómo los aldeanos bloquearon un bote cargado con diesel camino al asentamiento garimpeiro. Quemaron el diesel. Los garimpeiros respondieron con tiros y varios aldeanos murieron. Los garimpeiros (o los cárteles que los protegían) más tarde dispararon armas automáticas contra las chozas de los aldeanos. Mosse fue al pueblo.
En la escena más impactante de la película, una mujer llamada Adneia se dirige directamente a la cámara. Al principio, su furia se dirige al Presidente brasileño: “Bolsonaro, parásito. Sigues enviando a los mineros de oro a nuestra tierra. Es nauseabundo. Es repugnante, hombre asqueroso”.
Su diatriba subtitulada continúa durante más de cinco minutos. Al quebrarse su voz, queda claro que las súplicas de Adneia ya no están destinadas a Bolsonaro, sino a los cineastas presentes —y, por extensión, a nosotros, los espectadores. “Dicen que están aquí para apoyarnos”, reprende. “No digan eso nada más”.
Durante mucho tiempo, Mosse dijo que tuvo problemas con el mandato de Adneia. “¡Sólo somos artistas!”, dijo. Ahora describe “Espectro Roto” como su primera película activista. Cuando se proyectó en Londres, John Kerry, el enviado climático del Presidente Joseph R. Biden Jr., vio la película y poco después solicitó un enlace de proyección en línea. Al día siguiente, Kerry se reuniría con el nuevo Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la Ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva.
Mosse dice no tener idea de si “Espectro Roto” fue responsable de alguna manera, pero el Ejército brasileño comenzó a detener la minería poco después.
“¡Eso es lo que Adneia pedía!”, dice Mosse.
Por: Jonathan Griffin
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