El 17 de marzo, el General Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, y el General Valeriy Zaluzhnyi, líder de las Fuerzas Armadas de Ucrania, conversaron vía telefónica sobre la invasión rusa de Ucrania. Vía la línea segura, los dos líderes militares deliberaron sobre los sistemas de defensa aérea y las evaluaciones del campo de batalla en tiempo real y compartieron inteligencia sobre las pérdidas militares de Rusia.
También hablaron de Elon Musk.
El General Zaluzhnyi planteó el tema de Starlink, la tecnología de internet satelital producida por SpaceX, la compañía de cohetes de Musk, dijeron tres personas con conocimiento de la conversación. Las decisiones en el campo de batalla de Ucrania dependían del uso continuo de Starlink para las comunicaciones, dijo el General Zaluzhnyi, y su país quería garantizar el .
El General Zaluzhnyi también preguntó si EE. UU. tenía una evaluación de Musk, que tiene masivos intereses comerciales y afiliaciones políticas poco conocidas —a lo que los funcionarios estadounidenses no respondieron.
Musk, que dirige SpaceX, Tesla y la compañía anteriormente conocida como Twitter, se ha convertido en el jugador más dominante en el espacio, al tiempo que ha acumulado poder vía la internet satelital. Sin embargo, en vista de la poca regulación o supervisión, su estilo errático e impulsado por la personalidad ha preocupado cada vez más a los líderes militares y políticos de todo el mundo, con el multimillonario tecnológico ejerciendo en ocasiones su autoridad de manera impredecible.
Desde el 2019, Musk ha enviado cohetes SpaceX al espacio casi todas las semanas para poner en órbita satélites del tamaño de un sofá. Los satélites se comunican con terminales en la Tierra, por lo que pueden transmitir internet de alta velocidad a casi todos los rincones del planeta. Hoy, más de 4 mil 500 satélites Starlink están en los cielos, representando más del 50 por ciento de todos los satélites activos. Han comenzado a cambiar el aspecto del cielo nocturno, incluso antes de dar cuenta de los planes de Musk de tener hasta 42 mil satélites en órbita en los próximos años.
El poder de la tecnología, que ha ayudado a impulsar el valor de SpaceX a casi 140 mil millones de dólares, comienza a dejarse sentir.
A menudo, Starlink es la única forma de acceder a internet en zonas de guerra, áreas remotas y lugares afectados por desastres naturales. Se utiliza en Ucrania para coordinar ataques con drones y recopilar inteligencia.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos es un gran cliente de Starlink, mientras que otros ejércitos, como el de Japón, están probando la tecnología.
Pero el control casi total del internet satelital por parte de Musk ha hecho sonar las alarmas. Musk, de 52 años, tiene una personalidad temperamental y no están claras sus lealtades. Si bien es aclamado como un genio innovador, él por sí solo puede decidir impedir el al internet de Starlink a un cliente o país. Estas preocupaciones han aumentado porque ninguna empresa o gobierno se ha acercado a lo que él ha construido.
En Ucrania, algunos temores se han vuelto realidad. Musk ha restringido el a Starlink varias veces durante la guerra, dijeron personas familiarizadas con la situación. El año pasado, presentó públicamente un “plan de paz” para la guerra que parecía alineado con los intereses rusos.
Preocupados por depender demasiado de la tecnología de Musk, los funcionarios ucranianos han hablado con otros proveedores de internet satelital, aunque dijeron que ninguno rivaliza el alcance de Starlink. “Starlink de hecho es la sangre de toda nuestra infraestructura de comunicación ahora”, dijo Mykhailo Fedorov, Ministro Digital de Ucrania.
Al menos nueve países —incluyendo en Europa y Medio Oriente— también han tocado el tema de Starlink con funcionarios estadounidenses en los últimos 18 meses, con algunos cuestionando el poder de Musk sobre la tecnología, dijeron dos funcionarios de inteligencia estadounidenses informados sobre las discusiones.
El Gobierno de EE. UU. es uno de los principales clientes de SpaceX, empleando sus cohetes para misiones de la NASA y lanzando satélites de vigilancia militar. Los funcionarios del Departamento de Defensa han intentado mediar en asuntos relacionados con Starlink, particularmente Ucrania, dijo una persona familiarizada con las discusiones.
El Departamento de Defensa confirmó tener contratos con Starlink, pero se negó a dar más detalles, citando “la naturaleza crítica de estos sistemas”.
Otros gobiernos muestran desconfianza. Taiwán, que tiene una infraestructura de internet que podría ser vulnerable en caso de una invasión china, es reacio a usar el servicio en parte debido a los vínculos empresariales de Musk con China, dijeron funcionarios taiwaneses y estadounidenses.
China tiene sus propias preocupaciones. Musk dijo el año pasado que Beijing buscó garantías de que no activaría Starlink dentro del país, donde la internet es controlada y censurada por el Estado. En el 2020, China se registró ante un organismo internacional para lanzar 13 mil satélites de internet propios.
La Unión Europea, impulsada en parte por dudas sobre Starlink y Musk, también destinó 2.4 mil millones de euros, o 2.6 mil millones de dólares, el año pasado para construir una constelación de satélites para uso civil y militar.
“Esta no es solo una empresa, sino una persona”, dijo Dmitri Alperovitch, un experto en seguridad cibernética que cofundó el grupo de expertos Silverado Policy Accelerator y ha asesorado a gobiernos sobre Internet satelital. “Estás completamente a merced de sus caprichos”.
Sir Martin Sweeting, un ingeniero británico que fundó la empresa de diseño y fabricación de satélites Surrey Satellite Technology, fue animado por un socio comercial en el 2001 a reunirse con un “tipo que quiere poner un invernadero en Marte”. Resultó ser Musk.
Se conocieron poco después en una conferencia espacial en Colorado, donde Musk criticó a la NASA y habló sobre la construcción de una flota espacial privada.
Musk también estaba interesado en un campo emergente de investigación en el que se colocan pequeños satélites en el cielo a varios cientos de kilómetros sobre el nivel del mar, un área conocida como “órbita terrestre baja”, dijo Sweeting. Su trabajo conjunto fue un ejemplo temprano del enfoque de Musk en una tecnología que ayudaría a sustentar Starlink. Los satélites más pequeños pueden orbitar a una altitud más baja, lo que les permite conectarse con terminales en la Tierra para transmitir internet de alta velocidad a lugares remotos. Se necesita una gran cantidad de pequeños satélites para que esto funcione.
Musk puso en órbita sus primeros satélites Starlink en el 2019. En ese entonces, la Internet satelital era considerada una tontería. En las décadas de 1990 y 2000, otras compañías buscaron satélites de comunicación de órbita baja con poco éxito debido al costo y las dificultades técnicas de llevarlos al espacio.
Pero Musk tenía una ventaja: los cohetes de SpaceX regresan a Tierra después de un viaje al espacio y son parcialmente reutilizables. Esto le dio efectivamente el control de un tren expreso para llevar constantemente satélites al espacio, a veces docenas a la vez.
Ahora, casi todas las semanas, un cohete SpaceX cargado de satélites Starlink despega de un sitio en California o Florida. Cada satélite está diseñado para funcionar durante unos tres años y medio.
El servicio de Starlink, que debutó oficialmente en el 2021 en algunos países, ahora está disponible en más de 50 países y territorios, incluyendo Estados Unidos, Japón, gran parte de Europa y partes de Latinoamérica y África. Ejércitos, empresas de telecomunicaciones, aerolíneas, líneas de cruceros y transportistas marítimos han acudido en masa a Starlink, que ha dicho tener más de 1.5 millones de suscriptores.
Los rivales han batallado. Amazon, fundada por Jeff Bezos, propietario de la compañía de cohetes Blue Origin, planea un competidor para Starlink, el Proyecto Kuiper, pero aún tiene que poner un satélite en el espacio.
Ningún evento ha demostrado el poder de Starlink —y la influencia de Musk— más que la guerra en Ucrania.
El ejército, los hospitales, las empresas y las organizaciones de ayuda utilizan más de 42 mil terminales Starlink en Ucrania. Durante los bombardeos rusos del año pasado que provocaron apagones generalizados, las agencias públicas de Ucrania recurrieron a Starlink para permanecer en línea. “Sin Starlink, no podemos volar, no podemos comunicarnos”, dijo un subcomandante ucraniano.
Starlink ingresó a Ucrania en febrero del 2022, cuando Rusia invadió y un ciberataque —luego atribuido a Rusia— apagó un sistema satelital istrado por la compañía de comunicaciones de alta velocidad Viasat que estaba siendo utilizado por el Ejército ucraniano. Con las tropas y los comandantes desconectados, Fedorov, el Ministro Digital, envió una solicitud de ayuda a Musk.
En cuestión de horas, Musk ó a Fedorov para decirle que Starlink había sido activado en Ucrania. Días después llegaron terminales de Starlink.
Pero han aumentado las preocupaciones entre los funcionarios occidentales sobre el control de Musk sobre la tecnología.
En septiembre, en un evento sobre asuntos mundiales y empresariales en Aspen, Colorado, Musk propuso un plan de paz para Ucrania que incluía la anexión de tierras ucranianas por parte de Rusia. La propuesta indignó a muchos asistentes.
Musk también tenía límites. Rechazó la solicitud de Ucrania el año pasado de proporcionar a Starlink cerca de Crimea, la península controlada por Rusia, para que pudiera enviar un dron marítimo lleno de explosivos a los barcos rusos atracados en el Mar Negro, dijeron dos personas familiarizadas con las discusiones. Musk dijo más tarde que Starlink no podía usarse para ataques de drones de largo alcance.
Fedorov dijo que cualquier duda sobre el compromiso de Musk era injusta. Cuando Ucrania enfrentó importantes cortes de energía en noviembre, Musk ayudó a acelerar la entrega de unas 10 mil terminales Starlink, dijo.
“SpaceX y Elon Musk han demostrado con hechos de qué lado están realmente”, dijo Fedorov.
Es poco probable que el dominio de Musk en el espacio sea igualado a corto plazo. En mayo, Amazon se preparó para poner en órbita sus dos primeros satélites, pero el lanzamiento se suspendió después de que se descubrió un problema en las pruebas de cohetes.
Desde entonces, Musk ha enviado al menos 595 satélites Starlink más al espacio.
Por: Este artículo fue escrito Adam Satariano,
Scott Reinhard, Cade Metz, Sheera Frenkel y
Malika Khurana
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